miércoles, noviembre 18, 2009

"Un poquito de liderazgo", please

Francisco Rodríguez

DESDE LA TARDE
de este lunes, el cintillo del canal de negocios que en la televisión mantiene la agencia Bloomberg comenzó a titilar: México tan sólo necesita “un poco de liderazgo”. Y la declaración se adjudicaba a Guillermo Ortiz, aún gobernador del Banco de México, quien en una conferencia dictada en la Universidad de Yale, señalaba a su audiencia que, con eso, con unas migajas de liderazgo, solucionar los problemas de la economía del país, resultaría facilísimo.



Estamos tan verdaderamente jodidos, que con eso nos conformaríamos, cierto. A little bit of leadership.

¿Quién quiere a un Churchill o a un De Gaulle, si con un Lula o hasta con un Berlusconi estaríamos más que satisfechos?

La ausencia de liderazgo es apabullante. Prácticamente desde que inició el siglo XXI el país ha estado a la deriva: sin timonel y, por ende, sin rumbo y mucho menos destino. Las más que mediocres gestiones de Vicente Fox y de Felipe Calderón no sólo han detenido la marcha que con sus asegunes –Fobaproa incluido-- el país llevaba hasta el final de la centuria pasada.

El debate económico de estos días confirma el diagnóstico de desorientación y falta de liderazgo: por la forma poco concreta de proponer el aumento de impuestos, por la poca consistencia de la argumentación técnica y política, y por la falta de convicción de la puesta en escena. Ya no es sorprendente.

Calderón ha pasado de negar la crisis a decir que la economía mexicana estaba en mejores condiciones que las de su entorno para salir del pozo. Todo ello para acabar reconociendo que la recuperación será muy lenta y permitir que se apuntale la idea de la fragilidad de la paz social.

El PRI moduló el discurso sin entrar en la formulación concreta de alternativas. No le hace falta. Tiene perfectamente identificadas las debilidades y las soledades de la fallida administración calderoniana.

Su cálculo está muy claro: si Calderón sigue enfrentándose a todos los factores reales de poder –empresarios, alto clero, clases medias--, la vía para ganar confianza electoral y recuperar el poder está en la moderación. Así le ganaron, desde ya, en la discusión de los presupuestos de egresos, muy notablemente.

Sólo el ex dirigente priísta Roberto Madrazo está fuera de tono. Más por sus rencores personales que por estrategia de un partido que prácticamente lo expulsó de sus filas, aunque los gobernadores lo sigan “apapachando” en las ceremonias de sus informes de gobierno.

Consistente en su discurso de calificar al contrincante cual “perfecto fracasado” –remember Francisco Labastida--, el tabasqueño recién ha dicho que de los programas que tiene en marcha Felipe Calderón, han fracasado seis de cada diez, principalmente por los subejercicios presupuestales. “Tienen mucho dinero y no lo saben (¿o quieren?) gastar”, dijo Madrazo.

La ausencia de liderazgo es atroz.
Peor cuando Calderón actúa cual si fuese dirigente de un partido de oposición… ¡a él mismo!
¿O no?

Índice Flamígero: Eso sí, en materia de corrupción México va que vuela para el liderazgo mundial. En sólo un año, y de acuerdo al informe de Transparencia Internacional con sede en Londres, el país avanzó 17 lugares. A este ritmo –que todavía se puede mejorar--, para el 2012, cuando teóricamente termina el sexenio de Calderón, el sitio a ocuar será el 101 de 180 países donde se mide la percepción de la vida corrupta de las naciones. ¡En esto sí que son aplicados los panistas!

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