lunes, junio 29, 2009

¡Y ahora es forense!

Índice Político / Francisco Rodríguez

De médico, poeta y loco…
Refrán popular

EL PAÍS SE
está cayendo a pedazos, sobre todo en cuestiones económicas. Hay cadáveres regados por todos los rincones del territorio nacional. La polarización social es el principal ingrediente de la ingobernabilidad, y aún sabiéndolo los panistas la atizan. El sistema político-electoral, prácticamente dejó de ser funcional.

¿Qué hace el señor Felipe Calderón ante ese panorama?

Sigue jugando al doctor. Ya se vistió de gastroenterólogo, oncólogo, psiquiatra y hasta cardiólogo. No satisfecho con tales postgrados y especialidades, ahora también incursiona en el terreno de la medicina forense o legal y, a miles de kilómetros de la Coroner’s Office del condado de Los Ángeles, más rápido y aparentemente eficaz, el ocupante de Los Pinos ya dio a conocer la autopsia del recién fallecido ídolo de la música pop, Michael Jackson: “uso indebido y excesivo de drogas”.

Estoy seguro que, por ello –y muchas otras gansadas más--, hoy mismo la Administración mexicana es el hazmerreír internacional.

Vea si no es así cuando a mi buzón electrónico llegó la tarde del último viernes el siguiente mensaje, remitido por un colega que ha encontrado no sólo un mejor estadio de vida en tierras estadounidenses, también la libertad de expresión que aquí aún se regatea –o coopta— a no pocos periodistas:

“Venia de San Bernardino a Los Ángeles y escuchaba a Pepe Cárdenas en su noticiero de Radio Fórmula. Presentó a Calderón, quien en un discurso aseguró que Jackson había sido víctima de las drogas. Lo dio como un hecho y luego vinculó este deceso con la importancia de su campaña contra las drogas.

“Pero diez minutos después, Cárdenas se enlazó con un conocido periodista de Telemundo, Rubén Luengas, quien afirmó que el forense dará a conocer las causas de la muerte del artista dentro de cuatro semanas, mínimo.
“¿Por qué Calderón se atreve a hacer semejante aseveración, sólo a partir de un supuesto?”, pregunta mi corresponsal radicado en Estados Unidos.

Por su megalomanía, creo yo.
Ya salvó a la humanidad, ¿no es así?

Supongo, entonces, que tras esa magna tarea, ahora puede ejercer de cualquier cosa y en cuanto lugar del planeta --por él puesto a salvo— se le antoje.

Tiene razón mi amiga nacida en tierras sudamericanas. México tiene a la peor de todas las clases políticas del Continente.

Calderón es la personificación de la misma.

Porque suponiendo –claro, sin conceder— que Jackson haya fallecido cual la autopsia de Calderón ha revelado, el ocupante de Los Pinos ha dado al cantante un carácter de delincuente, por consumir, cuando en realidad se trata de un enfermo. Claro que estos son los parámetros de la Organización Mundial de la Salud…

Pero como la OMS ha sido ya ampliamente rebasada por el michoacano –lo prueba y comprueba el hecho de que la organización multilateral aún lidia con la pandemia de influenza y, jejeje, Calderón ya acabó aquí con ella, mientras desplegaba su talento ante sendos tableros de “damas chinas” y “turista”--, criminalizar la aún presumible overdose de quien será recordado por su Thriller es, de plano, una inequívoca señal de ignorancia o, incluso, de mala fe, por parte del egresado de una escuela confesional donde se imparte ¿libérrimamente? la cátedra de Derecho.

¿Dónde está su caridad cristiana con el prójimo, además?
¿Dónde su respeto por el ser humano fallecido, por sus familiares y aún por los seguidores del ídolo?
No. No nos merecemos a esta clase política.

Aunque su ejercicio de la res publica es una tragedia, su megalomanía deriva en comedia, si no es que muchas veces hasta en farsa.

El de Calderón es el segundo gran culto a la personalidad del siglo XXI mexicano. El primero, claro, fue el de Fox. Ambos han explotado los riquísimos potenciales de los medios modernos de comunicación para glorificar su imagen como la de un Mesías. Y como todo culto a la personalidad, en el fondo sólo hay una gran puesta en escena, una enorme farsa.

Todos los movimientos de Calderón, hasta sus reflejos y sueños, por supuesto sus ausencias vespertinas, instintivamente están orientadas hacia el cultivo patológico de la propaganda: sus “éxitos” económicos… su “victoria” en el campo de batalla en contra de los narcos… sus bien correspondidos llamados a la unidad nacional…
Todo está bien, estupendamente bien, en Calderolandia.

Por eso es que el habitante del Palacio Encantado –todo el que lo ocupa termina tocado--, se da tiempo de jugar al gastroenterólogo, al oncólogo, al psiquiatra, al cardiólogo y ahora, no sólo al forense, también al experto en adicciones.

¿Dónde es que dicen se practican los exámenes anti-peding…, perdón, anti-doping?

Índice Flamígero: ¿A qué juega Miguel Ángel Yunes soltando “borregos” en Veracruz? No al pastorcillo, precisamente. En un informe de una agencia federal de inteligencia se le ubica cual el propalador de una especie que fue atajada a tiempo. La mañana del sábado, en efecto, comenzó a circular en la conurbación de Boca del Río la “noticia” de que el empleado de Aduanas Francisco Serrano Aramoni, desaparecido desde principios de junio, había sido hallado muerto. No había tal. Yunes, al parecer quedó afectado o contagiado de actitudes policíacas, a su paso por sendas dependencias relacionadas con ese tema durante el malhadado foxiato. Amén de que ha convertido al ISSSTE en guarida de policías y ex jefes policíacos a quienes Genaro García Luna ya no refrendó la patente de corsario, el ahora panista también juega muy frecuentemente al “policía chino”, dando a conocer resultados de “investigaciones” que realiza ¿de su propio peculio? ¿Qué sabe el aspirante al gobierno veracruzano del asunto donde, junto al de Serrano Aramoni, aparecen nombres como Zhenli Ye Gon, Lazcano y los de no pocos funcionarios del SAT?

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