miércoles, octubre 14, 2009

Privatización de facto

Francisco Rodríguez

La privatización de los comunes equivale a enredar y complicar aún más la tragedia de los comunes

Mario Buenfil

CADA VEZ MÁS
la producción de energía eléctrica en nuestro país está en manos privadas, en su mayoría extranjeras. Ello, no obstante que el Artículo 27 constitucional reclama como actividad exclusiva del Estado esta tarea. Subterfugios legales son los que permiten que, como en otros casos, la Carta Magna sea saltada “a la torera”.

Este principio que, pese a todo, aún prevalece en el texto político fundamental, responde a realidades históricas que el país ha tenido que enfrentar y cuyo aprendizaje radica en que existen áreas que deben ser consideradas como estratégicas, y cuya explotación económica debe estar en manos del Estado.

Hasta 1937, los objetivos de desarrollo tanto en áreas rurales como urbanas, no eran correspondidos por las empresas privadas que tenían menos del 38% de la cobertura de energía eléctrica. Por tal, en agosto de ese año, se creó la Comisión Federal de Electricidad cuyo objetivo primordial fue construir la infraestructura necesaria para dotar de energía eléctrica a toda la población. La capacidad de generación que alcanzó la CFE, no pudo ser equiparada por las empresas privadas. Hacia 1960 había una capacidad instalada de 2 mil 308 Megawatts, de los cuales la CFE generaba el 54%. El resto se encontraba en manos de empresas como la Mexican Light que producía el 25% y la American and Foreign que aportaba el 12%, y el 9% restantes compañías de menor tamaño.

Hoy, la capacidad instalada que reporta la CFE es de 49 mil 861 Megawatts, dividiéndose ésta en diferentes fuentes, las termoeléctricas producen el 44.82%, las hidroeléctricas contribuyen con el 22.15%, las carboeléctricas producen el 5.21%, y en menor grado las geotérmicas con 2.74% de la producción nacional, y 0.17% las eoeléctricas. Dato importante: El 22.98% de la energía eléctrica corresponde hoy a los Productores Independientes de Energía, esto es, iniciativa privada, que reitero, es fundamentalmente extranjera.

Son empresas privadas que ya forman parte del paisaje cotidiano del mundillo empresarial.
Ayer mismo, por ejemplo, una sola columna “empresarial” daba cuenta de las actividades de dos de estas productoras independientes de energía.

1) La española Iberdrola en pleito con Pemex por el precio al que la paraestatal le vende el gas. La firma española compra gas al Estado para producir electricidad, la que vende nuevamente al Estado, representado por CFE. El gas lo cobra Pemex Gas y Petroquímica Básica (PGPB con tarifas fijadas en "acuerdos base" firmados por la petrolera y las empresas. Pero Iberdrola afirma que Pemex violó acuerdos y cobró en exceso, por lo que exige devolución de lo pagado adicionalmente, más intereses, claro está.

2) Dragados Offshore, ganó un contratote con Pemex Exploración y Producción. Armará y pondrá en marcha una plataforma de generación eléctrica que lleva el singular nombre PG-Zaap-C. La productora de electricidad estará ubicada en la Sonda de Campeche y servirá para dar energía a las bombas que extraen crudo y gas del campo Ku-Maloob-Zaap, que a estas alturas ya produce más que Cantarell. El cheque para la empresa privada será de 2 mil 629 millones de pesos, sin contar IVA. Le ganó a General Electric, Siemens, Dresser Rand y ABB, otras productoras independientes de energía.

A este paso, la proporción de la producción eléctrica a cargo de la CFE regresará a los niveles históricos de 1937.
Cada vez más, son las empresas privadas, fundamentalmente extranjeras, las que generan la energía eléctrica, mientras que la inversión en la CFE decae.

Así, el decreto que liquidó a la Compañía de Luz y Fuerza, en los hechos, significó la privatización de la prestación del servicio, ¿no cree usted?

Índice Flamígero: En su acostumbrada colaboración, el psicoanalista José Antonio Lara Peinado lamenta haber tenido razón en su diagnóstico sobre el trastorno de personalidad del señor Calderón: “Clínicamente, observamos una fase perversa de justificación en torno al porqué se quiere acabar con Luz y Fuerza. No sólo eso. Estamos también observando como alrededor de una decisión perversa (en tanto no tiene límites) hay una buena cantidad de sujetos que, lejos de cuestionar, comparten la decisión. No en aras de una preocupación por el país, más bien en aras de disfrutar y de gozar con el dolor del que menos tiene. Todo mundo, de manera perversa, le entra al goce que provoca la decisión del gobierno. La televisión ha comenzado a disfrutar, a burlarse, a gozar, a ofender. Los poderosos han empezado a frotarse las manos ante el negocio que se avecina. Las fuerzas del Estado y su comandante en jefe, ya comienzan a limpiar sus escudos y pistolas por si la situación amerita mancharlas de sangre. Y desde que limpian, gozan. Estamos en la antesala de que el quiebre de personalidad del señor Calderón se combine con el quiebre de personalidad de militares, empresarios y políticos que en su patología no pueden aceptar que este país se está cayendo a pedazos, y se provoque un derramamiento de sangre. Para el perverso no hay límites, ni vergüenza ni asco.”

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