viernes, junio 04, 2010

Javier Aguirre, ¿Venancio o Manito?

Fausto Petrelín

En el mundo del espectáculo no existen los esquizoides. Un baile de máscaras procura una atmósfera amistosa. Así es la personalidad de Javier Aguirre amistoso, desenfadado y exitoso, Recientemente nos ha presentado, por lo menos, tres personalidades. A continuación transcribiré extractos de las tres personalidades de Javier Aguirre. Al finalizar estaremos en condiciones de arriesgarnos a articular algún indicio de conclusión.

  1. Escenario instalado en Reforma justo en la capital del gol, el Ángel de la Independencia. Atmósfera cálida. No hay gente ni automóviles, es decir, no hay marchas. Se antoja una mañana dominguera con 18 grados centígrados. Un Javier Aguirre jovial se presenta con un atuendo Ermenegildo Zegna para decirnos lo siguiente:
    Soy Javier Aguirre y amo a México;
    No sé si siempre lo entiendo pero sé que siempre lo amo.
    Y sé que, por alguna razón, cada 100 años México se propone hacer algo que suena imposible.
    Se lo propone y lo logra…
    Es hora de soñar y de actuar…
    pasar del México del sí se puede al sí se pudo…
    ¡Es hora de hacer historia!
  1. Escenario Corona (cerveza). Miles de personas observan pantallas de televisión. Todo México en una pantalla. Es el Big Vasco. El Hermano omnipresente. Está iniciando una mesa de prensa del señor Javier Aguirre. Con rictus serio observa a la cámara para decir:

Pues bueno, llegó el momento esperado por todos.

El momento de no mirar atrás y caminar para adelante.

De ser un equipo de 11 en la cancha y millones en la banca.

De no parpadear y aguantar la respiración.

Es hora de juntarnos, de a dos; de a diez; de a miles para que la cancha se pinte de verde.

Es tiempo de contenerse, rasgarse la garganta para gritarle al mundo… ¡Aquí estamos!

es tiempo de que se enchine la piel y convencernos de que sí se puede.

  1. Entrevista telefónica realizada por la Cadena Ser (Made in Spain).

José Ramón de la Morena: Don Javier Aguirre, mi cuate, buenas noches. ¿Cómo está México?

Javier Aguirre (su cuate): Jodido.

De la Morena: ¿Jodido?

Javier Aguirre: jodido, jodido. Mucha gente está mal. Yo soy gente conocida, respetada…

yo tomo mis precauciones. Mis hijos mayores viven en Madrid. Yo vivo acá (Miami).

Javier Aguirre anuncia que al concluir el Mundial de Sudáfrica viajará a España (Aviso Oportuno sin costo).

¿Cuál de los tres Javier Aguirre es el verdadero Javier Aguirre? O, si se prefiere, ¿cuál de los tres Javier Aguirre no es un clon?

Intentaré, junto contigo, querido lector, acercarnos a una conclusión. Comenzaré afirmando que un líder no puede ser discrecional frente al sentido común. Es decir, declarar y desdecirse en cuestión de horas detona un comportamiento anómalo.

A lo anterior es necesario agregar el componente del perfil de Javier Aguirre. Es decir, su puesto que ocupa. Un entrenador de cualquier selección se convierte, de facto, en embajador. No en cualquier embajador. Se trata del embajador en el que se aglutinan las esperanzas de triunfo de un ejército cuyas armas son balones. En cualquier parte del mundo civilizado (palabra anacrónica) unas declaraciones como las que realizó Javier Aguirre, en su papel de Venancio (Cadena Ser), serían suficientes para rescindirle el contrato e invitarlo a dirigir al Miami Soccer Team o Dream, si se prefiere. No me imagino a la embajadora Olga Pellicer pronunciar ante la ONU la siguiente frase: Estimados colegas del planeta Tierra. Les anuncio que México está jodido.

Recórcholis. ¿La diplomacia del balón existe? Ehhh,mmm. Mejor brindemos con una Corona y olvidemos el error de Venancio. Pero hay que entender la manifestación lingüística que existe en la atmósfera ibérica. “Jodido” puede ser una muletilla. No nos lo tomemos a pecho. Simplemente don Javier Aguirre fue entrevistado por José Ramón de la Morena. Mmm. Bien. Debo de regresar unas líneas arriba para escribir el efecto que le provoca tranquilidad a Javier Aguirre:

yo tomo mis precauciones. Mis hijos mayores viven en Madrid. Yo vivo acá (Miami).

Hooossssssssstia. Ahora cruzo por la avenida Iniciativa México para repetir lo que dijo Aguirre: “Soy Javier Aguirre y amo a México”.

Te lo dije. Javier ama a México. No te lo tomes a pecho. Es un hombre preventivo. Sus hijos mayores viven en Madrid y su señora esposa en Miami. Amar a México es un intangible. O, si prefieres, es un sentimiento ingrávido. No importa el lugar en el que te encuentres. Lo mismo en la Gran Vía que en Miami Beach. Entiéndelo. No te cortes las venas. El país está en nosotros o como se repite en el mundo de la cerveza Corona, “La selección está en nosotros”. Entiende. Por algo Aguirre nos dice: “Es hora de juntarse de dos; de a diez; de a miles para que la cancha se pinte de miles”. Si lo traduces en tu mundo significa que vayas al súper y te lleves un six. O tal vez dos o tres. Qué más da. Lo importantes es que sepas que la selección está en nosotros. No importa que, como dice Aguirre, formes parte de la banca. En una de esas y te llama a calentar.

Entierra complejos, nos dice el manito desde lo alto del Ángel. La semilla del México que anhelamos está sembrada. Es hora de hacer historia.

¿Quién es Javier Aguirre? ¿El del Ángel, el entrevistado o el Big Vasco? ¿Venancio o Manito?

Conclusión: No la hay. En el mundo del espectáculo no existen las conclusiones. Simplemente debemos de ser avezados para identificar si es Venancio o es Manito quien nos habla.

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