jueves, mayo 07, 2009

Más allá del complot

Samuel R. García / uzkediam@gmail.com

El miércoles 6 de mayo a las 23 horas el semanario Proceso en su portal de Internet dio a conocer una serie de artículos relacionados con el tema de los video escándalos de 2004, que tenían por objetivo destruir políticamente a Andrés Manuel López Obrador, en ese entonces jefe de gobierno del Distrito Federal. El principal motivo para sacar de nuevo el tema ante la opinión pública -cosa que no solamente Proceso ha hecho, sino también otros medios de comunicación- es la publicación del libro de Carlos Ahumada y que lleva por nombre Derecho de réplica, editado por Grijalbo.

Aunque en el libro Ahumada hace interesantes revelaciones, ofrece datos muy precisos sobre el complot contra AMLO, se puede decir que el libro en el fondo no dice gran cosa. Dentro de lo más polémico está lo que nos dice Ahumada sobre el expresidente Carlos Salinas de Gortari quien le dijo que una de las cosas que había negociado con el mandatario Vicente Fox a cambio de los videos, a través de Diego Fernández de Cevallos, era la exoneración de todos los cargos que pesaban sobre su hermano Raúl, incluido el cargo de homicidio. También habla sobre 35 millones de pesos que Salinas le hizo llegar y que esa cantidad se la entregaron Manuel Andrade, entonces gobernador de Tabasco, Arturo Montiel, entonces gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, entonces diputado del PRI en esa misma entidad, Elba Esther Gordillo y Jorge Kahwagi.

Desde luego, uno de los primeros en reaccionar ante lo que yo denomino “Los video escándalos reloaded” ha sido el “afectado” Andrés Manuel López Obrador, quien dijo que el libro de Ahumada confirma lo que él ya había escrito en su libro "La mafia nos robó la presidencia" sobre como se le perjudicó. Obrador también señaló: “Muchos en ese entonces se burlaron de mi, incluso comentaristas de medios de comunicación" y al final, dijo, lo que está diciendo Ahumada "es de que hay en el país una mafia".

Y en efecto, palabras más, palabras menos, el libro de Ahumada en el fondo apunta al mal de males que existe en México: la mafia que detenta el poder político. Vaya, no es la única obra que recientemente en medio de tanta polémica toca un tema para llegar a la misma conclusión: en México no hay democracia, en nuestro país vivimos en medio de una simulación. Ya sea que hablemos de elecciones, de cuestiones de economía, del campo o ahora que está de moda, del sector salud, sea cual sea el tema que pongan sobre la mesa, en México podemos afirmar con toda seguridad que existe una mafia que opera y controla al Estado mexicano.

No es necesario resaltar el hecho de que López Obrador fue víctima de aquel tan famoso complot, porque si de víctimas hablamos deberíamos de multiplicar en millones para llegar a la gran cantidad de mexicanos que hemos sido afectados por dicha mafia y pensar que todavía nos falta lidiar un buen rato con ella, con ellos, con los amos del dinero. Lo anterior me ha motivado a decir que más bien deberíamos de pensar más allá del complot y de las cosas que en el fondo sabemos, pero que a veces nos da miedo enfrentar cara a cara.

Resulta que por más razón que tengan Ahumada y desde luego López Obrador, ¿Dónde hay a la fecha un movimiento social que ponga en riesgo la continuidad de la mafia política?, ¿realmente quién o quienes han tratado de defender hasta con su propia vida los verdaderos intereses de la nación? La gente que se denomina de “la resistencia” ha perdido energías en la eterna discusión de que si las cosas deben ser totalmente pacíficas o que si se debe ser más radical, ni los que defienden la primera, ni los que defienden la segunda postura han impulsado de verdad cambios profundos en las familias mexicanas. Menciono a la familia porque ese es el núcleo de la sociedad, tan es así que vean como los poderes fácticos si en algo enfocan sus baterías es en que en México exista la mayor cantidad posible de hogares inestables, en esa condición es más fácil controlar a toda la nación.

Es tiempo de que dejemos de irnos con la cargada mediática, con el entretenimiento político, si bien es cierto el libro de Ahumada nos puede dar datos interesantes, lo mero principal es lograr la renovación de nuestro país. Ahora con mayor razón al estar viviendo la modificación de nuestro marco legal, todo para que en un tiempo no muy lejano entremos en un estado de excepción, obviamente la mafia política requiere de ello para poder reprimir todo tipo de protesta social que se vaya dando en las próximas semanas o meses quizás.

No me voy a cansar de decir que no debemos de atenernos al liderazgo del Peje o de otro líder social, francamente debemos empezar a tener valor para ser líderes en nuestro hogar. Desde allí es que podemos comenzar la verdadera revolución, el verdadero estallido social se da cuando podemos hablar de que en casa se vive en paz, ¿a que me refiero con eso? En que tenemos todas nuestras necesidades materiales y espirituales cubiertas, ni una menos que la otra, ambas por igual, es ese el hecho que perseguimos, vivir bien y para lograr eso debemos empezar en casa. Hay que sacudirnos de los malos vicios fomentados por el sistema, en casa debemos de repartir el trabajo, todos colaborar en los quehaceres y gastos, todos disfrutar de la sana convivencia. Parece que lo anterior no es lo que la gente acostumbra a escuchar en los mitines, de que se va a terminar la corrupción, de que esperamos un buen gobierno y sin trampas, bueno, todo eso pasa a ser secundario, pues el eje fundamental para que las cosas mejoren se da en el hogar, allí es donde los mexicanos, más allá de los malos gobiernos, hemos fallado.

Culpamos al espurio de Calderón de nuestras actuales desgracias, señalamos –y quizás con mucha razón- que el asunto de la influenza es nada más un show montado, pero pocas cosas hacemos para asumir nosotros la responsabilidad que nos corresponde para cambiar a México. Es fácil hablar y señalar, pero pocos tienen el valor de enfrentar la realidad y desafiar al sistema. De hecho, esa es mi invitación, hay que darle un giro a la situación que vivimos, es cosa de organizarnos, de comenzar en casa e ir escalando peldaños para extender nuestro esfuerzo a cada municipio del país. Y efectivamente, soy de los que creen que la violencia está de más ejercerla, de todos modos estamos tan amolados que no tenemos para comprar armas, menos para comprar municiones, pero podemos dar la batalla organizándonos como ciudadanos, no tenemos porque matar o que caer en el juego de la violencia. México debe de cambiar con una revolución de conciencias y es en eso que estamos trabajando ya.

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