martes, mayo 12, 2009

Prácticas monopólicas en cemento México desde 1982: CFC

Las prácticas monopólicas en la industria cementera, que surgen con la crisis económica de 1982, se agudiza ante el riesgo de quiebra de Cementos Tolteca en la década de los 90, posteriormente Apasco con su nueva planta en Coahuila inicia las hostilidades en el mercado, como lo hizo por separado Moctezuma en 1997, se mantienen hasta el momento, señala el ente antimonopolios en México.

"Existe información de que las empresas investigadas probablemente han venido llevando a cabo prácticas monopólicas absolutas desde el año de 1982 y hasta la fecha", señala el Oficio de Probable Responsabilidad (OPR) de prácticas desleales en el mercado de materiales para la construcción, en particular, la industria del cemento que investiga la Comisión Federal de Competencia (FCF) con las cuatro grandes cementeras del país.


El OPR, del cual El Semanario Agencia tiene una copia y con el cual fueron notificados Cemex, Holcim Apasco, Cruz Azul, y Corporación Moctezuma, señala que las más activas en la fijación de precios fueron Cemex y la filial de la suiza Holcim, Apasco, esto en aras de mantener un precio de ventas alto.

Entre otros puntos, en la denuncia que presentaron tres empresas: Irkon Holdings, Maquinaria, Carros y Camiones (MCC) y Comercio para el Desarrollo Mexicano (CDM), esta última es mejor conocida porque es la compañía propiedad de los tres empresarios regiomontanos (cuna de Cemex) que en 2004 intentaron sin éxito importar cemento ruso a México a través del tristemente celebre buque Mary Nour.

Una de las tantas pruebas que presentaron los denunciantes fue el hecho de que el precio del cemento a granel en México era 243% más elevado respecto al promedio internacional de 19 países con el mayor consumo de cemento en el mundo en 2002. La denuncia que derivó en el expediente DE-32-2006, se presentó en 2006 y el emplazamiento al desahogo de pruebas a las empresas involucradas empezó en octubre de este año, es decir casi 31 meses después.

Según la Ley Federal de Competencia Económica (LFCE) se consideran como un indicio de prácticas monopólicas cuando el precio de venta ofrecido en el territorio nacional por dos o más competidores, susceptible de intercambiarse internacionalmente, sea sensiblemente superior a su precio de referencia internacional.

Además, la denuncia se hace acompañar por las declaraciones de ex ejecutivos de Cemex y Apasco que relatan como se establecieron las reuniones entre las partes que integran el sector, incluso cómo ejercieron presión entre ellos mismos para aumentar el precio del cemento y cómo sometieron a los comercializadores que en un momento dado quisieron importar cemento de otro país o incluso simplemente intentaron cambiar de proveedor.

Según el OPR, Luis Martínez Argüello, empleado de Cemex y Holcim Apasco (de 1982 y 1990), presidente de la Canacem (1993-1994) y presidente del Instituto Mexicano del Cemento y el Concreto de (1993 a 2003), dijo al ente antimonopolios que los que hoy se denominan Cemex, Holcim Apasco, y Cruz Azul establecieron políticas de fijación de precios.

"Existió un acuerdo entre los integrantes de la industria del cemento en México, con el objetivo de sortear la crisis económica que se originó en 1982 y que presionó a la industria de tal manera que algunas empresas estuvieron en peligro de caer en quiebra.

"Lo que las cementeras menos necesitaban (…) era tener una competencia difícil. Por eso se decide una estrategia de tres pasos muy simples. El primero era no afectar el precio, evitar reducir más los precios, no caer en guerra de precios ni precios predatorios (…). Segundo, empezar a poner políticas de crecimiento de precios hasta llegar al precio que se tenía inicialmente de 65 dólares. El tercero, evitar presiones internas de producción para lo cual se tenía que exportar.

"Varios de los grupos, Anáhuac, Tolteca, Apasco, Cruz Azul, establecen políticas de precios para evitar la parte de precios predatorios e ir incrementando el precio en el mercado. Estas políticas consistían en establecer porcentajes de mercado, participaciones en su mercado tradicional, establecer precio en casa una de las zonas y permitir la competencia con los precios establecidos en cada región (…) La postura fue sacrificar mercado para mantener precio", señala el OPR citando las declaraciones de Martínez Argüello.

Más allá de esa crisis, el que fue director de comercialización de la zona noreste (1997-2002) de lo que hoy es Holcim Apasco, Federico Sendel, ante la entrada en operación de la nueva planta de la compañía en Ramos Arizpe, Coahuila, Cemex inició una guerra de precios. Si bien, en ese entonces la tregua fue un pacto de precios, años más tarde las hostilidades del mercado las iniciaría la actualmente ítalo-española-mexicana Moctezuma, que a como diera lugar tenía que incrementar su volumen de ventas.

Derivado de esto, la Cámara Nacional del Cemento (Canacem) toma una mayor participación en la colusión de mercado que investiga la CFC, esto al reunir a sus agremiados en sus instalaciones para dicho fin.

Las declaraciones de Sendel señalan que "entre 1992 y 1993 se desató una guerra de precios, provocada por Cemex, quién no aceptaba la incursión acelerada de Apasco en el noreste. La guerra permitió el aceleramiento de la colocación de la capacidad de producción de la planta Ramos Arizpe. En 1993 se negoció desde los corporativos de Apasco y Cemex la tregua, llegando a acuerdos sobre qué clientes se quedaría cada empresa, la participación de cada empresa en el mercado y la fijación de precios de menudeo, medio mayoreo y mayoreo.

"A partir de 1997, Moctezuma comienza a tener una mayor participación de mercado, como resultado de las negociaciones llevadas a cabo con Cemex y Apasco, a través de la Canacem, en el sentido de fijar un volumen de ventas anuales no negociables y comprometerse, a cambio, a salirse de las plazas de Jalisco, Aguascalientes y San Luis Potosí".

Sendel señala que Antonio Taracena (actual director general de Corporación Moctezuma, empresa controladora por las cementeras Buzzi Unicem, de Italia, y la española Cementos Molins) "aceptó que llegó (o llevó) el cemento de Moctezuma a Monterrey sin el conocimiento de ellos (Cemex y Apasco) y fue práctica de ‘presionar por parte de los distribuidores de Apasco y Cemex, hacia las marcas’, considera que no está dentro de sus prioridades ir hacia esas plazas y en un momento dado estará dispuesto a salirse de las plazas de Jalisco, Aguascalientes y San Luis Potosí".

En una reunión por ese "malestar" del mercado, Taracena habría señalado a los líderes del mercado que el objetivo de ventas de Moctezuma era (en 1997) de 750,000 toneladas anuales, cifra "no negociable".

Según el OPR, directivos de la actual Holcim Apasco señalaron que "no estaba de acuerdo por ningún motivo en los objetivos de volumen y participación de mercado de Moctezuma".

Esa posición la compartía el líder, Cemex, al señalar que para la regiomontana era "inaceptable la posición de Moctezuma y menos bajo la táctica de vender por debajo de los precios de mercado a los clientes de la red de distribución y construcción de Cemex, como se está siendo el caso en este momento en los Estados Unidos de México y la zona metropolitana (llevó y mostró evidencias de lo anterior)", señala el expediente.

Para algunos expertos, esa protección de los precios en el mercado local, donde incluso a Moctezuma ofrecieron exportar su capacidad excedente a Estados Unidos por parte de Apasco, fue lo que llevó al gobierno de la Unión Americana (a través del Departamento de Comercio) a decretar un impuesto dumping al cemento mexicano. Fue hasta después de 16 años (en 2006) que se logró un acuerdo preliminar para eliminar ese impuesto compensatorio, el cual se eliminó recientemente.

Regresando al OPR, Cemex y Apasco decidieron "establecer una estrategia de contención de en el mercado primario de Moctezuma que nos permita contener las ambiciones de volúmenes y participación de Moctezuma. Asimismo defender a toda nuestra red de clientes para evitar que se vuelvan duales y darles ‘cavida’ (Sic) al producto de Moctezuma con los clientes de hace muchos años de Cementos Apasco".

Mientras que los dos grandes del sector se disputaban el mercado, la Canacem empezó a tener mayor juego en los mecanismos de fijación de precios, señala el documento.

En la Canacem se gestaron principalmente dos mecanismos, el primer consideraba que todas las empresas participantes firmantes del pacto tenían que entregar a un notario la información para evaluar los precios del mercado. Todo esto era confidencial y los trabajos estaban encabezados por el presidente de la cámara. Actualmente, el presidente ejecutivo de ese organismo es Osmín Rendón.

A pesar de ese mecanismo, señala el documento, las empresas designaban personal frente a las empresas rivales para contabilizar el número de camiones y tonelaje que salía de las plantas. Al final de cada mes, las cifras tenían que coincidir.

Otro de los mecanismos que se gestó en la Canacem, fue el llamado "Libro Blanco" inspirado en empresas como Grupo Bimbo o Sabritas, esquemas de esas empresas que refleja que el precio del producto era el mismo, independientemente del punto de venta.

Según las declaraciones de los ex directivos de las cementeras investigadas, la creación del libro blanco que establecía los precio del producto en las principales plazas, donde se incluía el costo del flete (el cual fijaban las cementeras). Este mecanismo se habría establecido ante la inminente quiebra de Cementos Tolteca.

Pero la colusión de precios y del mercado, no sólo era para protegerse de los mismos productores de cemento, sino incluso de los productores de concreto independientes o bien de los distribuidores de cemento, los cuales estos últimos eran castigados por intentar cambiar de marca o bien si solicitaban el documento obligatorio en ese entonces de las cámaras para importar cementos. (El Semanario Agencia, ESA)

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