viernes, junio 17, 2011

Quiéranme: el mandamás

Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder

Entusiasma que Ernesto Cordero se mueva con desparpajo en el ámbito preelectoral, posea la certeza absoluta de que ganará la candidatura y las elecciones presidenciales. Es una muestra palpable del cambio de los tiempos, de la llegada de esa democracia únicamente concebida por el presidente de todos los mexicanos, Felipe Calderón Hinojosa, pero puesta en práctica, instrumentada por los estrategas electorales de Acción Nacional.

En esa actitud hay transparencia y libertad. ¡Vamos!, que los precandidatos del partido en el gobierno puedan moverse por el país como Pedro por su casa, sólo es símbolo de que la sociedad, ávida de respirar esa ideología, de mostrar su agradecimiento por tanta seguridad pública, por tanto empleo creado, por el crecimiento del poder adquisitivo del salario, por su incremento sustancial, porque el outsourcing es el sendero del crecimiento económico y de la nueva realidad laboral, porque sostenerlos en el poder significará negárselo al PRI, anatema bíblico de la democracia, y además rechazar a Andrés Manuel López Obrador, peligro para México; sí, esos mexicanos necesitan abrevar de la sabiduría y discurso de los precandidatos, porque únicamente éstos serán capaces de evitar que haya violencia, que se amenace a esta aterida nación con inundarla con 40 mil cadáveres, poblarla de fosas clandestinas, acosarla con degüellos, ejecuciones multitudinarias, secuestros, desaparecidos, y toda manifestación de trata que involucre a los indocumentados, que algo tienen que dejar a su paso por el territorio nacional.

Precisamente eso es lo que jamás, nunca ocurrirá si los mexicanos, agradecidos, se vuelcan a las urnas y manifiestan apoyo, conformidad -como si fuese un referéndum para reiterar la confianza en el presente gobierno-, en llevar a Los Pinos, al Olimpo del poder presidencial, al actual secretario de Hacienda y Crédito público, quien, con humildad, solicita a los guanajuatenses todos, que lo quieran, que lo apoyen, porque él será, sí, únicamente él, el próximo presidente de la República. ¡En hora buena mexicanos! Deben congratularse por tan grata oportunidad de ser guiados por el mejor de sus compatriotas.

Efectivamente, sólo él, como Ernesto Zedillo, sabe cómo hacerlo; por esa su capacidad e inteligencia, conjurará todos los riesgos y reconducirá a su nación por el sendero del nuevo milagro mexicano, del innovador desarrollo estabilizador, para recuperar los índices de crecimiento que el nefando priismo fue capaz de lograr, casi como por ensalmo.

Si no lo creen, registren cómo el secretario de Hacienda pidió a 700 panistas de Guanajuato que “lo quieran”, que “lo impulsen” como el candidato para ganar en 2012. No tuvo empacho en decirles: “Yo no tengo duda de que voy a ser Presidente de México, pero necesito que me acompañen, necesito que me apoyen, necesito que me quieran, necesito que me impulsen, necesito que me vean como candidato del Partido Acción Nacional para ganar la Presidencia en el año 2012″.

Es verídico, no le den vueltas, no se hagan bolas, es la única opción, porque como lo solicitó a sus correligionarios: “Si vamos juntos y vamos en unidad como siempre ha ido el PAN en las cosas importantes, no tengan dudas que vamos a salir a reconquistar y a ganar el corazón de las familias en México, vamos a generar ilusiones en todos los mexicanos que nos ven como una alternativa de gobierno viable, real, efectiva y con resultados”.

Aunque es posible que a Ernesto Cordero, un hombre de sagacidad política y conocimiento de los seres humanos sin igual, no se le haya ocurrido pensar que puede sucederle lo que a Gilberto Flores Muñoz, y que cuando el verdadero candidato se convierta en el nuevo sol del PAN, su amigo, el presidente Calderón, sólo le diga: “Ni modo, Ernesto, perdimos”.

Pero no lo creo. Está tan seguro Cordero, que en ese evento, con su voz y en su fuero interno, citó a Manuel Gómez Morín, fundador del PAN: “Si el Partido Acción Nacional está en unidad no habrá PRI ni fuerza material alguna que pueda detener a esta gran comunidad de almas”.

Es cierto, en este horrible mundo terrenal, ha llegado el momento de pensar y decidir en beneficio de la comunidad de almas, para olvidarse de lo material, de lo feo que es aspirar a vivir mejor, satisfacer la curiosidad por vivir en libertad, olvidarse de tanta muerte, tanta impostura, porque un gobierno del PAN es como recuperar el Paraíso perdido, y Gustavo Madero, como Milton, así lo narrará.

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