martes, mayo 25, 2010

Se rompe el silencio

Teodoro Rentería Arróyave

Existen órdenes de poder que sólo los súbditos o los enredados en intereses recíprocos cumplen hasta cierto punto a cabalidad. El caso de la “desaparición”, como la han designado las autoridades federales, de Diego Fernández de Cevallos, “El Jefe Diego, es la circunstancial que ahora ocupa a la opinión pública nacional en sentido de que no se informe mas sobre el caso.

En el periplo por la República que llevamos a cabo gustosos por la campaña de la candidata de unidad, Hilda Luisa Valdemar y Lima a la presidencia de nuestra querida Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, y en algunos puntos la presentación de nuestro libro. “Mi vida Son Mis Amigos, una historia de los noticiarios en México”, es tema obligado ante públicos heterogéneos por politizados, la situación de violencia que se vive en el país y en particular el “levantón”, secuestro o desaparición forzada del Jefe Diego, que abordamos de acuerdo a las libertad de expresión y de prensa que garantizan nuestras leyes.

De acuerdo a la cronología de las visitas, es de dejar constancia de los encuentros fraternales con los dirigentes y líderes morales de las organizaciones: en Baja California empezamos en Mexicali con Susana Monroy Martínez, Colila Eguía Tonela, Alma Rosa Burcíaga Salazar, Víctor Ferrer, Bárbara Índira Mata Plascencia, Gerardo Arturo Galván Álvarez, María Esther Valdez, Salvador García Estrada, César Valdez, Jorge Gutiérrez, César Villalobos, Karla Gómez, Ivonne Coronado, Estela Aguirre, Enrique Estrada Barrera, Raúl Ramírez Baena y Lorena Rosas; en Playas de Rosarito con Claudia Salceda, Cristina Mariscal y Raúl García, y en Tijuana con Miguel Ángel Torres Ponce, Bibi Méndez y Enrique Méndez Álvarez.

Dejamos muy en claro que nosotros jamás nos hemos ceñido ni nos ceñiremos a caducas acciones de opacidad, que es muy respetable la petición de familiares de víctimas del secuestro por evitar informaciones que entorpezcan las negociaciones de liberación, pero de ahí a negar la información que se produzca “hasta el desenlace del mismo”, como se prometió en el caso de El Jefe Diego, existe un mar de diferencia que sólo abona el ocultamiento de la información, violenta las libertades y el derecho a la información.

Ya nos referimos a Irapuato y León, Guanajuato y a Lagos de Moreno, Jalisco, continuamos en Guadalajara, donde amigos, renovamos fraternas alianzas con El Colegio de Periodistas de Jalisco y con Prensa Unida de Guadalajara y sus dirigentes Ricardo Alcalá, Xavier Garabito Tovar, Jesús Pérez Loza, Francisco Javier Godoy González, Eduardo Gutiérrez y Othón Villela Larralde, finalmente en saludo de paso en Morelia con ese ícono del periodismo, Eleazar Zizumbo Herrera quien preside la naciente: Asociación Vieja Guardia Periodística de Michoacán.

El tiempo nos dio la razón, estas informaciones no pudieron ser ocultadas: en unos cuantos minutos se difundió por todo el mundo la foto del plagiado Diego, sus familiares declararon que la misma era auténtica, el inefable Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación, informó que al ex senador panista sus captores le habían extraído el chip de localización; la Procuraduría General de la República reculó a su vez al indicar que se salieron de las investigaciones, y nada menos que el presidente Felipe Calderón Hinojosa, en plena convención de su partido, después de una apología y pedir un aplauso Al Jefe, se dirigió al mismo desaparecido al asegurarle: “Vamos a pelear juntos muchas batallas más”.

En este México, que no quepa la menor duda, se podrán hacer todos los intentos de opacidad en el sentido de vulnerar las más caras libertades y el derecho a la información, y no lo lograrán, sólo unos cuantos súbditos o los enredados en intereses recíprocos estarán, genuflexos, a la obediencia denigrante. Por lo pronto en el caso coyuntural se rompió el silencio.

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