sábado, enero 10, 2009

¿Las granadas y metralletas en Yucatán harán caer a la gober?

Pedro Echeverría V.

1. Los policías estatales de Yucatán serán dotados de al menos dos granadas de fragmentación, además de ametralladoras semiautomáticas para aumentar su poder de fuego frente a la delincuencia. El subsecretario de Seguridad del gobierno, Héctor Cabrera Rivero, explicó que estas acciones se enmarcan en el Acuerdo Nacional de Seguridad suscrito por los gobiernos federal y de los estados en agosto pasado, en cuyo numeral 11 se estipula que las corporaciones federales y locales podrán utilizar armas exclusivas del Ejército, previa autorización de la Sedena. La Ley Federal de Armas estipula que las granadas son de uso exclusivo del Ejército, por lo que la corporación yucateca pidió la autorización a la Defensa Nacional. Ésta será la encargada de comprar el armamento en el extranjero y capacitar (hasta por 90 días) a los uniformados en el manejo de esos artefactos. ¿Alguna fracción de gobierno busca con esto el desprestigio y la caída de la gobernadora?

2. No puede saberse, “a ciencia cierta”, cómo obtuvo el cargo la gobernadora del PRI, Ivón Ortega. Cualquiera diría que “por elecciones democráticas, como todos los cargos electivos en México”. La mayoría de los analistas políticos saben que esto no es cierto porque en todo México es sabido que antes de las elecciones los partidos políticos negocian todo y se reparten entre ellos el pastel, es decir, los cargos. ¿Y los electores y sus votos? En México los analistas serios nos carcajeamos. Conocemos perfectamente los mecanismos que se usan para obtener los votos que confirman y legitiman a diputados, senadores, presidentes. Quien logra más dinero de empresarios, narcotraficantes y del imperio es quien mejor posesionado está para comprar votos, publicar encuestas, hacer propaganda de radio y TV y para hacer regalos entre los electores. Pobres electores que no se dan cuenta de la jugada de los partidos, de los medios de información y de todo el aparato de poder.

3. Pero la joven Ivón, desconocida en méritos, derrotó a sus competidores experimentados del PRI en las distintas etapas de selección y luego se impuso al panista Abreu a pesar que éste era la persona de confianza del presidente panista Calderón. Abreu inmediatamente obtuvo un cargo nacional como premio de consolación. La realidad es que Yucatán jamás ha sido, ni política ni económicamente importante en el contexto del país. Es un estado que (con la rara excepción de la Guerra de Casta de mediados del XIX) nunca ha protestado ni luchado, a pesar de la miseria de la amplia mayoría de su población. Ha sido tan pacífico que si se revisara casa a casa no se encontraría ningún arma, con excepción de algunos rifles viejos que desde hace 50 años les sirven a algunos para cazar venado o lagartijas. Precisamente por falta de esas protestas Bush escogió a Mérida para firmar el Plan México, luego llegó a visitar Chichén Itzá y Clinton visitó Mérida siendo presidente de su país.

4. El que la gobernadora de Yucatán, el estado más pacífico del país, aceptara armar a la policía (disfraz de soldados del ejército) hace pensar que sólo está recibiendo órdenes del ejército o del mismísimo Calderón, desesperado por la cercanía con Tabasco, Chiapas y la frontera con Guatemala. (Además las muy honestas feministas que no conocieron a la Thatcher, la Golda, la Indira o la Aquino, dirían que las mujeres gobernantes no son violentas) ¿Si así fuera, cómo la joven gobernante del PRI acepta políticas muy parecidas a la de los estados autoritarios, dictatoriales o de sitio? Quizá los yucatecos que saben burlarse de todo sin que nadie lo note, les valga un cacahuate que los polis/soldados anden portando su metralleta y sus granadas, pero a la gente que quiere seguir viviendo en paz en Yucatán le preocupa. Piensa que una policía armada intimida, además que es un reto para que otros grupos se armen también.

5. En Yucatán parece que el narcotráfico no funcionó entre las clases trabajadoras o entre los jóvenes; quizá el carácter o el temperamento de las clases bajas, así como el control familiar y de la iglesia sobre la mayoría de ellas, las hayan alejado. Al parecer el narcotráfico se quedó entre la alta clase empresarial y política vía lavado de dinero. Así que si los gobiernos quisieran acabar con él en la entidad les bastaría con estirar un poco la mano. Cuando más Yucatán es sólo un punto de tránsito de la droga porque los campesinos no tienen mucha idea de lo que ésta es. Por ello pienso que es muy extraño que en Yucatán los soldados/policías comiencen a andar con metralletas y granadas. ¿A quién se le ocurrió aconsejar a la gobernadora para que en Yucatán, formalmente estado independiente, se acepte armar a las llamadas “fuerzas del orden”? Con esa medida aprobada la primera mandataria del estado acaba de un plumazo con el ideal pacifista de los yucatecos.

6. Pero a Yucatán le están imponiendo una política nacional que el presidente Calderón ha estado violentando con llevar al ejército a las calles de varios estados de la República. No me cabe en la mente que para responder a la represión, a la persecución y a los asesinados de jóvenes de las colonias proletarias (pero también a los que venden artesanía en Mérida) por la policía armada, se obligue a la gente a defenderse también armándose. En el estado ha habido en los últimos años algunos asesinatos contra homosexuales y persecuciones contra jóvenes porque visten de negro, tienen tatuaje, cabello largo o adornos africanos en la cara; pero si esta represión se agrava los únicos responsables serán los gobiernos del estado y del municipio de Mérida. ¿Serán tan desequilibrados los gobernantes al seguir pensando que van a acabar la llamada delincuencia agrandando el poder del ejército y de la policía? Habría que pedirle al gobierno que no le arrojen más gasolina al fuego.

7. La gobernadora sabe, o debiera estar enterada, que la historia de Yucatán enseña que el pueblo yucateco ha sido totalmente pacífico. En los años 1920/22 no hubo guerra civil o revolución pero sí cientos de asesinatos en diferentes poblaciones provocadas por los llamados “liberales” y “socialistas”, todos campesinos que parecían obedecer a caciques políticos de cada población, repitiendo así enfrentamientos que parecían estar superados después de la llamada Guerra de Castas. Sin tener nada en común con los estados donde los asesinatos han crecido enormemente, Yucatán puede descomponerse por culpa de esa medida de armar a la policía. Aunque es bien sabido que los gobiernos minoritarios para defender su poder, de manera natural agrandan la fuerza del ejército y la policía, el pueblo tiene la obligación de protestar contra esas medidas porque él es partidario de la paz y sólo puede trabajar y vivir cuando no es acosado por el poder.

pedroe@cablered.net.mx

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