lunes, junio 27, 2011

El debate entre Calderón y Sicilia

Edmar Ariel Lezama

Hay veces que la manera de ver las cosas, viene muy ligada a la vida que como sociedad llevamos; la mexicana casi nunca ha gozado de participación e inclusión en asuntos de la vida política de alto impacto.

Previo a la Conquista, los que ejercían control eran un cerrado grupo; durante la Colonia, el Virrey era el encargado de hacer las labores de guía. Después de la Revolución Mexicana, es la época donde se terminó de forjar el carácter del mexicano, como un ser desamparado y altamente ligado a esos subsidios estatales que intentaban justificar los actos de los ganadores de la gesta iniciada en 1910.

En el Castillo de Chapultepec, se exigió al gobierno Federal pedir perdón por las víctimas de la lucha contra el narcotráfico y dar explicaciones sobre esas personas que no están siendo ayudadas por el Estado para cambiar su vida. El enfoque que muchas personas dan para solucionar las cosas, es la de un Estado casi totalitario, donde se encargue del destino de todos y cada uno de los habitantes del país.

Cualquier Estado moderno está obligado a proporcionar un buen sistema educativo, y procurar que la universalidad de ese servicio, se cumpla de manera real, y no en mero papeleo. Esa medida es más efectiva que hacerse cargo de los problemas de manera individual.

El hecho de que una persona decida delinquir, no tiene una única explicación, pues ninguna sociedad está exenta de ese mal. Algunos atribuyen el origen del problema a factores de un desorden mental, rompimiento familiar, carencia de valores y falta de oportunidades. De haberse propuesto como medida de solución a la mejora en la calidad de la educación, se podrían comenzar a ver resultados en un futuro.

El problema del debate entre Calderón y Sicilia radica en el hecho de creer que el camino de uno y de otro, nos llevará a una solución pronta.

Felipe Calderón al hablar sobre el caso de Jorge Hank, dejó ver que él mismo sabe de la corrupción que existe en todo el sistema político mexicano; yo debo de trabajar con lo que tengo, si debo defender con piedras, eso debo hacer, fue una de las frases del presidente de México al referirse a la tardanza en modificar el andamiaje político del país, pues, según sus propias palabras, Calderón tenía como prioridad comenzar la lucha contra el crimen por lo urgente del problema. Tiene razón en esa última parte, pero, muestra un lado torpe al no intentar desde el primer año una reforma de todo el sistema que caminara junto a la decisión de sacar al ejército a las calles, que dicha reforma rompa con el poder de los caciques estatales (muchos de ellos cobijan a narcotraficantes), sea incluyente con todo el país al momento de tomar decisiones de importancia, termine con líderes sindicales corruptos como la señora Elba Esther Gordillo.

Calderón no da inicio a ninguno de esos cambios, y a pesar de saber que todas las instituciones del país están corrompidas, sigue tomándose fotos con los líderes sindicales que lo pueden ayudar a juntar votos, como la señora Gordillo el día del maestro.
El único punto en el que Calderón puede decir que tiene razón, es en el hecho de no pactar con la mafia mexicana, pues nada nos garantiza que un trato entre gobierno Federal y narcotraficantes sea el fin de la violencia o muerte, pues hasta el momento no se ha considerado el problema de salud pública por consumo de drogas.

La sociedad mexicana después de la Revolución, creció con la imagen e idea de que pactar con el crimen es mejor que padecerlo; eso nos quisieron hacer creer las autoridades, y parece que lo han logrado, pues el punto máximo se alcanzó cuando como jefe de la policía se nombró al "Negro" Durazo. Dicho personaje controlaba robos, secuestros, asesinatos de periodistas y tráfico de drogas. En esa época se pactó con la mafia y los resultados hasta hoy día los seguimos padeciendo, ya que cualquier definición de Estado fallido, habla sobre la pérdida de control o soberanía del Estado sobre ciertas zonas, aún cuando la mayoría esté conforme o sin expresar ninguna opinión.

Hoy día existen varias zonas francas en México, y Javier Sicilia cree que con retirar al ejército, el problema quedará resuelto.

Javier no puede suponer que las policías estatales son honestas, que los presidentes municipales lo son, que los gobernadores de igual forma; Javier preguntaba al presidente de México sobre el caso Hank, y esa misma pregunta, se convierte en respuesta. Sicilia sabe del historial de Hank, y también debe saber que en todo el país hay personajes como él, como el Hank ex alcalde de Tijuana y que a pesar de todo, buscará competir por la gubernatura de su norteño estado. Personajes que incitan a perder soberanía nacional a favor del crimen, los hay como Hank en todo México. Sicilia no puede suponer que la retirada del éjercito y pactar con la mafia terminará con el problema; no tenemos garantizado que si México pacta con la mafia, se conforme con manejar de manera libre el negocio, no sabemos si al pactar, las exigencias sean las de colocar gobernadores o secretarios de Estado.

Para finalizar, un punto que Sicilia no anotó en su agenda, fue la de exigir en cadena nacional y con un alto respaldo social, la retirada de todos los jefes de los cárteles activos en México, pues a final de cuentas, ellos son producto de años de pactar y el motivo principal de esta guerra.

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