viernes, diciembre 11, 2009

Cepal certifica a Calderón

Carlos Fernández-Vega / México SA

Estrellita para Carstens

El mayor logro en 80 años


¡Oh!, casualidades de la vida. Sin proponérselo, ayer la Cepal expidió un certificado de excelencia a la política económica calderonista y, también, estampó una estrellita en la frente al "mejor candidato" de Los Pinos, por sus "innumerables logros", para gobernar el Banco de México, es decir, al doctor "catarrito", ex secretario de Hacienda. En suma, tal certificado contiene lo siguiente: en 2009, la economía mexicana ocupa el escalón número 20, de 20 posibles, con el peor resultado, por mucho, en América Latina; es la que registra el desplome más pronunciado en la región, tanto, que su caída (6.7 por ciento) resulta casi cuatro veces más profunda que el promedio latinoamericano (1.8 por ciento); el producto interno bruto por habitante se hundió 7.7 por ciento (penúltimo lugar, compartido con Antigua y Barbuda, sólo superados por Saint Kitts y Nevis), contra 2.8 por ciento del promedio regional, lo que implica un retroceso de un quinquenio; con el derrumbe del presente año, el balance económico del primer trienio de Felipe Calderón arroja una tasa negativa anual promedio de 0.73 por ciento, el peor en 80 años para un periodo igual; en materia de empleo formal el país reporta "las mayores caídas en números absolutos", y para redondear registra el mayor incremento en pobreza e indigencia.

Pero el certificado cepalino también incluye las bondades de la política económica calderonista para 2010, año en el que, de acuerdo con las estimaciones del organismo regional, México crecería por abajo del promedio latinoamericano (3.5 contra 4.1 por ciento); su capacidad de recuperación sería menor a la de otras naciones de América Latina (Brasil, por ejemplo, con 5.5 por ciento, o Bolivia, con 4.5 por ciento) y sólo hasta 2011 podría alcanzar el nivel de actividad registrado hace tres años (en 2007, cuando el "crecimiento" fue de 3.2 por ciento), porque "la reactivación será más notoria en América del Sur y Centroamérica, excluyendo México". Todo lo anterior forma parte de los "innumerables logros" de Agustín Carstens en la Secretaría de Hacienda y de quien ahora lo propone como el "mejor candidato" a gobernar el Banco de México.

De ese tamaño es el tiradero, por lo que obvio es que el único que tiene motivos para celebrar es el doctor Carstens, pues no sólo mantiene la inmunidad (léase impunidad) concedida por Calderón (impune él mismo), sino que como gobernador del Banco de México ganará alrededor de 40 mil pesos más que en la Secretaría de Hacienda, para redondear un sueldo de 195 mil pesos libres de polvo y paja –más una que otra prestación–, puntualmente pagado por los mexicanos que ni de lejos avalaron la ya famosa tesis del "catarrito", pero que de cualquier suerte han pagado la factura y a estas alturas ya no sienten lo duro sino lo tupido. ¿Y Haití, el sempiterno competidor de la economía mexicana? Pues Haití crecerá 2 por ciento en 2009 y un tanto igual en 2010.

La Cepal divulgó ayer su Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2009, en el que subraya que "la exigua carga tributaria (en México) dificultó la aplicación de medidas fiscales significativas orientadas a reducir los efectos de la crisis. Además, al privilegiar la estabilidad nominal sobre la real, tampoco se aprovechó la posición favorable de la deuda pública para contratar préstamos que habrían facilitado la aplicación de una política anticíclica de mayor impacto sobre la demanda agregada. Para 2010 se espera que experimente una etapa de recuperación encabezada por el repunte previsto de la economía estadunidense. Recién en 2011 podría alcanzarse el nivel de actividad registrado hace tres años. Se estima que la inflación se elevará a 5 por ciento, debido en parte al aumento de la tasa del IVA y otros impuestos aprobados para 2010, en un entorno de expansión moderada del consumo. La economía mexicana entró en recesión a partir del último trimestre de 2008, lo que puso de manifiesto sus insuficiencias estructurales, su vulnerabilidad frente a los choques externos y la debilidad y escasa resistencia del aparato productivo, así como el reducido margen de maniobra de la política pública para contrarrestarlos". La influenza AH1N1, de acuerdo con el organismo, tuvo un impacto de alrededor de 0.7 por ciento del PIB.

El mercado de trabajo resintió la caída de la producción. La tasa de desocupación abierta continuó su tendencia alcista al pasar de 3.9 por ciento de la población económicamente activa en septiembre de 2007 a 4.3 por ciento un año después, y a 6.4 por ciento en el noveno mes de 2009. El sector informal absorbió el 28 por ciento de la PEA, "por lo que más de un tercio de la ella estaba desocupada o subocupada. El número de trabajadores afiliados al IMSS disminuyó en casi medio millón entre octubre de 2008 e igual mes de 2009 (-3.4 por ciento). Como resultado de ello, los sectores de la industria manufacturera (-7 por ciento), la construcción (-9.5) y de transportes y comunicaciones (-4,3) fueron los más afectados". En síntesis, el número de desempleados oficialmente reconocidos como tales se incrementó a 3 millones de mexicanos.

Lamentablemente la Cepal no presenta estadísticas sobre el número de los evasivos discursos de Felipe Calderón (de la "gripa" al "navío de gran calado"; de las crisis nos hace lo que el viento a Juárez, "porque es externa", a "las finanzas públicas sólidas", por sólo citar unas cuentas perlas) y Agustín Carstens (el "catarrito" –la crisis– "es un bache que tiene agua, entonces hay que ver cuál es el fondo", "uno tiene que actuar responsablemente y eso fue lo que hizo y decidió" (el inquilino de Los Pinos), "parece que Joseph Stiglitz desconoce que México fue azotado por dos golpes", "yo estoy muy contento en la Secretaría de Hacienda"). Lástima, porque eso fue lo único que hicieron para "atemperar" la crisis: discursos, muchos discursos.

Lo cierto es que la dupla Calderón-Carstens logró lo que nadie en 80 años de historia mexicana. Vamos, ni Miguel de la Madrid, quien durante tres sexenios al hilo ocupó la irrefutable primera posición en lo que a fracaso económico se refiere: en su primer trienio en Los Pinos, la tasa promedio anual de "crecimiento" fue de 0.7 por ciento positivo; pero la citada pareja la hundió a 1.25 por ciento negativo (léase trienio perdido). Allí están, pues, los "innumerables logros" del ex secretario de Hacienda y de quien le ordena, el inquilino de Los Pinos, que dan sustento a la "inmejorable" candidatura del doctor "catarrito" al Banco de México.

Las rebanadas del pastel

Por no prestar la atención debida, surge la duda: al recibir el Premio Nobel de la Paz en Estocolmo, ¿quién fue el orador: Obama o Bush?

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