jueves, marzo 17, 2011

El narco, el otro poder en México

Andy Novell F.

El poder económico y armamentista que tienen el crimen organizado en México ha creado un gobierno paralelo al que ejercen las autoridades federales; para nadie es un secreto que en municipios de Michoacán, Sinaloa, Durango, Chihuahua, Nuevo León, entre otros son gobernados por el cártel que tenga la plaza.

Un claro ejemplo lo dimos ayer en este espacio, al exhibir que en la localidad de Los Planes en Baja California Sur el narcotráfico internacional y la mafia de Las Vegas se apoderó de la Bahía de los Sueños, donde la actividad delincuencia opera sin ser molestada por ninguna autoridad. ¿Cómo lo logra? De una forma muy sencilla: con la “protección del gobierno del estado”.

Son millones de dólares los que paga el crimen organizado a jueces, policías, gobernadores y a distintas estructuras del gobierno para comprar su “silencio” y apoyo. Sin embrago existe otro factor que no se toma en cuenta y es que el narco en ocasiones lleva infraestructura a la comunidad en la que se establecen sus centros tácticos de operación.

Al escribir estas líneas recuerdo unas palabras del profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México, Edgardo Buscaglia, quien elaboró un reporte para la ONU sobre el grave problema que enfrenta el país, afirma que la delincuencia organizada ha tomado las instituciones del país a nivel local motivado en muchos casos porque hay “complicidad política”.

“El 73 por ciento de los municipios de México se encuentra controlado por las mafias del crimen organizado”, indicó el académico.

Más de la mitad de los municipios controlados por el crimen organizado y aún así los autoridades federales consideran que van ganando una guerra donde los muertos aún no terminan.

A finales de 2010 Buscaglia señaló que la situación empeoraría en 2011. “Nada indica que va a mejorar la situación, debido a que los niveles de infiltración política siguen aumentando. Las fuentes de inteligencia militar nos indican que entre 55 y 65 por ciento de las campañas políticas mexicanas, dependiendo de la región en México, están siendo infiltradas por grupos criminales, y no se puede explicar la mayoría de los fondos que se están utilizando para financiar estas actividades políticas”.

En distintas entregas de Información Filtrada, hemos comentado lo que pasaría en algunos estados en los que las fuerzas federales enfocan la lucha contra la delincuencia. Ante la presión gubernamental los grupos delictivos huyen a entidades donde hay casi nula presencia policiaca. Justamente a esto se le llama “efecto cucaracha”. Podría generarse el efecto “cucaracha” que aplica el crimen organizado.

Lo señalamos en San Luis Potosí meses antes, ahora la violencia está desatada. Toca el turno de Baja California Sur, por el bien de los habitantes de la entidad, confiemos en que nuestro vaticinio sea erróneo esta vez.

Si uno como periodista puede preveer lo que sucederá en un estado del país, ¿por qué las autoridades no lo pueden hacer? ¿Acaso la Policía Federal noo cuenta con un centro de inteligencia? ¿Entonces?

Tal vez la respuesta gire en torno a una sola motivación: el crimen organizado es un negocio para algunos cuantos incluyendo a las autoridades.

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