miércoles, abril 29, 2009

Se llamaba Martha

Índice Político / Francisco Rodríguez

Las cifras no mienten, pero los mentirosos también usan cifras
Anónimo

FALLECIÓ DURANTE LAS
primeras horas del jueves 2 de abril. Tenía 27 años y hacía pocos meses que se había convertido en madre. Su nombre ni siquiera está en las estadísticas que tan libérrimamente manejan ante los medios las autoridades de la Secretaría de Salud de la administración calderonista, pues hace 27 días ni siquiera se habían dado por oficialmente enterados de que en muchos puntos del país había brotes de lo que ahora nos dicen es influenza porcina asociada a neumonía atípica.

Se llamaba Martha Ramírez Villaseñor. Trabajaba para una empresa aseguradora en el Hospital Ángeles de Interlomas, al poniente de la capital nacional. Ella recorría todas las instalaciones avisando a los pacientes hasta dónde alcanzaba la cobertura de gastos médicos. Seguramente de alguno de aquellos pacientes fue que contrajo el virus que, en su caso, culminó con su lamentable muerte.

La noche del domingo 29 de marzo, al retornar a su domicilio luego de su jornada laboral, comenzó a manifestar los primeros síntomas. Acudió al médico la mañana siguiente. En la clínica - hospital 29 del IMSS –pues no tenía derecho a ser tratada en el lugar donde trabajaba--, le diagnosticaron un cuadro severo de neumonía. Se había desarrollado en pocas horas, lo que llamaba la atención de los médicos. La internaron ahí mismo, pues durante la consulta comenzó a presentar dificultades respiratorias.

Los medicamentos con los que le trataban, no daban resultado. Solamente "la hinchaban", refieren sus familiares, quienes también se lamentan de que en esa instalación del Seguro Social, como en casi toda, no había siquiera material quirúrgico para una simple traqueotomía. La noche del miércoles 1 de abril, a las 20 horas, sufrió un paro respiratorio. Pocas horas después, ya en la madrugada del jueves, dejó de existir.

Alarmados, inmediatamente la colocaron en una bolsa, y la llevaron al anfiteatro, urgiendo a sus familiares a que, tan pronto como realizaran los trámites de rigor, la sacaran de ahí para llevarla a la funeraria.

¿Reportaron ese caso los médicos del IMSS a las autoridades epidemiológicas? ¿Lo hicieron en otros casos?

No en el caso de

Le platico hoy de este caso que me consta, porque conozco a los familiares de Martha (qepd), quienes hasta la semana pasada comenzaron a atar cabos sobre la razón del repentino deceso de quien fue una vivaz y dedicada persona.

Y también, claro, porque hay que poner nombre y apellido a las víctimas de la epidemia que ni siquiera aparecen en las estadísticas, sobre todo después de escuchar que quien firma como secretario de Salud en el ámbito federal, Córdoba Villalobos, no tiene la menor idea de cuántas de las víctimas son hombres, cuántas mujeres, ni siquiera con certeza sus edades, menos aún estratos socioeconómicos o actividades laborales que pudieran dar pistas del mapa de contagios.

Seguro son las "lagunas en la información" que más que diplomáticamente ha referido la Organización Mundial de la Salud, respecto al mediocre desempeño de los funcionarios de ese sector en nuestro país, verdadera causa de que la propia OMS haya decidido dar el trascendental paso de incrementar el nivel mundial de alerta.

Eso, claro, y la ya confirmada dilación. Los primeros casos se conocieron en el DF, Tlaxcala, Oaxaca, Baja California, Guanajuato, durante marzo. Y hasta el 23 de abril se enviaron las muestras a los laboratorios canadienses. Antes, nada.

Más que mediocres. Porque ahora resulta que Felipe Calderón et al, hasta agradecen el nivel 4, pues apuntan que así podrán recibir apoyo y recursos de todo tipo de gobiernos de otras naciones.

Y al respecto me dice un amigo que estos "funcionarios" son como aquél que, después de haber sido zurrado por un pájaro, agradecen a Dios que, cuando menos, las vacas no puedan volar.

Índice Flamígero: Están tratando la influenza porcina con antivirales para combatir la influenza aviar. Pero, estos medicamentos que dicen tener por cientos de miles, ¿son los que hace cuatro años adquirió la Secretaría de Salud, entonces a cargo del salubrista Julio Frenk, para enfrentar la eventualidad de que esa otra epidemia atacara a México? ¿Están o no esos antivirales cercanos a su límite de caducidad? Vale la pena preguntarlo, sobre todo cuando ya conocemos en manos de quienes estamos, ¿no cree usted?

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