sábado, septiembre 18, 2010

A propósito del Bicentenario: el verdadero proyecto Independentista de México II/III

Samuel R. G. / uzkediam@gmail.com

1. La crisis imperial de 1808 y el debilitamiento del virreinato

Diversos factores fueron los que se combinaron para que la Nueva España lograra su independencia, suceso que tuvo comienzo desde la segunda mitad del siglo XVIII. En ese tiempo las reformas borbónicas fueron pieza fundamental, pues afectaron la relación entre la corona española y los novohispanos elevando con ello las crisis internas ya existentes. Derivado de lo anterior surgen cuando menos de 1808 a 1810, dos movimientos sociopolíticos bien definidos: la búsqueda de las clases urbanas media y alta de un gobierno propio y la revuelta de la clase baja en contra de la elite local. [2]

En ambos movimientos lo que predominó no fue una ruptura de tajo con España sino inclusive, principalmente la burguesía, optaba por dar continuidad al régimen colonial pero ahora con la participación de los novohispanos en el gobierno, esto significaba que sólo aspiraban por la autonomía. Al mismo tiempo Francia sometía a España, de tal forma que los españoles se vieron en la necesidad de exigir mayores impuestos y tributos a los novohispanos, pero ni con eso los mexicanos se volvieron desleales al rey de España. Al ver que era prácticamente imposible constituir un Estado hispánico común, sólo hasta ese momento es cuando se comienza a pensar mejor en la independencia.

En esos momentos cierto sector simpatizaba con la idea de aprovechar el gasto en todos los sentidos que representaba para la corona española la invasión napoleónica, era claro que en lo económico sería muy complicado que la corona sostuviera con éxito al gobierno de la Nueva España. Por otra parte también se sabía que las tropas españolas tendrían dificultades de enfrentar un levantamiento armado. Es obvio, si no tienes en orden la casa, difícilmente puedes tener en orden todas tus cosas y eso le empezó a pasar a España, perdió de pronto el control de la Nueva España, pero internamente no perdió simpatizantes, eso fue fundamental para el desarrollo de todo el proceso de Independencia.

Con estos antecedentes se puede ubicar mejor a los tres proyectos que fueron pujando siempre para lograr imponerse dentro de la transformación de monarquía a república de la Nueva España, estos son: autonomista, independentista y realista.

1.1 Diferencias entre autonomistas, independentistas y realistas

Ante la situación económica que comenzaba a complicarse luego de la alta exigencia de impuestos y tributos a novohispanos para la corona española, se dio una combinación de personajes y sus políticas, para obtener con ello la simpatía de determinado sector de la población con el fin de impulsar un cambio. Un sector vio con poco optimismo el desprenderse totalmente de la corona española, pero lo que sí, todos tenían en común un descontento por el mal gobierno y les preocupaba ante todo la situación financiera, lo que finalmente marca la diferencia junto a los problemas de España en su propio territorio. Algunos vieron en el debilitamiento de la corona española por la invasión francesa el momento oportuno para gestar un cambio completo en Nueva España, otros vieron ese momento como el propicio para estar del lado de la corona y sofocar cualquier intento de independencia, obviamente sacando provecho desde esa posición.

Es así como tenemos por un lado a los autonomistas cuyo reclamo era que hubiera un buen gobierno que involucrara a los novohispanos, criollos principalmente de las clases altas y medias, para poder conseguir un gobierno de la Nueva España con novohispanos que siguieran reconociendo y dependiendo de la corona española aunque ya no directamente con un virrey en el poder.

También encontramos a los realistas, quienes buscaban darle continuidad a la monarquía, incluso nombrando un emperador para la Nueva España, quien a su vez seguiría dependiendo del rey de España. Esto se nota más adelante con mucha claridad en el momento de la denominada Consumación de Independencia de 1821, donde Agustín de Iturbide al firmar el Plan de Iguala prácticamente deja a México igual que como estaba desde antes de 1810 que es el año donde estalla oficialmente la Independencia. En el Plan de Iguala sigue el rey de España siendo reconocido por los mexicanos y establece una monarquía que encabezaría el mismo Iturbide.

Finalmente, encontramos al proyecto que nos interesa ver a fondo, el Independentista que siempre empujó para conseguir una revolución total. Aunque entre los autonomistas y los independentistas hubo cierto vinculo ideológico y político, lo que les hizo diferir entre ellos y también al proyecto realista, fue principalmente la forma de gobierno que cada proyecto planteaba.

1.2 La crisis económica

Es claro que en toda sociedad si hay un factor que puede mantener en paz o inquieta a una población es el dinero. De fondo el mismo capitalismo que vino de la mano con el Renacimiento surgido en el siglo XVI en Europa, tuvo su efecto en la corona española y en los mismos frentes de lucha en la Nueva España, generando deudas principalmente con Inglaterra. La situación financiera de España fue crítica, ya se dijo que se elevaron impuestos y gravámenes, lo que contrajo un rompimiento con las élites que veían en peligro sus privilegios.

El efecto que se dio en Nueva España fue todavía peor, pues inicialmente los que apostaban por proteger la monarquía aceptaban dar “donaciones” a la corona aparte de sus obligaciones fiscales de regla. Un tema que hizo estallar a la población novohispana de las distintas clases fue reducir y en algunos casos cortar los créditos, lo cual daño seriamente al comercio de la Nueva España. Se puede decir con toda seguridad que desde ese momento han prevalecido problemas de capital, mala distribución de la riqueza y exageración en deudas contraídas en lo que conocemos como México. Y es evidente también que la riqueza que España históricamente estaba extrayendo de América nunca la supo administrar y ponerla a trabajar para su multiplicación, sino que la atesoró, en algunos casos la derrochó o fue víctima de los asaltos de los piratas contratados por naciones europeas para asaltar las naves que pretendían llegar a la península ibérica.

Al final el golpe que arruinó prácticamente al virreinato fue el decreto de la Real Orden de Consolidación puesta en marcha en nuestro territorio en diciembre de 1804. Esto ya daba muestra de la desesperación en España, lo cual hasta parece absurdo, pues se justificaban en “desconocer la situación de la colonia” y que por tal motivo la Orden de Consolidación les pareció la salida más viable. Es muy curioso que la corona española decía no conocer la situación de la Nueva España, pero al parecer de su dinero si tenían todo bien documentado, eso si lo conocían muy bien. Sobre esto afirma John TePaske: la desintegración económica del gobierno novohispano fue un proceso gradual e inexorable que se inició en 1780, mostrándose el desplome financiero del Estado como hecho casi consumado para... 1810. [3]

1.3 Crisis política y social

Quienes de inmediato pujaron en contra de la Orden de Consolidación fueron los autonomistas, quienes denunciaban el mal manejo de las finanzas novohispanas. Otro rubro que hay que tomar en cuenta y que se repite hasta nuestros días, es la corrupción, que fue algo que acompañó a las altas exigencias financieras de España hacia la colonia. El virrey Iturrigaray es el ejemplo de corrupto por excelencia de aquella época, él a base de sobornos se benefició y rápidamente se hecho encima a las clases altas, en estos momentos como aliados para proteger sus intereses ante el mal gobierno virreinal. En 1808 los autonomistas esperaban noticias de España para saber como proceder ante ésta crisis, en julio 19 por medio del Cabildo de la ciudad de México le señalaron al funcionario corrupto Iturrigaray lo siguiente: por su ausencia [la del rey] o impedimento reside la soberanía representada en todo el reino y las clases que lo forman, y con más particularidad en los tribunales superiores que lo gobiernan, administran justicia, y en los cuerpos que llevan la voz pública [4]. Esto sin duda alguna se trataba de una jugada política para conseguir la autonomía para la Nueva España, lo cual hizo que entre los mismos autonomistas dudaran unos de otros y consideraron tan solo este hecho de buscar una junta nacional un peligro para lo que denominaban imperio de la Nueva España.

En lo que se ponían de acuerdo los señores autonomistas es claro que quienes más padecían y resentían la inestabilidad del gobierno novohispano eran las clases bajas. Como ya cite con anterioridad, originalmente estas clases solo buscaban terminar con el mal gobierno a nivel local pero su ideología fue modificándose, por el agravamiento de la situación en la colonia española hasta querer terminar con toda la estructura de gobierno virreinal, que era lo que espantaba o alarmaba a las clases medias y altas pensando en perder sus bienes y aún sus propias vidas vidas. Desde aquí cobra mayor peso el proyecto Independentista porque incluso sin tener la “formalidad” que tuvo el proyecto autonomista alertó más a la corona española. ¿Por qué motivo?

Las autoridades españolas veían tan corrupto a Iturrigaray que llegaron a pensar que él mismo los traicionaría promoviendo a grupos rebeldes, de corte independentista que también de paso eliminara los privilegios a los criollos de la Nueva España, los que se conocían también como “gachupines”. Era poco a poco como este proyecto iba ganando fuerza, entre más complicada era la economía y mayores tensiones políticas entre los diversos grupos se daban, había más personas que simpatizaban con lograr una independencia, aunque hay que decirlo, también una gran parte de la población evadía siquiera pensar en ello. Como hemos ido viendo se dio una pugna de intereses y conflictos que de pronto se sumaron al lado económico para que fuera también lo político un terreno donde se diera lugar al avance del proyecto Independentista. Iturrigaray seguía convocando a reuniones a fin de que nada se saliera de control, pero por otro lado los españoles europeos ya habían adelantado la compra de armas en la capital para preparar a grupos armados y repeler la muy probable rebelión. Esto en vez de ayudar preparó el terreno para el que más adelante veremos surge como frente de los Insurgentes.

Para la media noche del 15 de septiembre de 1808 Gabriel Yermo se encargo de derribar del cargo de virrey a Iturrigaray, entrando al palacio virreinal y originando así que horas más tarde se reunieran los autonomistas para avalar la destitución de Iturrigaray y reconocieron a Pedro Garibay como nuevo virrey, pero en estos hechos también los autonomistas perdieron pues sus lideres principales fueron hechos prisioneros junto a Iturrigaray e inclusive varios de ellos murieron al poco tiempo. Todo esto lo percibía la población y si ya de por si existían diferencias políticas, muchas divisiones se acrecentaron todavía más. Lo único que se veía venir era un estallido social contra las autoridades españolas que de nuevo daban muestras de querer dominar a como diera lugar a la colonia.

[2] Rodríguez O. Jaime E. El proceso de la Independencia de México. México, Instituto Mora, 1992. p. 9
[3] TePaske, “Financial” p.63
[4] México. Cabildo, “Testimonio de la sesión celebrada por el Ayuntamiento de México, el 19 de julio de 1808”, en García, Documentos, 1910, t. t, p. 27

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