miércoles, febrero 02, 2011

¿Se pueden cosechar hasta 57 millones de toneladas de maíz?

Álvaro Cepeda Neri

Consumidores que somos la mayoría de los mexicanos (al menos 90 millones), la verdad es que, como el título de una serie de estudios, Sin maíz no hay país (edición de Conaculta y el Comité que coordinan Gustavo Esteva y Catherine Marielle). También el manifiesto (suplemento Del campo, en La Jornada: 17/IV/2009), que suscribió: Sin maíz no hay país, alimentos campesinos para México: ¡El hambre no espera!, dirigido a Calderón, que no atendió dejando morir la producción agrícola en general, para traer de Canadá y Estados Unidos, los granos base de la alimentación nacional: maíz, obviamente; frijol, trigo y otros, para sangrar las precarias finanzas.

Ahora, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, A.C., sostiene que no sólo es posible cosechar 33 millones de toneladas de maíz, sino que hay la posibilidad de que se logren 57 millones de toneladas. La tortilla ha subido de precio, por la escasez de maíz y las costosas importaciones, tras el fracaso de las políticas económicas de SAGARPA, secretaría de Economía y, claro, el desprecio de Calderón para intervenir con estímulos, subsidios y convocatorias sustentadas económicamente, para reactivar el campo que desde Zedillo hasta hoy, suman 22 años de abandono agrícola y agrario.

Antonio Turret Fernández, a nombre de esa organización, ha escrito su petición de que es más que posible producir maíz para cubrir la demanda interna y hasta para exportar, compitiendo con el avasallamiento estadounidense-canadiense (hasta de China envían el chili o chile, en un contrabando que la secretaría de Hacienda tolera y nada se espera del nuevo encargado de la Administración General de Aduanas para corregir esa corrupción, donde sin pago de impuestos entran millones de dólares como botín). Cuando menos para el consumo nacional se pueden cosechar los 33 millones de toneladas de maíz.

El único obstáculo es Calderón y su concepción tonta de importar, en lugar de implantar políticas económicas agrícolas. Los calderonistas en las dependencias citadas, están cortados por la misma tijera: la del desprecio al país y, por lo tanto, están en el “importamadrismo”, al fin y al cabo saben que, como los condones, son de usar y tirar, y ya se van por incapaces. No atenderán el planteamiento de los ensayos propositivos del libro mencionado (¡y lo editó Conaculta, empresa gubernamental!). Ni Calderón se enterará del escrito, como que también desprecia y odia a la prensa escrita, donde caricaturistas (sobre todo de La Jornada, donde apareció la nota de la Unión de científicos Comprometidos con la Sociedad, A.C.), no sueltan al inquilino escondido en su búnker, para aislarse de esta realidad mexicana que sí alimenta malestares sociales por hambre (encarecimiento del maíz, del trigo, del frijol, del chile, etc.). y falta de empleos. La siembra de maíz en el campo generaría ocupación de ejidatarios y campesinos que se van a sembrar esos granos a los campos estadounidenses y de Canadá, para luego importarlos. Así es como el calderonismo tiene al país… sin maíz.

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