miércoles, julio 29, 2009

La ofensiva de Washington

Francisco Rodríguez

Una estrategia correcta puede sobrevivir a una campaña mediocre, pero incluso una campaña brillante puede fallar si la estrategia es errónea

Joseph Napolitan

MUY POCAS OCASIONES
el influyente diario The Washington Post destina su principal espacio a reportajes, pues privilegia lo noticioso. Menos son las veces en las que en sus “ocho columnas” da cabida a reportajes internacionales, cual lo hizo en su edición de ayer en la que se leía, que “Urge una nueva estrategia en México”, habida cuenta de que la guerra contra los cárteles de las drogas de Felipe Calderón, apoyada por los Estados Unidos, está perdiendo apoyos políticos.

Y también populares, pues en la versión on line del diario más acreditado de la capital imperial se puede observar un video en el que habitantes de Ciudad Juárez lamentan lo que antes festejaron: la presencia ahí del Ejército.

Coincide la publicación del WP con la presencia aquí del llamado zar antidrogas del gobierno de Barack Obama, el señor Gil Kerlikowske, quien ha cumplido con cuanto evento protocolario han coordinado su oficina y la del procurador general Eduardo Medina-Mora, conferencia de prensa y declaraciones amistosas incluidas, pero que en lo privado, de acuerdo a informaciones de fuentes irreprochables, habría llegado a Los Pinos, la tarde del lunes, a demandar los relevos de su anfitrión, el titular de la PGR, lo mismo que el de –el mediáticamente desaparecido-- Genaro García Luna, cabeza formal de la Secretaría de Seguridad Pública y de la policía federal.

Firmado por William Booth y Steve Fainaru, quienes acumulan ya una larga lista de publicaciones en torno a la caótica “guerra” de Calderón, el reportaje de ayer enfatiza sobre cómo es que, ante lo fallido de la estrategia adoptada para combatir al crimen organizado, en dos años y medio, Felipe Calderón se ha quedado solo, incluso sin los apoyos de quienes antes le han respaldado. Un caso citado un par de ocasiones es el del ex alcalde de Ciudad Juárez y actual senador Ramón Galindo, quien ha contendido bajo las siglas del PAN, mismo que habría dicho al diario que dirigiera la mítica Katherine Graham que “la gente en México está perdiendo la esperanza, y es urgente que el Congreso, los partidos políticos y el presidente reconsideren esta estrategia”.

Sólo que a Galindo le pasa por alto que en esta peculiar “guerra” el Congreso mexicano no ha sido tomado en cuenta.
A Galindo también le atribuyen los reporteros estadounidenses haber dicho que Calderón “parece estar cada vez más aislado en México, debilitado por la derrota de su partido en las últimas elecciones de mitad de período y por la implacable carnicería” desatada por lo que los medios llaman “La Guerra de Calderón”.

“Cambio de estrategia” urge el The Washington Post en su titular.
Pero ni el ocupante del palacete de los Covián, Fernando Gómez Mont, ni el asesor de Calderón en estos asuntos, Monte Alejandro Rubido, coinciden, de acuerdo al reportaje. El primero dijo, según lo consignado, “sabemos que estamos haciéndolo bien”. El segundo, por su parte, que “no hay alternativas”.

Coincidió con ellos Anthony Placido, jefe de inteligencia de la DEA, quien al ser interrogado sobre cambios en la estrategia hasta ahora seguida por Calderón, replicó que no habría porqué hacer ninguno. Aunque agregó, significativamente, su preocupación porque Calderón está librando no sólo una guerra en contra de las organizaciones criminarles, sino también “contra el reloj”.

Efectivamente, el tiempo se agota y la violencia desatada crece en proporción geométrica. Tiempo que, además, no sólo transcurre velozmente para Calderón, incluso para el gobierno de Obama, quien en este terreno sigue idénticos pasos a los que diera su antecesor George W. Bush. Invierten cantidades significativas del dinero de sus taxpayers, sin recibir prácticamente nada a cambio, pues las drogas siguen inundando sus calles y manteniendo catatónicos, enajenados, a los habitantes del vasto territorio estadounidense.

Lo peor es que, de acuerdo a los comentarios de los lectores estadounidenses de la nota de Booth y Fainaru, el clima de violencia, la pobreza incontenible y, sobremanera, la ausencia de control --¿o de gobernabilidad?— en el territorio mexicano, convierten a nuestro país en un riesgo de seguridad nacional para los estadounidenses.

Por tal urgen a Calderón, lo mismo el zar antidrogas que, ¿coincidentemente?, el WP: cambios, cambios, cambios…

Índice Flamígero: Don Rafael Loza, lector del Índice, recuerda que el primo de Margarita Zavala Gómez del Campo, Ricardo Humberto Zavala Mac Gregor, director de Relaciones Laborales de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, es hermano de Luis Felipe, a quien asesinaron recién ocupó Felipe Calderón la Presidencia de la República. Ricardo Humberto es quien se niega a reinstalar a la ciudadana Lilia Cortés, en su cargo, cual le platiqué aquí hace dos días. + + + NO HAGAN OLAS, pareciera ser el grito de Zeferino Torreblanca a quien todo le sale mal. El sector oficial del estado, en cuarentena. Y ahora la corriente marina ecuatorial que levanta rompientes que ya han cobrado vidas de turistas. + + + TIENEN RAZÓN QUIENES han señalado al señor Calderón cual “salado”. Los Pumas de la UNAM, perdieron luego de visitarlo en Los Pinos. Ya felicitada la selección de futbol por su triunfo sobre EU, no queda sino esperar la goliza gringa el próximo 12 de agosto.

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