miércoles, marzo 16, 2011

En Libia: Kadafi bombardea el aeropuerto de Bengazi y lanza la ofensiva final

El ataque sobre la “capital” rebelde se produjo por la noche, por tierra y aire.

MARCELO CANTEMI / Cortesía El Clarín


Los disparos duraron casi toda la noche y a las cuatro de la mañana aún se oían las detonaciones desde las baterías antiaéreas más lejanas en Bengazi. La combinación de fusiles y esas armas más potentes generó la extendida impresión de que la capital de la rebelión estaba siendo atacada y que había comenzado la etapa más grave y quizá la última de esta guerra en Libia.

Pero se trató sólo en parte de una agónica demostración de poder. Y es que algo hubo trayendo totalmente la guerra hacia aquí. En la noche se vio un avión de la fuerza aérea libia que sobrevoló la ciudad y parte de los disparos fueron lanzados a esa nave, demasiado lejos para inhibirla.

Y ayer durante todo el día esos cazas siguieron girando en el cielo de la ciudad (la primera vez que los vemos), en medio de rumores, luego confirmados, de que ya había sido bombardeado el aeropuerto de esta “capital” rebelde.

La situación volvía cada vez más peligroso el centro de prensa instalados en los edificios públicos, junto a la Plaza de la Liberación, donde trabaja este enviado y el resto de los colegas. Esa estructura edilicia en la que se asienta además el gobierno revolucionario, está justo frente al mar Mediterráneo y es un blanco muy sencillo, tanto para los aviones como para la armada del régimen.

Eso promovió una salida casi en masa de gran cantidad de periodistas hacia Tobruk o la frontera con Egipto, donde además hay fluido contacto con la red de Internet. También el aluvión se alimentó de otro rumor fuerte sobre un inminente cierre del límite fronterizo con Egipto, que nos impediría salir del país.

En la noche de este martes, justamente en las paredes de esos edificios, se proyectó la imagen enmarcada por la rechifla de la multitud, del dictador Muammar Kadafi mientras hablaba en Trípoli insultando a los revolucionarios y anunciándoles su final. En ese discurso, en el que trató de “ratas traidoras” y perros –un animal despreciado en esta parte del mundo– a los rebeldes, buscó mostrar que tenía ya asegurada la iniciativa y que este conflicto reserva muy poco tiempo ya por delante a la insurgencia y a los revolucionarios.

Después de esa escena, en la cual los rebeldes tiraban piedras y basura sobre la imagen proyectada, se realizó una inmensa marcha por Bengazi en la que participaron las camionetas artilladas que fueron las que dispararon durante la noche al aire, junto con las Kalashnikov de los milicianos. En los balcones de las calles, este enviado pudo ver a la gente que encendía fuegos y aplaudía a la multitud.

Todo tipo de escenas como sucede en estas movilizaciones masivas en contra del régimen. Gente con la bandera pintada en la cara al igual que sus hijos; un niño de muy poca edad que mostraba una granada pidiéndole a los fotógrafos que le hagan una imagen, y mujeres también en la protesta.

La furia de los rebeldes refleja el pésimo panorama en el frente. Las tropas del régimen tomaron la ciudad de Ajdabiya, la mayor escala antes de Bengazi con apoyo de la marina, los blindados y de la aviación, que parece implacable. Esa fuerza, que estuvo prácticamente ausente al comienzo de la campaña republicana que avanzó tomando una ciudad tras otra, reapareció imprevistamente hace unos ocho días, permitiendo a la dictadura ganar la iniciativa.

El gobierno rebelde sostiene que los aviones son piloteados por efectivos extranjeros, tanto de países de la región como de otros sitios debido a que la mayoría de la Fuerza Aérea libia se pasó al bando insurgente. Justamente por eso, los líderes de Bengazi demandaron que la ONU decrete un bloqueo aéreo, que finalmente no fue aceptado, lo que según ellos consolidó la fuerza del régimen y anticipa una masacre en este país por la venganza en marcha del dictador y su régimen.

Uno de los hijos del Kadafi anunció ayer que esperaban que en las próximas 48 horas estaría ya derrotada la sublevación , que de suceder, sería el primer capítulo de la revolución en el mundo árabe que haya sido aplastada por la fuerza de los cañones.

La violenta reacción del régimen libio tiene ya un eco parecido en Bahrein, donde la corona que maneja ese país está aplicando una durísima represión contra los manifestantes que reclaman democracia y Constitución.

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