martes, julio 27, 2010

Los servicios de inteligencia… del narco

Jorge Alejandro Medellín / De orden superior

1.- La estrategia de los cárteles de la droga es tan diabólica como definida, tan impredecible como certera y avanzada.

2.- La masacre de 17 jóvenes ocurrida hace una semana en Coahuila fue producto no solo de las venganzas y ajustes de cuentas ordenados por los capos y operadores del crimen organizado.

Fue, sobre todo, el resultado de la desafiante inventiva de los narcotraficantes a uno de los flancos más débiles y corruptos del aparato de justicia mexicano: su sistema penitenciario.

3.- Conocedores de no solo de las enormes debilidades del sistema carcelario, sino también de los efectos que tiene a estas alturas sobre cualquier funcionario la ola de violencia en todo el país, transfigurada en amenaza, los estrategas de narco han logrado aterrorizar y coaccionar a funcionarios, policías y militares, abogados, jueces y ministerios públicos, reporteros y fotógrafos sin aplicar la vieja regla de oro de plomo o plata, obligándolos a lo indecible.

En algunos casos, como en Tamaulipas, tal relación puede explicarse perfectamente por la conveniencia del dinero fácil.

4.- Algo así sucedió en el Cereso Número 2 de Gómez palacio, Durango, en donde la contrainteligencia de Los Zetas descubrió el entramado con el que la ahora ex directora de ese centro, Margarita Rojas Rodríguez y sus colaboradores Roberto Enrique Sahuayo, Jefe de Seguridad y Vigilancia; Francisco Carlos Alberto Uranga, Subdirector, y José Guadalupe Rivas Ordaz, Jefe de Seguridad y Vigilancia, permitían la salida de un grupo de aproximadamente 25 reclusos a quienes se les ordenaba ejecutar a sicarios y narcomenudistas rivales.

Luego regresaban al penal tras haber utilizado armas, uniformes y transportes oficiales, según ha señalado abiertamente la PGR.

5.- Lo ocurrido exhibió una vez más los precarios niveles de inteligencia del aparato de Estado mexicano ante el narco.

6.- Fue un video grabado por una célula de los Zetas en el que se tortura y asesina al policía Rodolfo Nájera y no una ardua y delicadísima investigación judicial o militar, la que dio luces a las autoridades federales sobre el origen de la masacre en Torreón, Coahuila, hace unos días.

7.- El video, la confesión del policía Nájera, los datos aportados por el “levantado” muestran la capacidad impune del narco para moverse, para penetrar instituciones y actuar sin límites y además con una aterradora imaginación que será aprovechada por la PGR, por la SSPF, por la Sedena y por la Marina para comenzar a explicarse y a resolver masacres, ejecuciones y oleadas violentas en las que grupos de gatilleros surgidos de la nada han sembrado el terror en el norte y occidente del país.

8.- La videograbación aporta datos ocultos que perfilan un grotesco refinamiento de los cárteles del Golfo y de Sinaloa para acabar con sus enemigos usando reclusos de centros de readaptación social estatales.

9.- Hasta antes de la aparición del video, ni el general Valentín Romano López, secretario de Seguridad Pública de Durango, ni los generales Jaime Jiménez Mendoza (Comandante de la Décima X Zona Militar en Durango) y Cuauhtémoc Antúnez Pérez (Comandante de la Sexta Zona Militar en Saltillo, Coahuila) tenían la menor idea de lo que sucedía desde febrero de este año en el Cereso 2 de Gómez Palacio.

10.- Más desamparadas estaban la PGR y la SSP Federal de Genaro García Luna en torno al caso. Ahora los titulares de estas dependencias revisan con sus asesores y Estados Mayores las características de 10 ejecuciones en las que actuaron entre 25 y 30 sicarios de los cárteles de Sinaloa y del Golfo ya que en varios casos podría darse la participación de reclusos de cuatro Ceresos ubicados en los estados de Zacatecas, Durango, Chihuahua y Tamaulipas.

11.- El grupo de sicarios del Cereso de Gómez Palacio sería responsable de alrededor de 60 ejecuciones cometidas entre febrero y julio de 2010.

11.- Así, el aparato de seguridad del gobierno mexicano debe agradecerle una vez más a sus enemigos el surgimiento de información de contrainteligencia perfectamente operacional para resolver la masacre más reciente cometida en uno de los territorios liberados por el panismo calderonista.

Regreso de Tamaulipas

Este lunes regresó el grueso del contingente de los dos Batallones de Fusileros Paracaidistas que permanecieron desde abril de este año en operaciones especiales en los municipios de Miguel Alemán, Mier, Camargo y Gustavo Díaz Ordaz.

En el lapso en que fueron enviados a la zona más caliente de la guerra contra el narco, los militares perdieron a cerca de 20 compañeros y vivieron toda clase situaciones extremas.

Ayer lunes regresaron a casa. Tendrán menos de una semana de descanso, porque ya están encima los ensayos para el desfile militar del 16 de septiembre. El reposo con las familias será mínimo. Así es la guerra.

Operación riesgosa

En unos cuantos días entrará al quirófano del Hospital Central Militar (HCM) la señora Rosario Cortés García, madre del Subteniente de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) José Raúl Cortés Vargas, quien supuestamente se suicidó en la Base Aérea de Santa Lucía, Estado de México, entre el 19 y el 20 de febrero de 1995.

Oficialmente, el joven, quien tenía unos meses de haber egresado del Colegio Militar, se SUICIDÓ por problemas sentimentales con su novia.

Más allá de esa historia asentada en los expedientes de la SEDENA con el número BAM/06/95, el Subteniente habría sido víctima de una ejecución con su propia arma de cargo tras haber vivido en un corto tiempo una odisea que lo situó como testigo involuntario del trasiego de armas, controlado o auspiciado por mandos superiores del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.

No solo eso; el Subteniente Cortés Vargas habría presenciado las salidas y llegadas de aviones Hércules de la FAM a uno de los hangares de Santa Lucía, en donde ocurrían las operaciones y en donde habría visto a un mítico capo de las drogas abordar uno de los aparatos.

La señora Cortés será operada de la vesícula. Una intervención por demás delicada, por donde quiera que se le vea.

CENTINELA.-

Hace una semana la Sedena desplegó en su sitio de internet un espacio dedicado a difundir la labor de la dependencia con respecto a los Derechos Humanos. El sitio contiene datos actualizados y sobre todo da a conocer por primera vez, de manera inusitada, casos de desapariciones de militares como el del Teniente Miguel Orlando Muñoz Guzmán, ocurrido en 1993.

Sobre este caso la Sedena indica que “Se denunció al Estado Mexicano por la desaparición de Miguel Orlando Muñoz Guzmán, quien perteneció al Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, ostentando el grado de Teniente de Infantería, habiendo salido franco de las instalaciones del 26/o. Batallón de Infantería, ubicado en Ciudad Juárez, Chih., el 8 de mayo de 1993, sin que volviera a presentarse en la unidad de su adscripción, por lo que el día 11 mayo de 1993, se hizo probable responsable del delito de deserción.”

Añade que “La Procuraduría General de Justicia Militar integró la averiguación previa número SC/003/99-E, para el debido esclarecimiento de los hechos, misma que fue archivada. Se efectuó un desglose de la averiguación previa, a la Procuraduría General de la República y Procuraduría de Justicia del Estado de Chihuahua, a fin de que en el ámbito de sus respectivas competencias, continúen las investigaciones para el debido esclarecimiento de los hechos”, y luego presenta el link al caso en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para conocer el estado de la investigación.

Otros casos Relevantes mostrados por la Sedena en su sitio son:

CASO No 11.411 “EJIDO MORELIA”.

CASO No. 11.565 “HERMANAS MÉNDEZ SANTIZ”.

CASO No. 11.564 “GILBERTO JIMÉNEZ HERNÁNDEZ”.

CASO No. 12.130 TTE. INF. “MIGUEL ORLANDO MUÑOZ GUZMÁN”.

CASO No. 12.659 “MIREY TRUEBA ARCINIEGA”.

CASO No. 12.689 “J.S.C.H. Y M.G.S.”. (dos militares dados de baja por padecer VIH).

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