jueves, octubre 08, 2009

De arbitraje y cosas peores

Carlos Albert / Juego Limpio

¿El arbitraje mexicano es corrupto?, obviamente no todo, pero por supuesto que existe corrupción evidente... desde su origen administrativo perverso

Dejémonos de sentimentalismos idiotas, seamos claros, sólo así podremos acabar con la corrupción en este país, ¿con qué cara niegan la corrupción del arbitraje si se han comprobado y documentado públicamente varios casos de corrupción?, ¿de qué se trata?, ¿de jugarle al tío Lolo?, por supuesto que no son todos, pero de que hay corrupción, la hay.


Los invito a analizar el siguiente argumento, ¿cómo se maneja el arbitraje en Europa?, allá los árbitros SON INDEPENDIENTES DE SUS FEDERACIONES, ¿cómo se manejan en México?, aquí son DEPENDIENTES 100% DE MAMÁ FEDERACIÓN, tienen su oficina en el edificio de la Federación, son seleccionados Y ASIGNADOS por la Federación, el presidente de los árbitros, Aarón Padilla, es empleado de la Federación, es más, lo IMPONE la Federación a huevo, ¿ustedes creen que esto es ético, honesto, claro y transparente? Yo no, por eso insisto en que más allá de los errores normales y humanos, en nuestro futbol administrado, controlado y manipulado POR UNA PERSONA, no podemos hablar de honestidad arbitral. Repito, nadie muerde la mano que le da de comer, hasta inconscientemente los árbitros y Padilla actúan a favor de ciertos equipos, no hay un sentido de justicia imparcial, ¿cómo aceptar que los jueces sean empleados de aquellos a los que tienen que juzgar?... Es ridículo y grotesco… seamos sinceros, cuando TODO LO DECIDE UNA PERSONA, ABSOLUTAMENTE TODO, ¿quién puede insistir en objetividad, honestidad y justicia?... Sólo los que están en el ajo y los que pretenden sacar provecho de esa malformación, sólo los interesados en que las cosas sigan así para sacar provecho personal.

EN MÉXICO seguimos dejando nuestro destino en manos de los deshonestos… y el futbol no es la excepción.

P.D. ¿Arbitrajes honestos?... Sí, como no, una cosa es la inocencia y otra el pendejismo.

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