miércoles, julio 21, 2010

Twitter, Cristina y Diego

Fausto Petrelín

Argentina inicia la euforia electoral que culminará el próximo año con la elección presidencial. Desde la zona de tuberías Néstor Kirchner ha diseñado su guía de ruta para regresar a la silla presidencial. Regresar es una simulación porque, en realidad, su esposa Cristina la comparte con él desde el primer día de su mandato, día que Néstor le pasó la estafeta. Frente a él aparecen tres rivales (y un cuarto por conocer): Mauricio Macri (actualmente es el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires), Ricardo Alfonsín (hijo del ex presidente Raúl Alfonsín) y Julio Cobos (éstos dos últimos competirán por la candidatura del partido Unión Cívica Radical) y, finalmente, quien salga electo candidato por el partido peronista.

El primero electo por Néstor, para subir al ring, fue Mauricio Macri. Un juez cercano a la familia Kirchner (Norberto Oyarbide) ha iniciado el proceso que enfrentará Macri por un posible delito de escuchas ilegales. El gobierno de los Kirchner se siente alagado, sin palabras, por el inicio súbito de una etapa de desgaste del dueño del equipo Boca Juniors. Desde China, la semana pasada, el papá de Mauricio Macri, Franco (encargado de catalizar inversiones argentinas en China), confesó que votaría por Kirchner. Es decir, en cuestiones políticas hay que estar con los Kirchner hasta que pierdan el poder. Curiosamente la declaración embonó a la perfección con la visita de la presidenta argentina al país asiático.

Una de las vías alternas de proselitismo informativo es la red social Twitter. La comunicación social del gabinete kirchnerista corre a elevadas velocidades respecto a las vías “oficiales”. El canciller @hectortimerman despotrica con modales rasposos contra los medios de comunicación críticos al gobierno de los Kirchner. Palabras que, posteriormente las borra quizá, por las reacciones que ha tenido el periódico La Nación frente a la estrategia vehiculizada en la red social de marras. Aún así, el canciller Timerman dejó algunas de sus posturas en su cuenta twittera.

“Hace tres días Clarín publicó una nota firmada La Redacción sin pedir permiso. Periodistas aterrados a Kirshbaun no piden rectificación”.

“Que Nelson Castro es uno de los periodistas peor informados no es noticia pero que asegure que el viaje (de Cristina Kirchner a China) fue x la soja es demasiado”.

Retwitea otras como las siguientes:

“@la_pipi YPF (compañía petrolera) y La Nación: Es más, invito a no consumir productos y servicios q pauten (que se publiciten) en La Nación. Demos vuelta al concepto: el mercado somos nosotros”.

“@Veriemouyounal Macri trabaja para las empresas chinas no para las argentinas.

La diputada porteña @gabicerru le tira con todo a @mauriciomacri mientras que el dirigente izquierdista @jorgealtamira maquina una revolución dialéctica junto a sus contertulios cibernéticos.

Lo anterior es una pequeña prueba de la propaganda revestida de opiniones dentro de la red social. Argentina, después de Colombia, fue el país latinoamericano con mayor crecimiento en el número de usuarios de internet durante 2009 (28%). En términos absolutos, Argentina ocupa el tercer lugar en número de usuarios (12.5 millones).

Twitter se convierte en el único canal de comunicación política de forma directa. Sin intermediarios y, lo mejor, amputando al choro retórico. El área de comunicación social de la presidenta argentina está analizando los impactos negativos que puede sufrir su gobierno a través de las duras críticas twitteras.

En la parte superficial de la piel política, Cristina Kirchner, continúa su trabajo populista a través del futbol. Ella tiene toda la intención de apoyar la continuidad de Diego Maradona al frente de la selección. Sabe que Macri tiene un enorme y sólido portaaviones populista a escala nacional, el Boca Juniors.

Dos velocidades electorales, la superficial (la de siempre, es decir, la retórica electoral) y la intravenosa, es decir, la que ocurre en redes sociales como Twitter porque, como decía Fernando Marcos, en cuatro palabras se puede editorializar un partido de futbol.

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