jueves, diciembre 31, 2009

La aspiración de Fidel Herrera Beltrán

Álvaro Cepeda Neri

Los veracruzanos han tenido mujeres y hombres valiosísimos en la historia política y en la cultura (Miguel y Sebastián Lerdo de Tejada, Guillermo Héctor Rodríguez, un pensador de talla universal, olvidado por la Unam a la que sirvió forjando generaciones en sus clases de filosofía y derecho; consultar: Veracruz liberal, de Carmen Blázquez, Concepción Hernández y Aurelio Sánchez, editorial El Colegio de México).

Pero parió también, el aborto del dictador Santa Anna y a Fidel Herrera Beltrán... ¡que tiene la pesadilla de llegar a ser candidato presidencial, emulando a Peña Nieto y Beatriz Paredes junto con el sátrapa Eduardo Robinson-Bours, infanticida de la guardería ABC, donde murieron quemados 49 niños!

Para destituir a Santa Anna hubo necesidad de la Gloriosa Revolución de Ayutla, de 1854 que encabezó Juan Álvarez y convirtieron en la Constitución de 1857, la Reforma con las Leyes de Reforma (obra de Sebastián Lerdo de Tejada) y la Restauración de la República por la Generación de Juárez y los liberales (consultar las biografías: Liberales ilustres de México, editorial, facsímil reeditado por Miguel Ángel Porrúa).

Herrera Beltrán es el típico politiquillo que sobre un ladrillo cree que tiene dos centímetros más de estatura para aspirar a una candidatura presidencial. Ese bribón ordenó a sus serviles diputados del Congreso veracruzano que como la entidad número 17, sancionaran draconianamente a las mujeres que decidieran abortar porque fueron violadas, no tienen dinero para sostener a ese hijo como madres solteras víctimas del machismo o son embarazos no deseados.

Ante el repudio nacional por la intromisión del clero católico para convencer a los desgobernadores (apoyados los priistas por Beatriz Paredes quien escribió un panfleto para justificarse) de prohibir el aborto con penas medievales, y tras pagar la publicación de un recado para autojustificarse, volvió a ordenar a los legisladores jarochos que redujeran las sanciones.

Herrera Beltrán (sus paisanos lo tildan del “Barack Obama” tal vez porque su color tira a mulato) hizo puras payasadas. Su legislación contra el aborto es un enredo para quedar bien “con Dios y el Diablo”, pues las veracruzanas que decidan abortar, cumplirán una serie de requisitos, no para evitar las sanciones descabelladas de Herrera Beltrán, sino para ser internadas en un psiquiátrico para atenderlas como retrasadas mentales, cuando el enfermo mental es el desgobernadorcito de marras.

En sus casi seis años, fue un cacique dueño de vidas y haciendas y trata de imponer sucesor. Millonario quién sabe por qué fuentes, aunque no es descartable la corrupción que priva en el fidelato. Pero en su perverso juego sobre al aborto, decidió que las mujeres pueden abortar, siempre y cuando acepten ir al sanatorio, como sanción, donde les “lavarán” el cerebro de que hicieron mal y con asistencia clerical, de volver a abortar, aplicarles la amenaza de Pablo de negarles la entrada al cielo según invocó un cardenal mexicano para echárseles encima a los homosexuales.

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