Axel Didriksson
En un evento cargado de ironías históricas, hace unos días (del 30 de mayo al 1 de junio) se realizó la más importante reunión de rectores y representantes de redes y asociaciones universitarias iberoamericanas, convocada por Universia, que auspicia el banco Santander, en el marco de los festejos del Bicentenario de la Independencia.
Se trató de una reunión que hubiera sido insólita hasta hace algunos años, pues este grupo financiero tuvo la capacidad de convocar a miles de representantes de instituciones de educación superior, sobre todo de América Latina y el Caribe, con la cobertura organizativa de dos universidades públicas, la UNAM (que tuvo la presidencia del encuentro) y la Universidad de Guadalajara (que fue la sede). Como orador principal se invitó al intelectual más representativo de la historia anticolonial y del mundo indígena de nuestros tiempos, doctor Miguel León Portilla, quien, además de sustentar la vigencia de la universidad pública y autónoma, se fue en contra de las universidades privadas “patito”, en un auditorio en donde había decenas de ellas.
Con todo, este encuentro fue altamente representativo del debate actual que viven las universidades en la región y plasmó, de manera sustanciosa, su agenda autonómica. En lo fundamental, los rectores y representantes de las instituciones de educación superior de Iberoamérica enfatizaron, entre otros, los asuntos de alta decisión del Estado.
El más apremiante fue el del financiamiento y el modelo económico que lo sustenta. De forma destacada, el rector de la UNAM, doctor José Narro, señaló que el actual ya es “inservible” porque está generando “numerosas crisis” y “situaciones fallidas nacionales”. Por ello, urgió a que las universidades pasen de mantenerse como agentes de transmisión y generación de conocimientos, a ser actores activos en la ejecución de soluciones locales, nacionales y regionales, y demandó: “presupuesto y comprensión para la educación superior pública, es lo que exigimos”, enfrente de Felipe Calderón y de los dueños del banco Santander.
El otro tema que más resonó fue el de la vigencia de la universidad pública frente a la privada. El investigador emérito de la UNAM León Portilla, en su alocución magistral, propuso que a las escuelas “patito” no se les permita usar el nombre de universidades, porque, dijo, “hay entre nosotros no pocos negocios con supuestos propósitos educativos cuyo interés primordial es el lucro. Me refiero a los que en México son conocidos como universidades ‘patito’, diminutivo irónico muy elocuente”. Hubo, por supuesto, reacciones de las escuelas privadas, que quedaron sólo en eso.
Otro aspecto abordado fue el de la violencia. En México, dijo el doctor Rafael López Castañares, secretario general de la ANUIES, las instituciones de educación superior viven en una condición de riesgo permanente, sobre todo en Tamaulipas, Chihuahua, Sinaloa, Nuevo León, Morelos y Michoacán. Ante ello, anunció que se están tomando medidas al respecto (instalación de cámaras y perímetros de seguridad) y organizando un encuentro de universidades para tocar el tema en este mes.
El siguiente fue el del impulso a un “espacio común iberoamericano del conocimiento”. Es de destacarse que con todo y que el mismo lleva años de discusión, se está avanzando en temas de gran importancia. Se mencionó uno: el de la creación de una editorial universitaria birregional. Su importancia está fuera de duda, pero sobre todo cuando se halla en marcha el gran negocio de los “e-libros” desde España.
Se hizo igualmente referencia a la posibilidad de ampliar los marcos de movilidad de estudiantes y académicos, a la cooperación para socializar las fronteras del conocimiento científico-tecnológico, así como a cerrar las brechas digitales y permitir la homologación de títulos y cursos.
En un evento cargado de ironías históricas, hace unos días (del 30 de mayo al 1 de junio) se realizó la más importante reunión de rectores y representantes de redes y asociaciones universitarias iberoamericanas, convocada por Universia, que auspicia el banco Santander, en el marco de los festejos del Bicentenario de la Independencia.
Se trató de una reunión que hubiera sido insólita hasta hace algunos años, pues este grupo financiero tuvo la capacidad de convocar a miles de representantes de instituciones de educación superior, sobre todo de América Latina y el Caribe, con la cobertura organizativa de dos universidades públicas, la UNAM (que tuvo la presidencia del encuentro) y la Universidad de Guadalajara (que fue la sede). Como orador principal se invitó al intelectual más representativo de la historia anticolonial y del mundo indígena de nuestros tiempos, doctor Miguel León Portilla, quien, además de sustentar la vigencia de la universidad pública y autónoma, se fue en contra de las universidades privadas “patito”, en un auditorio en donde había decenas de ellas.
Con todo, este encuentro fue altamente representativo del debate actual que viven las universidades en la región y plasmó, de manera sustanciosa, su agenda autonómica. En lo fundamental, los rectores y representantes de las instituciones de educación superior de Iberoamérica enfatizaron, entre otros, los asuntos de alta decisión del Estado.
El más apremiante fue el del financiamiento y el modelo económico que lo sustenta. De forma destacada, el rector de la UNAM, doctor José Narro, señaló que el actual ya es “inservible” porque está generando “numerosas crisis” y “situaciones fallidas nacionales”. Por ello, urgió a que las universidades pasen de mantenerse como agentes de transmisión y generación de conocimientos, a ser actores activos en la ejecución de soluciones locales, nacionales y regionales, y demandó: “presupuesto y comprensión para la educación superior pública, es lo que exigimos”, enfrente de Felipe Calderón y de los dueños del banco Santander.
El otro tema que más resonó fue el de la vigencia de la universidad pública frente a la privada. El investigador emérito de la UNAM León Portilla, en su alocución magistral, propuso que a las escuelas “patito” no se les permita usar el nombre de universidades, porque, dijo, “hay entre nosotros no pocos negocios con supuestos propósitos educativos cuyo interés primordial es el lucro. Me refiero a los que en México son conocidos como universidades ‘patito’, diminutivo irónico muy elocuente”. Hubo, por supuesto, reacciones de las escuelas privadas, que quedaron sólo en eso.
Otro aspecto abordado fue el de la violencia. En México, dijo el doctor Rafael López Castañares, secretario general de la ANUIES, las instituciones de educación superior viven en una condición de riesgo permanente, sobre todo en Tamaulipas, Chihuahua, Sinaloa, Nuevo León, Morelos y Michoacán. Ante ello, anunció que se están tomando medidas al respecto (instalación de cámaras y perímetros de seguridad) y organizando un encuentro de universidades para tocar el tema en este mes.
El siguiente fue el del impulso a un “espacio común iberoamericano del conocimiento”. Es de destacarse que con todo y que el mismo lleva años de discusión, se está avanzando en temas de gran importancia. Se mencionó uno: el de la creación de una editorial universitaria birregional. Su importancia está fuera de duda, pero sobre todo cuando se halla en marcha el gran negocio de los “e-libros” desde España.
Se hizo igualmente referencia a la posibilidad de ampliar los marcos de movilidad de estudiantes y académicos, a la cooperación para socializar las fronteras del conocimiento científico-tecnológico, así como a cerrar las brechas digitales y permitir la homologación de títulos y cursos.
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