martes, julio 12, 2011

Creel se sale del huacal

Martha Anaya / Crónica de Política

Hay que “adelantar los tiempos”, sostuvo una vez más el senador Santiago Creel.

Pero esta vez, no se sentó a esperar la respuesta de sus compañeros y dirigentes. Saliéndose del huacal, anunció que hoy mismo solicitaría licencia en el Senado de la República y comenzaría de inmediato a recorrer el país entero para buscar el voto blanquiazul.

Acompañado por simpatizantes del movimiento México Adelante con Santiago –entre los que se encontraban el diputado Manuel Clouthier y el ex gobernador de Querétaro, Ignacio Loyola–, el ex secretario de Gobernación, hacía hincapié en la urgencia de los tiempos:

“Si los otros se quieren esperar –alegaría—que ellos se esperen”, pero luego no lamentemos que “empezamos retrasados”. Y retaría sin más: “¡Yo ya empecé!”

En este segundo periplo por alcanzar la candidatura presidencial por Acción Nacional (en 2006 la perdió frente a Felipe Calderón), Creel señaló que lucharía “sin fueros y sin cargos”, dedicándose en “cuerpo y alma” a lograr su objetivo.

Pero tampoco quiere cabalgar en desventaja. Convocó a los otros aspirantes blanquiazules a hacer lo mismo: dejar sus cargos “ahora” y buscar los votos azules como él, a pié, sin privilegios. Convocándolos prácticamente a un combate cuerpo a cuerpo.

Desde su perspectiva, el PAN debe “consolidar un liderazgo” antes de que termine el año. No se pueden tener siete, ni cuatro precandidatos, indicó. ¡Son muchos!

El PRI, citó como ejemplo, tiene ya prácticamente a su candidato. El PRD, PT, Convergencia, también. Ya son interlocutores a los que se invita a conferencias y a dialogar. Nosotros necesitamos uno solo también. Ya.

Creel relanzaba su precampaña, o campaña, o como se le llame a este tipo de actos no previsto en la ley electoral. Ofrecería una conferencia de prensa posterior y sumaría una ronda de entrevistas en distintos medios.

Pero en el auditorio del Polyforum Siqueiros –acompañado por sus hijas María, Constanza y Paulina–, Santiago Creel centró la primera parte de su exposición en el rechazo al pasado tricolor:

“Es momento de ir con México adelante, para que el PRI no regrese a la Presidencia de la República y para acabar de romper las cadenas del viejo sistema, que siguen aprisionando el desarrollo del país”.

Con México adelante –subrayó–, para que esos viejos intereses se reordenen o, de plano, desaparezcan, para que de una buena vez, los poderes fácticos se sometan al imperio de la ley…, para gobernar sin un sistema clientelar y corporativo.

Luego llamó a la unidad dentro de las filas del PAN: poner fin a la cultura de: “si no estuviste conmigo, estás contra mí”, “si no me apoyaste, hoy te bloqueo”, “si competiste conmigo, ahora eres mi enemigo y te excluyo” y a la cultura en la que imperan las facturas políticas y el resentimiento personal.

Puso límites a las alianzas: “No podemos salir a competir con una identidad deslavada. No nos asociemos con personas o causas, que antes no les dábamos tregua por su comportamiento antidemocrático y corrupto”.

Y pasó a la autocrítica:

“Es momento de reconocer, qué es lo que nos ha desdibujado:

-Todos sabemos que no es bien común, que la economía crezca poco por tener mercados cerrados, mercados dominados por monopolios que impiden nuevas inversiones que generen empleos, monopolios que concentran groseramente el ingreso y fomentan la desigualdad social.

-Tampoco es bien común, el régimen injusto que tenemos para el pago de nuestros impuestos quienes tienen más, muchas veces no pagan más y además conservan sus privilegios y, lo que es peor, se mantiene una economía informal que permite a los criminales moverse a sus anchas.

-No es bien común, que grupos de interés ejerzan un poder absurdo que, por momentos, marca los ritmos del Congreso.

-No es bien común tener un sistema de seguridad social centrado en quienes tienen empleo y no en los más pobres de los pobres.

-No es bien común, que los programas del campo se pierdan en las redes clientelares donde sólo se cosecha la pobreza.

-No es bien común, consentir que gobiernos estatales sigan funcionando en la corrupción que acaben siendo un negocio familiar y que, además, se hereden.

-Tampoco es bien común, dejar la educación en manos de una dirigencia sindical antidemocrática y corrupta. Acabemos con el absurdo. Separemos la política electoral de la vida sindical y del sistema educativo. No volvamos a contradecirnos, confundiendo las cosas.

Y aquí, que nadie se engañe –concluyó–, “asumo plenamente la responsabilidad que me toca en lo que se ha hecho, pero no por eso me voy a quedar callado. Hoy es momento de reconocer y rectificar. Y eso es, precisamente, lo que hoy hago”.

Este fue el Creel que ayer anunció su decisión y quemó sus naves.

¿Ingenuo? Quizás.

En la liturgia priista sabido era que rumbo a “la Grande” sólo se jugaba una vez. Si ésta se perdía en el camino, no habría otra oportunidad. Y si ésta, por alguna razón extraña llegaba, igualmente caería derrotado el susodicho al final (el caso de Manuel Bartlett). Tal era el designio.

En la izquierda no ha ocurrido así. Cuauhtémoc Cárdenas llegó a ser dos veces candidato presidencial. También Rosario Ibarra. Pero ninguno logró la silla del águila y en su segundo intento disminuyeron sus votaciones.

Creel lo intentará en el PAN. Se ve difícil. Pero por lo pronto, ya se salió del huacal.

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