miércoles, septiembre 08, 2010

La alta definición como bono electoral

Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder

Este asunto de la digitalización me trae de cabeza. El aspecto técnico no es de fácil comprensión; por más esfuerzos hechos para entenderlo, me pasa de noche. Están para considerarse y reflexionar en torno a ellas las otras características, beneficios y/o perjuicios de este incuestionable avance tecnológico.

Digitalizar a un país es subirlo a la supercarretera de las comunicaciones y de la información. Comunicar e informar es conocimiento, es la culminación de la revolución cibernética, tanto o más importante como en su momento fueron las otras transformaciones que determinaron el rumbo de la humanidad: la agricultura, la revolución industrial y las comunicaciones. Los nazis y Stalin pudieron ocultar sus respectivos exterminios, hoy es prácticamente imposible debido a los teléfonos celulares y satelitales, que lo mismo sirven para registrar video y tomar fotos que para abrir una comunicación instantánea, se esté donde se esté. La guerra de Vietnam concluyó en el momento en que las madres estadounidenses pudieron constatar en vivo cómo morían sus hijos y cómo los empacaban en esas horrendas bolsas negras porta cadáveres.

Desconozco las cifras oficiales, pero por lo que veo en la calle y por los distintos orígenes sociales que se coligen de los usuarios, es posible y probable que haya en servicio más teléfonos celulares que fijos, lo que puede darnos una idea del uso que se puede dar a esos aparatos. Los más completos incluyen, además de la conexión telefónica, posibilidad de videograbar, tomar fotografías, almacenar y reproducir música y acceso instantáneo a Internet. La digitalización, entonces, además de ser un beneficio para las comunicaciones y la información y facilitar servicios para el desarrollo de todo tipo, es un negocio multimillonario, sin la cual la informática y la cibernética no hubiesen logrado la expansión mundial que hoy tienen.

En México los esfuerzos para beneficiar a la educación con la revolución cibernética han fracasado. Lo he atestiguado, no me lo cuentan. No todas las instituciones de enseñanza tienen conexión a Internet, y en muchas en las que fue instalado ese servicio, no funciona por una u otra razón. En otros casos son las computadoras las que no sirven. Esto significa que antes de abrir el enorme, gran negocio de la alta definición, debe proveerse de la infraestructura básica de la digitalización a todas las instituciones educativas, sean éstas públicas o privadas, porque es allí donde está el futuro del conocimiento. Lo otro, es el adorno, la decoración, el gustito por disfrutar de una mejor imagen en TV.

Es en este campo donde el caletre no me da, o todavía me da menos. ¿Qué beneficios técnicos, industriales y de conocimiento para cerrar el círculo de la revolución cibernética, aporta la alta definición? ¿Es la alta definición un facilitador o un acelerador en la supercarretera de la informática, o sólo un mejoramiento a la imagen que ya circula en la red? ¿No se puede vivir sin la alta definición, de la misma manera en que efectivamente no se puede vivir sin la digitalización?

Mi teléfono es digital, ha mejorado mi conexión a Internet en mucho, lo que facilita mi trabajo y mi conocimiento de lo que ocurre en el mundo. ¿De qué manera la alta definición va a favorecer lo que ya favorece la digitalización? Supongo que ya no hay teléfonos analógicos en servicio en este país, de idéntica manera a que toda televisión de paga es digital. Sólo la señal de la televisión abierta continúa llegando a muchos hogares como lo hacía cuando llegó a México la TV blanco y negro y, como diría Emilio Azcárraga Milmo, los “jodidos” siguen entretenidos.

¿En qué va a beneficiar al desarrollo de México la alta definición, además de lo que ya ha traído la digitalización? ¿Es la alta definición un bono electoral, la satisfacción de un compromiso político, una verdadera necesidad, o un simple gusto que puede satisfacerse en sus plazos originales? Hay un hecho incontrovertible: el Primer Mundo entra a la alta definición, México debe hacerlo, pero no por ello deben acelerarse los tiempos previstos, porque la crisis económica no concluye, y tener alta definición en todos los hogares mexicanos significa echar a la basura millones de televisiones altamente contaminantes, y sustituirlos con nuevos aparatos, con un alto costo para una nación en la que la mitad de sus habitantes son pobres. Es el precio de la modernidad, pues.

Tengo en las manos Crítica de la modernidad, de Alain Touraine, en cuya página 93 de la edición del Fondo de Cultura Económica, encuentro lo siguiente: “La fuerza liberadora de la modernidad se agota a medida que ésta triunfa. Apelar a la luz puede conmover cuando el mundo está sumido en la oscuridad de la ignorancia, en el aislamiento y en la esclavitud.

“¿Es todavía liberadora esa invocación en la gran ciudad iluminada día y noche, en la que las luces que parpadean atraen al comprador o le imponen la propaganda del Estado? La racionalización es una palabra noble cuando introduce el espíritu científico y crítico en esferas hasta entonces dominadas por las autoridades tradicionales y la arbitrariedad de los poderosos;… Antes vivíamos en el silencio, ahora vivimos en medio del ruido; antes estábamos aislados, ahora nos perdemos en las muchedumbres; recibíamos demasiado pocos mensajes, ahora estamos bombardeados por ellos…”

Es, por lo pronto, un balance inicial, pero todo este ruido y toda esta información debieron servir para que se crearan fuentes de empleo, para que el PIB creciera, para que los niños y adolescentes encontraran mejores opciones de estudios profesionales y más posibilidades de ganarse la vida con dignidad, para disfrutar de su conocimiento y su cultura, pero parece ocurrir lo contrario, que vamos para atrás sin que en ello influyan el PRD y el PRI, sino porque así catalogan hoy al país, y con toda seguridad la alta definición no va a detener esta cruenta guerra contra la delincuencia organizada, ni va a contribuir a poner orden en el país.

¿Para qué apresurarse, pues, si los tiempos de la alta definición estaban acordados? Porque creen que se va a convertir en bono electoral, y ni así podrán estar seguros de conservar el poder.

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