miércoles, junio 16, 2010

Frena Monterrey a Pumas



Las Apuestas del Fútbol se Pagan hasta con el Orgullo


Con todo y sus monopolios y enredos, entre la comunidad de mexicanos en Nueva York el “Futbol” de México es un factor de unión "relativo." Digo relativo porque no existe un equipo que sea el favorito común, prestigio que no alcanzan ni “Las Chivas,” con toda su tradición. En los supermercados, los estanquillos, pizzerias, taquerias, delis, florerías, centros de limpieza, etc. etc., nos encontramos a diario con decenas de paisanos que laboran incansablemente en un medio sumamente hostil y con sueldos por debajo del mínimo, con el único fin de subsistir y tratar de alimentar a sus familias. Si les queda algo, lo mandan a los parientes que se quedaron sufriendo otro tipo de humillaciones en el ensangrentado México.

El tema obligado de conversación no es la política, ni la “guerra” contra el narco, ni las elecciones de julio. El tema obligado es los vaivenes de tu equipo favorito en el fútbol. Así, los cuatro paisas que trabajan en la vinatería de los Coreanos le van al Toluca. En el Super de la calle Broadway hay partidarios de varios equipos: Alfredo le va al Pachuca; Miguel le va al Cruz Azul; Juan (no se por que) le va a los Millonarios del América; y Gregorio y demás los originarios de Puebla le van a los de la Franja. Gilberto, entre todos ellos, es el mas comprometido con su equipo: Los Pumas de la UNAM. Gilberto se pone la camiseta de los Pumas casi casi a diario. Y yo siendo originario de Monterrey le voy a la “Pandilla.” Me canso de recordarles a todos que cuando me vine a Nueva York en 1975, todavía no existían los Tigres de la Uni de Nuevo León. Por lo tanto crecí echándole porras a los Rayados.

En la temporada pasada, cuando se enfrentaban los invictos Pumas contra los Rayados en el Tec, Gilberto me propuso una apuesta en efectivo. Le acepte la apuesta pero en los siguientes términos: En caso de ganar el Monterrey, le compraría una camiseta de los Rayados a Gilberto y se la tendría que poner, tragandose su orgullo, durante las horas de trabajo en el Supermecado, donde todos lo pudieran ver y hacerle “burla.”

El sábado 3 de abril en el Tec, gracias a un penal muy dudoso, Monterrey doblegó 1-0 a unos Pumas que dieron un gran partido pero no les alcanzó para defender su racha de seis juegos sin perder

El partido estaba tan cerrado que parecía que solamente un error podría definirlo para cualquier lado y lamentablemente para Pumas le tocó a ellos cometerlo cuando Marco Antonio Palacios regresó el balón al portero Bernal, pero muy débil. Esto lo aprovechó Carreño, quien ganó la pelota dentro del área pero Bernal salió por el esférico, el delantero saltó y cayó por lo que el árbitro Armando Archundia marcó la pena máxima y expulsó al arquero al 60. El ecuatoriano Walter Ayoví cobró a la derecha de Alejandro Palacios para el 1-0 al 63.

A pesar de que tenia mis dudas de que pagaría la apuesta, pues Gilberto se cambio de trabajo a unas cuantas cuadras de distancia, finalmente me contacto para liquidar su adeudo. Me demostro que los Mexicanos somos cumplidos y pagamos lo que apostamos en Futbol, cueste lo que cueste. El "honor" del equipo esta de por medio.

Esta es la foto de Gilberto ahora convertido en RAYADO.

Vivan los Mexicanos en Exilio!

Al tomarle la foto a Gilberto, le pregunte: ¿Por qué te gusta tanto el fútbol?

Y me contesto: “Quizá porque es el pretexto de verse con los amigos, de saber que por unos minutos somos parte de algo, de que pase lo que pase, esos noventa minutos son nuestros, de todos, de los de aquí y de los de allá, con su suma de alegrías y tristezas.

Ahí está la magia, porque los que están en esa cancha, llevan un poquito de nosotros, por eso sus caídas nos duelen, sus alegrías nos llevan al cielo, su dolor lo sentimos como nuestro, sus victorias las gritamos, sus derrotas nos hacen llorar, porque esos once se multiplican en cada uno de sus partidarios.

Y así, aunque no sepamos manejar el balón, ni realizar las fintas, los amagues y las gambetas, cuando el árbitro da el pitazo inicial, nos convertimos en ellos, y al igual que los dioses y villanos, somos capaces de darlo todo, porque el fútbol, es el resumen de la vida y como en ella, todo, todo es pasión. ¡Qué viva el fútbol!”

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