El plan Paredes

David Aponte / Contraflujo

Beatriz Paredes Rangel hizo pedazos a Germán Martínez Cázares en las elecciones de 2009. La priísta arrebató al Partido Acción Nacional ciudades que estaban desde hacia muchos años pintadas de azul, y configuró el salón de sesiones del Palacio Legislativo con una presencia robusta del Partido Revolucionario Institucional. La estrategia electoral del entonces dirigente del PAN se desmoronó el día de las urnas. De nada le valieron las acusaciones y los gritos hacia los priístas. En febrero del año pasado y con una actitud rijosa, el líder panista expuso que los gobiernos priístas habían fracasado en la lucha contra la delincuencia organizada y el combate al narcotráfico. Centró su campaña en el tema de la lucha contra las drogas y la poca voluntad de los tricolores por acabar con esta plaga.

En su mensaje semanal por la página web del partido, Martínez Cázares metió una cuchillada que obligó a los priístas a cerrar filas frente a un enemigo que consideraban de poca monta: “Ahora no falta quienes desde el fracaso de los gobiernos del PRI sugieren la rendición en esta lucha (contra el narcotráfico)”, punzó el presidente de Acción Nacional. Sin mucho apoyo de los distintos sectores y grupos de interés partidista, Paredes Rangel navegaba solitaria en la contienda y no encaraba a su rival azul. Sus correligionarios se mostraban desesperados. Desde el Senado, los legisladores fieles a Manlio Fabio Beltrones daban la batalla mediática, pero no resultaba suficiente.

Pronto, los priístas reaccionaron con una estrategia para golpear la estrategia del presidente Felipe Calderón contra las drogas. Los bandos comenzaron una guerra sucia en Internet, plataforma que escapa a las regulaciones de más reciente reforma electoral. Al final, Paredes Rangel y los grupos priístas se alzaron con la victoria electoral, con la mayoría en la Cámara de Diputados, y la recuperación de gobiernos estatales y municipales. Abatido, Martínez Cázares tuvo que dejar la presidencia del partido. Esa fue la historia de los comicios del 2009.

El PRI tiene ahora un plan para el calendario electoral 2010: hacer trizas la alianza de los líderes del PAN, César Nava, y del PRD, Jesús Ortega. De hecho, los estrategas priístas comenzaron a trabajar desde hace varias semanas, con proyecciones de los resultados en los estados donde ya se desarrollan los comicios, y combates de sombra frente a la eventual estrategia de la coalición panista-perredista.

En un primer momento, registraron que el matrimonio opositor del PAN con el PRD arrancó muy fuerte. Los números movilizaron a los priístas y en las últimas semanas han visto un descenso y estancamiento de los azules-amarillos y una cuesta arriba de los tricolores. ¿Cuáles son las proyecciones del PRI para las elecciones de 2010? Los encargados de la estrategia electoral manejan los siguientes números para la contienda por las gubernaturas:

• Veracruz: 12 puntos arriba del PAN y una preferencia de dos a uno con las siglas.

• Puebla: Nueve puntos arriba del candidato panista.

• Zacatecas: Ocho puntos arriba del PRD.

• Sinaloa: Cuatro puntos arriba del PAN.

• Chihuahua: Ocho puntos arriba del PAN.

• Tamaulipas: 51 puntos arriba del PAN.

• Hidalgo: Nueve puntos arriba de la PAN-PRD

• Tlaxcala: Cuatro puntos 4 arriba del PAN.
• Aguascalientes: Ocho puntos arriba de PAN.

- Quintana Roo: 12 puntos arriba de la oposición.

- Durango: Ocho puntos arriba del PAN-PRD.

• Oaxaca: 5 puntos arriba de la coalición PAN-PRD.

Los priístas manejan además pronósticos de victoria en algunas elecciones municipales, principalmente la recuperación de la plaza de Tijuana, Baja California. El Plan de Paredes es mantener la ventaja y llevarse carro completo; dejar muy golpeado a Nava, que ha venido afrontado escándalos internos, como la renuncia de Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación, a la militancia panista por las coaliciones amarillas y el frustrado pacto con el PRI para el Estado de México, y aniquilado a Ortega, que está presionado por el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador por los pactos electorales con los azules.