lunes, agosto 24, 2009

Reprobado mundialmente el sistema educativo mexicano, no los maestros ni los alumnos

Pedro Echeverría V.

1. Hoy se publicó que hubo un 70 por ciento de profesores de primaria y secundaria reprobados en pruebas realizadas por el gobierno y el sector privado; con ello la clase dominante busca lavar su profunda incapacidad y corrupción y, al mismo tiempo, busca culpar a los profesores y estudiantes de la pésima educación en México, que por cierto el país ocupa los últimos lugares en el mundo. Esos mismos profesores, laborando en escuelas privadas o en los EEUU, son muy cumplidos y eficientes. ¿Cuál entonces es la causa? Una gran corrupción gubernamental y sindical (SNTE) cuyo único objetivo es obtener simpatizantes y votantes entre el millón y medio de profesores, organizar grupos entre ellos repartiendo dinero, cargos, licencias, préstamos y permitiendo todo.

2. Que hay alumnos y maestros muy irresponsables, nadie puede negarlo; muchos alumnos que no les gusta estudiar, que son obligados por sus padres, y muchos profesores que recibieron un título sin tener vocación y laboran por necesidad de ingresos. Pero tampoco puede negarse que los exámenes o pruebas –además de los miles de recomendados- sólo miden lo que desean los que la aplican, es decir, se construyen para conseguir lo que se quiere. La pregunta inicial del que elabora la prueba es: ¿Cuántos quieres que aprueben y cuántos deben quedar rechazados? ¿Qué tipo de personal necesitas y cómo quieres que piensen? Una prueba es como un colador y un embudo, sólo pasan los que los propietarios o autoridades necesitan o autorizan.

3. Hasta los años setenta en México ingresaban sin examen de admisión todos los estudiantes que entregaran sus antecedentes de escolaridad y hasta 1960 hubo una gran necesidad de profesores en el país y recibían plazas hasta quienes no habían terminado la carrera de normalista. Se hablaba de deficiente preparación pero nadie era rechazado por falta de cupo o por falta de plazas de maestro. Pero en las siguientes décadas creció la población y en lugar de aplicar mayor presupuesto educativo, ampliar las escuelas y contratar profesores para que el país supere sus deficiencias, el gobierno tomó el camino de los recortes, así como lo hizo en servicios de salud, hospitales, médicos y medicinas. Mientras en México se necesitan cientos de miles de maestros y médicos, se cierran las carreras y se rechazan a estudiantes.

4. La educación estuvo siempre muy mal, pero a partir de 1982, con la crisis económica producto del desplome de los precios del petróleo, la introducción abierta del neoliberalismo y la privatización, la educación empeoró. Los secretarios de Educación, totalmente ignorantes de los problemas educativos, sólo pudieron actuar subordinados a los dirigentes nacionales del SNTE. Tanto en las oficinas centrales de la SEP, como en las delegaciones de los estados, el SNTE impuso a las autoridades con nombramientos firmados por la SEP. El sistema educativo: presupuestos, planes, programas, asignaturas, contratación de personal, cursos de nivelación, calendarios escolares, horarios, todo, bajo el control de las autoridades corruptas de la SEP/SNTE.

5. La dirigente del SNTE, Esther Gordillo, con más de 20 años como cacique sindical, es quien ha determinado (de acuerdo a sus intereses) sobre las políticas educativas durante esas dos décadas. Con la representación legal de millón y medio de afiliados, fue secretaria general del PRI, al mismo tiempo coordinadora de los diputados de ese partido, al mismo tiempo dirigente del FSTSE y aliada fundamental del presidente de la República. Hoy se da el caso que los más recientes exsecretarios de Educación Pública –que demostraron una ignorancia total en su desempeño- son los coordinadores de diputados del PAN (Josefina Vázquez) y de Nueva Alianza (Reyes Tamez). Fueron los personajes de los gobiernos panistas que más desgraciaron la educación mexicana.

6. La educación mexicana se ha desplomado porque la economía y el mismo sistema de explotación capitalista se están hundiendo. ¿Cómo tener en México una buena educación si el 70 por ciento de los estudiantes no tienen una alimentación adecuada, si los ingresos de los padres son miserables y los estudios de éstos son de alrededor de cinco años? A pesar de esta base estructural determinante algo se podría salvar si los gobiernos se preocuparan realmente por la educación y comprendieran la vital importancia de ésta. ¿Cómo hablar de preocupación del gobierno si en vez de aprobarse mayor presupuesto (para manejarse con equidad y honradez) y para hacer más grande el sistema educativo, año tras años se recorta o no se ejerce? El cinismo es brutal.

7. ¿Cómo puede construirse una buena educación en México si existe un proceso de privatización que destruye todo lo avanzado en educación pública? ¿Cómo pueden los gobiernos del país defender la educación pública si casi todos ellos (los principales gobernantes) estudiaron en colegios privados de alto nivel o en los EEUU? Necesitamos realizar profundas transformaciones para poner de pie la educación dado que todo está de cabeza. Los profesores que trabajan real y honradamente no son reconocidos, porque son los políticos y los militantes del sindicalismo corrupto los que dominan. ¿Cómo gozar de una buena educación en nuestro país si los valores y conductas que se expanden tienen que ver con la subordinación a las altas autoridades?

8. La educación en México sólo podrá rescatarse con una revolución total desde abajo. Desde los maestros con alto nivel de conciencia y de lucha, hasta los estudiantes y sus padres que se manifiesten para reclamar la educación popular, pública y gratuita. Los ejemplos de Oaxaca y Michoacán –donde los profesores luchadores de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) han tenido mucha presencia- pueden ser ejemplos para lograr una educación crítica y participativa en el país. Desafortunadamente las experiencias iniciales del Colegio de Ciencia y Humanidades, en donde los planteamientos de Freire dominaron en sus primeros ocho años de vida (1971-78), se vinieron abajo. Lo mismo debería decirse del desplome del movimiento estudiantil universitario anticapitalista.

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