domingo, mayo 16, 2010

Mentira como arma política

Afuera la estación Coyoacán del Metro, un hombre reparte un volante. Se trata de un “Aviso urgente” que lleva en su encabezado el logotipo y el domicilio de la Comisión Federal de Electricidad. El documento tiene el formato de un recibo como los que en los últimos meses ese organismo ha utilizado para cobrar la energía eléctrica en el Valle de México. Las recientes cuan frecuentes interrupciones en el suministro del fluido eléctrico dan verosimilitud a las primeras líneas del comunicado:

“A nuestro público usuario. En C.F.E. estamos conscientes del deplorable servicio que brindamos a partir de la extinción de Luz y Fuerza del Centro. Derivado de ello te informamos que en breve tiempo en ésta zona del país, se concesionará a empresas internacionales como ABB, Unión Fenosa, Mitsubishi, Alston y Enron como se hace en el resto del territorio nacional”.


Propaganda Apócrifa


El lector medianamente informado advierte que se trata de un documento falso. Pero la mayoría de los transeúntes muy posiblemente creerán que es un aviso auténtico. En él aparecen las claves propias de un recibo normal y un código de barras. Además el sitio donde se reparte está junto a una subestación de la antigua Luz y Fuerza.

Firmado por el “Ing. Enrique Vargas Nieto, Subdirector de Administración Valle de México” de la CFE, el panfleto anuncia que las tarifas de energía eléctrica aumentarán todavía más pero solicita que los usuarios no paguen su consumo de energía eléctrica “hasta nuevo aviso, en virtud de que en los próximos diez años, las citadas empresas extranjeras instalarán alta tecnología para brindarte un servicio, ahora sí, de clase mundial”.

El volante está hecho para engañar, irritar y confundir. Al presentarlo como un documento legítimo, se ofrecen motivos de indignación con los inopinados anuncios sobre la supuesta privatización y el aumento de tarifas. El anuncio para que los usuarios suspendan sus pagos, podría conducir a que más de un incauto dé motivo a que le cancelen el servicio.

El individuo que distribuye la octavilla habitualmente reparte el periódico La fuerza del sol, editado por el Partido de la Revolución Democrática en el Distrito Federal. Cuando se le piden explicaciones sobre el panfleto, remite al periódico que también le dieron para entregar. Así que no resulta inadecuado atribuir al PRD la autoría, o al menos la distribución de ese volante. Ese panfleto se encuentra en varios sitios web como supuesta prueba de la decisión gubernamental para privatizar y encarecer la electricidad. No se dice que es falso.

Resulta muy lamentable que un partido nacional, que tiene posiciones claras e incluso críticas acerca de la desaparición de Luz y Fuerza y la gestión de la energía eléctrica en nuestro país, acuda a las mentiras y la desorientación para respaldar sus cuestionamientos al gobierno federal. La privatización de la electricidad no es un tema que actualmente esté propuesto por algún partido en el debate público, pero si se planteara seguramente el PRD encabezaría el rechazo a esa medida. De la misma manera, ese partido impugnó con entendible vehemencia la agresión del gobierno contra el Sindicato Mexicano de Electricistas.

El empleo de propaganda falsa y la propagación de rumores habían sido recursos de la extrema derecha. Cuando después 1968 algunos exaltados quisieron justificar la represión ordenada por Díaz Ordaz, circuló un libraco titulado El Móndrigo supuestamente escrito por un estudiante que habría muerto en Tlatelolco. En 1976, cuando terminaba el gobierno de Luis Echeverría, grupos conservadores hicieron correr el rumor de que habría un golpe de Estado. El catastrofismo, escribió Carlos Monsiváis acerca de aquel episodio, busca “aterrar para inmovilizar, magnificar conflictos para minimizar la capacidad de acción y reflexión, usar la credibilidad ante el rumor como solución de continuidad de la pasividad ante el autoritarismo” (“La ofensiva ideológica de la derecha” en el libro colectivo México hoy, 1979). Recientemente los rumores han sido utilizados por narcotraficantes, apoyados en redes de Internet, para intimidar y debilitar a la sociedad.

Que también el PRD utilice embustes, difundiendo un documento apócrifo, constituye una abdicación respecto de la lucha de ideas y el allanamiento al siempre riesgoso terreno de las murmuraciones. Recurso de la ultra derecha, el engaño político podría revertírsele: a fuerza de propalar que las fallas en el servicio se resolverán con la privatización ese partido hace propaganda, aunque sea involuntaria, a favor de la incursión de empresas extranjeras en la industria eléctrica. Nadie sabe para quién engaña.

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