domingo, junio 20, 2010

Despide el pueblo de México a Carlos Monsiváis

Miles de personas asistieron al Palacio de Bellas Artes a darle el último adiós

Agencias


Conaculta y el Instituto Nacional de Bellas Artes, junto con la comunidad artística mexicana, familiares, amigos y el pueblo en general rindieron un Homenaje de Cuerpo Presente al cronista y periodista mexicano Carlos Monsiváis este domingo 20 de junio en el Palacio de Bellas Artes.

Encabezaron el acto Alonso Lujambio, secretario de Educación Pública; Consuelo Sáizar, presidenta de Conaculta; y Teresa Vicencio Álvarez, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, quien señaló que Monsiváis, “ayer como hoy, es un personaje que convoca a todos los mexicanos, sin importar credos ni religiones, para escucharlo, reflexionar con sus palabras y verse siempre reflejados como en un espejo”.

Al Homenaje asistieron personalidades de todos los ámbitos de la cultura, entre ellos José María Pérez Gay, Silvia Molina, María Rojo, Coral Bracho, Eduardo Lizalde, Enrique Krauze, Teresa del Conde, Carlos Marín, Julio Scherer García, Denisse Dresser, entre muchos otros.

La entrañable amiga de “Monsi”, Elena Poniatowska, le dio el toque especial a la escena al hacer uso de la palabra: “¿Qué vamos a hacer sin ti, Monsi?.“tu mensaje fue ennoblecernos y hacer que creyéramos en nosotros mismos, porque tú eres la nobleza misma, el compromiso, la defensa de los derechos humanos, la indignación y el llanto del pueblo”, dijo conteniendo las lágrimas.

Antes de las diez de la mañana, decenas de personas se habían dado cita para despedir al autor de A ustedes les consta y Catecismo para indios remisos, que se ganó el cariño del pueblo, gracias a su carisma y pensamiento político.

A las 10:00 horas con 7 minutos llegó la carroza con los restos del escritor mexicano. Las miradas expectantes de la gente lo decían todo. Al momento de arribar, todos rodearon el vehículo para tratar de tocar el féretro y darle un gesto de despedida.

Cuando el ataúd empezó a salir, las personas de todas las edades aplaudieron al notable escritor mexicano. En muchos de los asistentes las lágrimas hicieron su aparición.

¡Bravo, Monsiváis! ¡Viva Carlos! ¡Viva Monsi!, gritaron algunos asistentes y los aplausos continuaron dentro y fuera del Palacio de Bellas Artes.

Encima del féretro se colocaron las banderas de México y de la UNAM, y una larga ovación se prolongó por varios minutos. Frente a éste se encontraba una caricatura de Monsiváis, realizada por Naranjo, cuyo rostro recordaba al ensayista en toda su plenitud intelectual.

Tras breves momentos silenciosos, la gente aplaudía a uno de sus escritores favoritos. Los otros eran José Saramago, quien fallecería un día antes que el mexicano, y Gabriel Vargas, imaginativo dibujante que tiene pocas semanas de haber muerto. Con seguridad, los tres se estarán riendo de la “canija vida”.

Una voz anónima exclamó: ¡Carlos Monsiváis es el orgullo de México!, e inmediatamente fue ovacionado por la gente, que no dejaba entrar al recinto de mármol. Horacio Franco, flautista ampliamente reconocido en los ámbitos nacional e internacional, se despidió a su manera cuando de manera espontánea se plantó frente al féretro e interpretó algunas piezas en honor del homenajeado, despertando aún más la sensibilidad de los presentes.

Posteriormente hicieron su aparición un mariachi que interpretó Amor perdido, entre otras, y un trío ejecutó boleros. Al término de sus interpretaciones, otra voz anónima sentenció: ¡Viva el héroe del pueblo!, uniéndose a esta consigna todos los presentes, como respuesta al cariño que Monsiváis, con su erudición y lenguaje preclaro cultivó.

Al mediodía, el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes era abarrotado por completo por centenares de personas y decenas de periodistas, mientras una larga fila desde la explanada del recinto aguardaba su turno para despedirse frente al féretro del escritor. Entre susurros, un señor de edad mediana dijo: ¿Ahora, quién nos defenderá?

Consuelo Sáizar, en su discurso, selló el epitafio del escrito nacido en 1938:” Con la partida de Carlos Monsiváis, un hombre inclasificable, termina el siglo XX mexicano, ya que de la segunda mitad analizó, cronicó, criticó y, en pocas palabras, cifró, para su generación y la historia”.

Luego de que espontáneamente todos los asistentes entonaran el Himno Nacional Mexicano, en punto de las 13:00 horas el ataúd fue retirado del lugar entre vivas, bravos, porras y lágrimas.

¡Hasta siempre, Carlos! lo despidieron otros seguidores no menos entusiastas. Luego la carroza partió por el Eje Central, entre las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México, ciudad a la que amó y ama a Carlos Monsiváis, y ello “a ustedes les consta”, parafraseó en el pórtico del Palacio de Bellas Artes una señora mayor.

Los restos de Carlos Monsiváis fueron incinerados más tarde y mañana lunes recibirá un Homenaje en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

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