jueves, julio 14, 2011

Creel, ¿otro hijo desobediente?

José Cárdenas

La decisión de Santiago Creel, de lanzarse de una vez, no sólo marca el banderazo de salida de su campaña. Le pone las peras a peso a sus colegas de partido. Los hace demasiado visibles, grillando desde sus poltronas burocráticas, cobrando como titulares en las secretarías de Estado. Hablo de Javier Lozano, Ernesto Cordero, Alonso Lujambio y/o Heriberto Félix.

El senador “Cree-él”, como lo apoda el travieso Porfirio Muñoz Ledo, los convoca a lidiar con valor, a competir sin cargo ni fuero, sin quincena ni bono, a subir al trapecio sin red de protección, no al menos la del puestote que tienen ahora. Les pide salir de dos mundos y aterrizar en uno, el de sus ambiciones políticas, para rifársela como valientes y no andarle haciendo al ensarapado.

“Convoco a todos los aspirantes a que renuncien y pidan su licencia. Los convoco a que lo hagan ahora mismo.”

Falta que le hagan caso.

Hoy se atenderá la solicitud de licencia del senador Creel en la sesión de la Comisión Permanente.

En una de esas hasta lo vitorean.

¿Santiago es la reedición de El Hijo Desobediente? En 2005 un panista michoacano se fue por la libre, se le salió del redil a Vicente Fox y derrotó al delfín, que era precisamente Santiago Creel, entonces secretario de Gobernación. Calderón, el panista desobediente, ganó en 2006. Hoy despacha en Los Pinos.

En el war room del político Totalmente Palacio están de plácemes. Le aplauden sus apoyadores: los senadores Federico Döring, Humberto Aguilar Coronado, Marko Cortés y, sobre todo, Jaime del Conde Ugarte, quien heredará el escaño que deja vacante Santiago Creel. También van con él Ignacio Loyola Vera, ex gobernador de Querétaro, y los diputados Manuel Clouthier, Gabriela Cuevas y Agustín Castilla.

La decisión de Santiago ventanea y despeina a la diputada Josefina Vázquez Mota, primer lugar en las encuestas entre los aspirantes presidenciales del PAN. Viajera incansable, tendrá que cuidar más el uso de las facilidades a las que ha tenido acceso como legisladora. Renunciar a ellas o asumir los costos.

Creel ha cometido errores y ha pagado caro por ello. Decisiones pragmáticas, como la asignación de concesiones para juegos de azar, intervenciones fallidas para empujar designaciones en organismos autónomos, como la CNDH, y hasta revelaciones públicas de su vida privada, que le han traído descalabros políticos.

Parece que los años lo han templado. ¿Mejor imposible, ahora sí, senador Gustavo Madero?

Creel reestrena un discurso basado en principios e invocaciones para recuperar, dice, “una democracia con reglas claras, con igualdad de oportunidades, donde mande la mayoría, donde se respete a la minoría, donde las dirigencias obedezcan a la militancia, donde el voto de los panistas tenga el mismo valor. Un panista, un voto”.

O cuando propone “acabemos con el absurdo, separemos la política electoral de la vida sindical y del sistema educativo”.

MONJE LOCO. ¿Qué necesita Santiago Creel, le pregunto a algunos de mis colegas en los medios? En corto y sin faltarle al respeto, dos de ellos coinciden: 1) Un buen oftalmólogo que le cure la conjuntivitis y el semblante desvelado. 2) Una visita al mercado de Sonora para una limpia con gallina cambuja. Ya se sabe, ya se supo.

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