martes, junio 07, 2011

Acusa Caravana por la Paz que policías allanaron inmueble de ONG

Alonso Urrutia / Enviado

El allanamiento de las instalaciones del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte por la Policía Federal, el domingo por la noche en Ciudad Juárez, provocó indignación y enojo entre los miembros de la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad, quienes en un pronunciamiento leído por el poeta Javier Sicilia, en la plaza central de esta urbe, culparon de los hechos al presidente Felipe Calderón.

¿Qué busca Felipe Calderón en el Centro de Derechos Humanos Paso del Norte? ¿El expediente de dolor e injusticia? ¿Las pruebas irrefutables de su incapacidad para garantizar paz y legalidad? ¿Qué guerra pretende ganar instruyendo a su gente a comportarse como delincuentes?, expresó Sicilia, quien comentó que dicho centro, dirigido por el sacerdote Óscar Enríquez, es el organismo de la sociedad civil que participa en la recepción de la caravana en Ciudad Juárez.

Esta vez la mención del Presidente no causó mentadas de madre. Sólo silencio y el aval colectivo al pronunciamiento leído por Sicilia. Parte del mensaje fue: Si con esta agresión se pretende que perdamos los estribos y respondamos con violencia, manifestamos desde esta tierra, que vio nacer al poeta Ramón López Velarde, que no vamos a cooperar con la espiral de violencia, que no cuenten con nosotros, que sus juegos de guerra nos lastiman y nos indignan, y que vamos a desobedecer todo mandato de guerra e inhumanidad.

Conforme la caravana incursiona en el norte del país, la vigilancia policiaca se incrementa. No sólo con la Policía Federal, sino con las corporaciones de Zacatecas y Durango, que se coordinan para su protección. Extraña paradoja, pues mientras en el discurso de la caravana se condena la corrupción institucional, se cuestiona el desempeño de las policías y se denuncia la colusión de las corporaciones en la comisión de delitos, numerosos elementos se suman a la movilización.

Hacia las 15 horas, con cerca de un millar de personas congregadas a las puertas del palacio de gobierno, Sicilia leyó el documento. Su tono era más mesurado, toda vez que en la mañana, en una parada de la caravana para clausurar de manera simbólica la Minera San Javier, apenas conocido el allanamiento, el poeta denunció los hechos visiblemente enojado e hizo peticiones a Calderón.

Exijo al Presidente que se investigue, que se garantice la seguridad de los ciudadanos de Juárez y de la caravana entera. ¿De qué se trata? ¿De responder a las demandas éticas de la sociedad con violencia? Queremos que se investigue y una respuesta frente a este atropello. No podemos soportar esto.

Durante la concentración frente a la minera, Sicilia rompió el tono de sus discursos y con elocuencia reclamó al gobierno calderonista: ¿Qué mensaje nos están dando? ¿Van a pelear contra nosotros? ¿Nos van a acabar de matar? ¿Nos van a acabar de humillar?

Posteriomente, en el pronunciamiento en Zacatecas, advirtió que si el objetivo es amedrentarnos, se equivocan. Si hemos salido a recorrer el país y mostramos públicamente nuestro dolor e indignación, es justamente porque superamos el miedo y la impotencia, y ni el crimen ni la represión nos harán retroceder

Pietro Ameglio, uno de los organizadores de la caravana y hombre cercano a Sicilia, calificó el allanamiento de provocación contra el movimiento. Deploró que la imaginación del gobierno sea utilizada sólo contra las organizaciones, y sostuvo que ésta es una respuesta al respaldo que empieza a generar la caravana. Sólo muestra la debilidad gubernamental frente a quienes cuestionan sus estrategias.

Aseguró que alrededor de las 20 horas fue rodeada la sede del centro de derechos humanos –donde se firmará el pacto ciudadano–, cuando ya se encontraba vacía. Rompieron candados y vidrios para entrar y robar documentos y computadoras en una operación que parece tener un mensaje claro, porque no esperaron a la madrugada ni lo disfrazaron, sino lo hicieron para que se les viera. Las patrullas de la Policía Federal implicadas son: 12427, 13972, 13 943, 13748, 10573.

Con casi tres horas de retraso y un notable despliegue de seguridad, la caravana arribó cerca de las 22 horas a la capital de Durango. Pese a la tardanza, gran cantidad de personas esperaron la llegada del poeta para darle una cálida recepción. El estado no puede quedar en silencio, comentó el primer orador.

Una mujer confió: Queríamos estar, porque a estas horas no salimos. Coexistencia de sentimientos, desde el que dice estar ya muy encabronado por tanto muerto, hasta quien expresa su regocijo por la llegada de una caravana que, dice, le da esperanza y las consignas que comienzan a generalizarse contra Calderón, cuya política, dicen, ya no se soporta.

Aquí tenemos una exposición de zapatos, dice una mujer al micrófono, que son de nuestros muertos. La expresión del hartazgo duranguense tiene muchas formas: desde las tradicionales mantas hasta una madre que pinta a su hijo un balazo.

Al cierre de la edición comenzaba una larga cadena de testimonios sobre los efectos de la guerra de Calderón.

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