lunes, junio 01, 2009

Otra vez: ¡cuidado con Salomón!

ÍNDICE POLÍTICO / FRANCISCO RODRÍGUEZ

Dos hombres traicionados por la misma mujer son algo parientes

Albert Camus

PARECIERA QUE, COMO
un servicio a la comunidad, hay que repetir cuando menos cada tres años esta advertencia. Porque, aunque de todos es conocido el modus operandi del nefasto Carlos Salomón Cámara, quien --de más está decirlo-- no conoce de lealtades ni gratitudes, hoy vuelve a las andadas mediante la traición, buscando chantajear a un personaje cuyo único error fue tenderle la mano y darle trabajo. Es necesario que quienes todavía lo aceptan como "asesor" sepan los riesgos que enfrentan por tratar con este tipo que intriga y hasta la amistad corrompe.

La historia es basta. Y está documentada en los anales de la ignominia. Pero para no remontarnos tan lejos, vayamos hoy al inicio de este siglo.

Enero de 2001: Marta Sahagún, vocera de quien entonces era su concubino, Vicente Fox, pidió a un destacado publirrelacionista sus consejos para realizar ella mejor las tareas que su jefe le había encomendado.

Palabras más, palabras menos, el súbito consejero le espetó sin pensarlo dos veces: "Quítate de encima a Carlos Salomón. Está muy desprestigiado. Te va a meter en muchos problemas porque es muy mentiroso y además insidioso".

La respuesta de quien es hoy la señora de Fox fue –también mutatis mutandi— que no podía, que estaban ella y Vicente muy comprometidos con él porque los había ayudado mucho en la campaña presidencial desde la Lotería que el gobierno priísta había encargado a nuestro personaje de hoy. Paradojas o intereses. Salomón había apostado lo mismo a Labastida que a Vicente Fox. Igual, quizá, a Cuauhtémoc Cárdenas con quien se reúne a desayunar frecuentemente.

Ese agradecimiento duró poco públicamente. Pocos meses después un boletín de la oficina que entonces ocupaba Sahagún daba por terminada la asesoría que Salomón prestaba a la vocería presidencial. Públicamente, porque Salomón fue empleado como operador para ciertos asuntos de quien era (mal) llamada Primera Dama.

Y es que el escándalo había estallado. Colaboradores de Salomón, uno de ellos su primo Adelor Gómez Flores, su adjunto en la dirección de Lotería Nacional, fueron obsequiados con órdenes de aprehensión por haber otorgado diversos donativos a instituciones fantasmas, delitos descubiertos en una auditoría practicada por la Secretaría de Contraloría y Desarrollo Administrativo (Secodam), entonces a cargo del chihuahuense Francisco Barrio.

Obviamente, en los corrillos políticos se sabía y, por ende, se comentaba, que el defraudador en realidad era Carlos Salomón, quien había convencido a sus subordinados de inculparse. Estuvieron en la cárcel más de dos años.

Y él, caradura, cínico, navega en libertad, merced a quienes le tenían agradecimiento por la ayuda prestada desde la Lotería, a la intervención de su compadre el Obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda, y a la magnanimidad de Mario Vázquez Raña quien lo nombró vicepresidente de su Organización Editorial Mexicana… y a quien acabó por traicionar.

De pésima fama y peores antecedentes, trapecista político, ligado al empresario Carlos Ahumada –a quien conoció el 20 de diciembre del 2000, de la mano de Ramón Sosamontes--, a quien también traicionó.

Como vocero de Ernesto Zedillo, cargo anterior al de director de la Lotería, Salomón Cámara intento, burdamente, desprestigiar al director del semanario Proceso, Julio Sherer García, y para ello "embarcó" al locutor Pedro Ferriz de Con. Antes lo había intentado con el director de Impacto, Juan Bustillos, quien le pidió pruebas de sus afirmaciones contrarias al editor.

En aquella ocasión, Ferriz De Con acusó al también ex director de Excélsior de haber depositado cinco millones de dólares en una cuenta bancaria en el extranjero; sin embargo, semanas después, Ferriz se retractó públicamente de sus palabras, pidió disculpas y declaró que su "fuente de información" se equivocó.

No fue así en realidad. A Salomón le mostraron la copia fotostática de un fax –casi ilegible, por cierto— con un apellido similar al de Scherer. El segundo ni siquiera era García. Rápida y estúpidamente él dedujo que se trataba del editor, y buscó enlodarlo.

Por esa y otras estupideces cometidas en su cargo de comunicador del zedillismo, fue enviado a la Lotería. ¡Vaya premio!

Lo peor es que, ya en esa posición, Salomón buscó a Julio Sherer Ibarra, hijo del director de Proceso, y le "confió" que en realidad la orden de desprestigiar a don Julio, como le dicen quienes le conocen, había sido de Ernesto Zedillo en persona, lo que por supuesto no era cierto. Nada confiable, pues. A sus mentiras, a sus errores, como cualquier otro mediocre, no las encara. Inculpa a otro, a los demás.

Índice Flamígero: Felipe Calderón ya tiene su "Guantanamito". Se ubica en la colonia Doctores de la capital nacional.

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