viernes, febrero 25, 2011

Capturas, encuentros y regalos convenientes

Jorge Alejandro Medellín

1.- Las operaciones de vigilancia y seguimiento del Ejército Mexicano en San Luis Potosí, tierra recientemente adoptada por los Zetas como nueva plataforma de actividades, dieron frutos loables con la captura de Julián Zapata Espinosa, El Piolín, jefe de una célula de sicarios de los Zetas que operaba en San Luis Potosí por lo me nos desde el 2009.

2.- La detención es un logro indudable de la Sedena, pero que al mismo tiempo desnuda y exhibe las grietas y la enorme debilidad del sistema judicial mexicano y la incapacidad de la PGR para cumplir y hacer cumplir las leyes, y en especial todo lo relacionado con el combate al narcotráfico.

3.- Esto, porque desde diciembre de 2009 la justicia federal tuvo en sus manos a El Piolín, a quien los militares del 45 Batallón de Infantería perteneciente a la 12ª Zona Militar en Ciudad Valles, ya habían detenido en un operativo efectuado en una residencia localizada en la calle de Privada Diamante S/N, en el Fraccionamiento Los Olivos, municipio de Río Verde.

Los miliares llegaron a ese sitio para darle seguimiento a una denuncia ciudadana sobre movimientos sospechosos de gente armada en una casa.

4.- En el operativo fue detenido Julián Zapata Espinosa como líder del grupo de seis personas (Julio César Rodríguez Martínez, Edgar Cedillo Martínez, Orlando Ramos Arreola, Juan Carlos García López, Edgar Saúl Pérez Carreón y Nancy Hiracheta Alfaro) a quienes se les aseguraron armamento, equipo táctico, vehículos y uniformes de la AFI y de la Policía Federal.

5.- ¿Qué ocurrió entonces?, ¿qué ocurrió en ese lapso entre diciembre de 2009 y el 15 de febrero de 2011 para que la justicia federal, léase PGR, no haya logrado acreditarle delitos graves a Zapata Espinosa y este quedara libre para seguir trabajando y delinquiendo para los Zetas allí mismo, en San Luis Potosí?

6.- Ocurrió ni más ni menos lo de siempre; la ineficacia, la ineptitud, la complacencia o bien la complicidad de la justicia federal, que permitió la libertad de un sicario y jefe de sicarios quien al final siguió cobrando vidas, entre ellas la del agente norteamericano Jaime Zapata, a quien el narco dijo haber confundido con un jefe de una banda rival.

7.- Desde el sexenio de Vicente Fox la Sedena y Marina se han quejado duramente de las torpezas y procesos extraños de la PGR, porque sus agentes del Ministerio Público Federal han sido incapaces en muchísimos casos de integrar expedientes medianamente decentes para lograr la consignación de sospechosos e incluso de delincuentes confesos.

Al final, el resultado ha sido el mismo; los detenidos en flagrancia o en operativos incontrovertibles de las fuerzas armadas, quedan libres.

8.- Así, el círculo vicioso va corroyendo las beses de lo que queda del desgastado sistema de justicia penal en México. Los MPs culpan a los jueces de desestimar, ignorar y no leer sus expedientes. Los jueces culpan a los agentes del Ministerio Público de no saber integrar una averiguación previa decente, por le menos digna de un pasante de Derecho Penal.

Y los militares y policías federales culpan todos de echar por tierra su trabajo, que es misión en la que se arriesga la vida, se va de frente contra el narco, se le detiene, se le presenta, se le exhibe y más tarde, se le vuelve e buscar porque algo en las instancias civiles sigue sin funcionar.

9.- La captura de El Piolín fue posible porque la Sedena mantuvo la vigilancia y el seguimiento de los Zetas en Ciudad Valles, y porque estos cometieron el error de permanecer cas en los mismos sitios que habitaban y frecuentaban en 2009.

10.- Los militares revisaron las cámaras de las casetas de vigilancia de la carretera de San Luis Potosí y descubrieron que en una de las camionetas iba como copiloto Julián Zapata Espinosa, el mismo personaje que ellos habían detenido en diciembre de 2009. Revisaron todo el expediente y el listado de sitios relacionados con el grupo que encabezaba Zapata Espinosa y dieron con cuatro ubicaciones recurrentes. Allí actuaron.

11.- Sin embargo, y pese al trabajo de la comandancia de la 12ª Zona Militar, quedan dudas, lagunas que deben ser explicadas.

¿Por qué si desde al menos hace un año la Sedena sabía que existían al menos cuatro casas de seguridad de los Zetas en San Luis Potosí, no actuó para ir desarticulando al grupo?

El diciembre de 2010 los mismos militares detuvieron a ocho Zetas en San Luis Potosí. Entre ellos estaban “FELIPE RAMOS CÁRDENAS (a) “El Tuzo”, encargado de las actividades administrativas y contabilidad de citado grupo criminal y JAVIER ROBLEDO HERNÁNDEZ (a) “El Compu”, asistente de JESÚS ENRIQUE REJON AGUILAR, EL MAMITO”, fundador de los Zetas a finales de los años noventa.

12.- Esta detención detonó la presión sobre las otras células de Zetas, quienes se sintieron cercados y detectaron la presencia de militares y de civiles en sus dominios. El seguimiento de la Sedena a estos grupos confirmó su presencia en el estado por lo menos desde hace dos años y medio. Entonces, ¿por qué no se actuó en consecuencia?, ¿por qué también los militares dejaron pasar tiempo valioso para ir sobre las otras células si ya tenían la información arrancada a los Zetas de El Compu en diciembre de 2010?

13.- Estas son algunas preguntas para el Ejército, que de nueva cuenta le vuelve a salvar el pellejo a Felipe Calderón a unos días de su encuentro cercano con Barack Obama en los Estados Unidos, precisamente para discutir el tema de la lucha conjunta contra el narco.

Así, Calderón no llegará con la manos vacías a la reunión y al mismo tiempo acelerará lo que haya a lugar ara que el reconocimiento a los militares y a su labor no se quede en el discurso conmemorativo.

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