miércoles, julio 15, 2009

Perspectiva Global

SALVADOR SUÁREZ ZAIZAR

Artículo número 43


Asistí a una importante reunión donde se trataron temas de inversión y comercio exterior. Se expuso a los empresarios asiáticos las ventajas comparativas que ofrece México al capital extranjero: capital humano capacitado, ubicación estratégica al ser vecino de Estados Unidos, avances en infraestructura, tratados de libre comercio, mercado interno, entre otras.

En la mesa de honor observé a dos altos funcionarios mexicanos, anfitriones del evento, entretenidos usando su celular o platicando entre ellos, perdidos en su mundo, ese espacio tan alejado de la realidad que vive el país. Los miré, y di gracias por los buenos maestros que durante mis estudios me insistieron en evitar cualquier tipo de distracción en clase. Una vez más comprobé la importancia de esas sencillas reglas de conducta que en su momento me parecían excesivas.

Para comprender lo grave de esa actitud es necesario entender sólo un poco de la cultura asiática, la cual otorga demasiada importancia a las formas. En México se podría explicar con la frase: “ese tipo de acciones dicen más que mil palabras”. ¿Con qué cara se habla de un país interesado en atraer inversiones, cuando las personas que lo promueven no pueden ni siquiera interesarse en su exposición? Pero sucedió algo más… esos funcionarios se marcharon a media conferencia, causando la distracción y asombro de la contraparte extranjera. Después, fueron disculpados y se utilizó el pretexto de que tuvieron una urgencia.

Durante la comida un empresario asiático habló de sus múltiples negocios en el mundo, principalmente en Asia, África y Norteamérica. Después de unos minutos, cuando adquirió confianza, dijo que en el único lugar en el que había tenido problemas con las autoridades era México. Comentó que la mejor promoción que puede realizar nuestro país es cuidando al inversionista y su capital, ya que se expresará muy bien de México entre sus colegas y eso repercutirá en mayores volúmenes de inversión. Razoné un poco y me di cuenta de lo acertado de su comentario.

¿Cuántos empresarios mexicanos pueden invertir en el extranjero? Si los contamos, veríamos que el grupo es muy reducido y que muchos de ellos se reúnen de manera frecuente o se ven en distintos eventos. Si entendemos esta lógica, nos damos cuenta que un empresario que hable mal de un país como destino para sus inversiones realmente causa un impacto importante sobre las decisiones de otras personas. Por lo tanto, la labor no es solamente invertir millones de pesos en la promoción de México en el mundo, esa estrategia debe ir acompañada por un esfuerzo real por crear un clima propicio para los negocios en nuestro territorio.

Así se aprende de la vida, de observar detalles y escuchar las experiencias de otras personas. La sencillez, responsabilidad y respeto a los demás son valores que tenemos que hacer nuestros. Estoy cansado de que el mundo nos etiquete a los mexicanos de incumplidos e impuntuales, entre otros aspectos negativos. Pero ¿Cómo refutarlo cuando nuestros propios representantes así se muestran a los extranjeros? ¿Cómo negarlo cuando algunos de nosotros también lo hacemos?

Cambiemos esos malos hábitos. Así, ya no esperaremos horas a que lleguen nuestros gobernantes a sus citas por más ocupados que estén, gastando en muchas ocasiones el valioso tiempo de cientos de personas sin el mínimo remordimiento. Cuidemos las formas, esos detalles que hablan de una persona y reflejan su integridad, y hagámoslo todavía más en el extranjero porque es la imagen que proyectamos de México en el mundo.

Por nuestro bienestar, construyamos un mejor país.

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