Pedro Echeverría V.
1. En México los partidos políticos registrados por el Estado son, permanentemente, un gran negocio por los cientos o miles de millones de pesos que reciben cada año del presupuesto público manejado por el gobierno nacional y del que corresponde a los estados; pero en los periodos de campañas políticas (por lo menos cada tres años) los ingresos de los partidos son mucho mayores porque no sólo reciben dinero del Estado y privado sino que también depósitos bancarios y “apoyos económicos anónimos incontrolables”.
2. Dirigir un partido institucional y ser un alto funcionario de gobierno en México garantiza salarios e ingresos económicos, mucho mayores al de los países desarrollados. Por esos enormes privilegios los políticos institucionales se aferran al poder y llegan a valerse de todo lo que esté en sus manos para conservarlo. Es la causa por la que la población los ha rechazado y en estos años se ha alejado más de ellos.
3. A pesar de ello los electores, aunque sólo el 50 por ciento, sale a depositar su voto por la abrumadora cantidad de propaganda y publicidad que impulsa el Estado durante meses y años, pero también por las muchas presiones y amenazas que se ejercen para obligar a sufragar. La realidad es que el pueblo mexicano durante 60 años depositó su voto por el PRI por el absoluto control que ejerció el gobierno sobre él, pero también porque no tenía otra alternativa.
4. Sin embargo, desde 1964 con los “diputados de partido”, particularmente desde 1988 con el cambio de fuerzas en la cámara de diputados, comenzó a surgir y a consolidarse lo que se ha conocido como la “partidocracia”, es decir, el gobierno de los partidos desde la élite del poder sin consultar a la población y a espaldas de ella. La partidocracia es la democracia representativa en su más alto nivel: se elimina a los electores y sus “representantes” asumen el poder total.
5. ¡Qué cosa más cómoda es gobernar sin consultar! Basta con una “buena labor de cabildeo entre los partidos” para lograr acuerdos válidos para todos. La llamada democracia, que se dice el gobierno del pueblo, que durante 60 años fue ejercida por un “partido hegemónico”, ahora se ha convertido en la oligocracia que es el gobierno de los pocos, es decir, de unos cuantos “representantes” de partidos. Más ahora que la corriente Felipe Carderón/Jesús Ortega triunfaron en el PRD y lo integraron a la política civilizada, misma que ha sido aplaudida como “la izquierda moderna”.
6. De ahora en adelante ya nadie estará ausente de la nueva partidocracia que gobierna bajo el mando del PRI y el PAN. Quizá la corriente lópezobradorista, para ser consecuente con sus batallas, logre denunciar y combatir esa partidocracia, pero le costará más aislamiento y mayores golpes; pero si toma el camino de la integración desaparecerá como oposición.
7. En México la población ha sido explotada y oprimida a través de su larga historia por gobiernos monárquicos, dictatoriales y democráticos; aunque estos últimos se instalaron en el país apenas decretada la República en la Constitución de1824 (hace 185 años), la democracia desde entonces sería solamente formal (siguiendo los planteamientos de Montesquieu), nunca “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.
8. Jamás la población, de manera directa, real, concreta, ha tenido que ver con los gobiernos ni con las medidas que han puesto en práctica. Por eso cuando se dice que hoy nos gobierna una partidocracia, es decir, una clase política que dirige los partidos y que permanece en la cúspide (20, 30, 40, 50 años) cambiándose de un cargo a otro y cobrando altísimos salarios, se dice una gran verdad, pero no es nada nuevo ni tampoco es un problema solamente de México.
9. Durante los gobiernos monárquicos, oligárquicos o dictatoriales no se necesitaron partidos políticos, división de poderes o parlamentos; bastaba con la presencia del monarca o del dictador para ordenar lo que según su criterio tenía que hacerse. Pero cuando se instala la democracia con sus tres poderes, con elecciones, leyes “democráticas” y surgen los partidos políticos, se hace amplia la clase política, comienzan a decretarse reformas y a hablarse de libertades.
10. Frente a la monarquía, la oligarquía y la dictadura, la democracia es un sistema de gobierno en el que funciona una clase política que, junto a la clase gran propietaria, controla todo. Se invita a la población a participar pero sin rebasar los límites fijados en las leyes y constituciones por la clase política y económica. La población lo único que hace es legitimar con su voto la dominación de la clase política y empresarial.
11. El dominio político total por la partidocracia podría decirse que se inicia en 1964 cuando el PRI/gobierno, con 35 años de dominio total o de dictadura de partido, les obsequió 20, 10 y 5 diputados de partido, respectivamente, al PAN, al PPS y al PARM, tres partidos que no representaban ni el cinco por ciento de la votación y con un número de activista inferior a 100 personas.
12. Antes de aquel año el PRI gobernaba sólo, sin oposición seria alguna, pero necesitaba aparentar democracia en aquellos años sesenta de las rebeliones juveniles. Sin embargo, cuando se consolidó la partidocracia fue en 1988; en ese año las cámaras de diputados y senadores comenzaron a ser representadas por tres fracciones. La fuerza de la corriente electoral cardenista en la legislatura federal y en varios estados del país y el que se hayan hecho más numerosos y “peligrosos” los movimientos de base.
13. El gobierno de la partidocracia podría se una “dictablanda” de la clase política, quizá como se registra en los países “civilizados” de Europa donde los partidos y la clase política mantienen algunas contradicciones pero no confrontaciones. Las políticas “caballerosas” entre los contendientes, en los que la lucha de clases no existe, les permite permanecer chupando de la ubre del Estado, 30, 40 o 50 años en el cargo. En esos países se han borrado las diferencias entre un partido conservador, cristiano, liberal, socialdemócrata, popular, socialista o comunista.
14. Lo importante es que el diálogo y los acuerdos entre partidos funcionen correctamente y que ningún político se quede sin ingresos y negocios. ¿Es ese el camino escogido por los políticos mexicanos para garantizar altísimos ingresos y jubilación? Lo importante es que no olviden que México no es Europa; que en este continente los jóvenes están profundizando sus batallas y que en México la población pobre y miserable alcanza el 70 por ciento de la población.
pedroe@cablered.net.mx
1. En México los partidos políticos registrados por el Estado son, permanentemente, un gran negocio por los cientos o miles de millones de pesos que reciben cada año del presupuesto público manejado por el gobierno nacional y del que corresponde a los estados; pero en los periodos de campañas políticas (por lo menos cada tres años) los ingresos de los partidos son mucho mayores porque no sólo reciben dinero del Estado y privado sino que también depósitos bancarios y “apoyos económicos anónimos incontrolables”.
2. Dirigir un partido institucional y ser un alto funcionario de gobierno en México garantiza salarios e ingresos económicos, mucho mayores al de los países desarrollados. Por esos enormes privilegios los políticos institucionales se aferran al poder y llegan a valerse de todo lo que esté en sus manos para conservarlo. Es la causa por la que la población los ha rechazado y en estos años se ha alejado más de ellos.
3. A pesar de ello los electores, aunque sólo el 50 por ciento, sale a depositar su voto por la abrumadora cantidad de propaganda y publicidad que impulsa el Estado durante meses y años, pero también por las muchas presiones y amenazas que se ejercen para obligar a sufragar. La realidad es que el pueblo mexicano durante 60 años depositó su voto por el PRI por el absoluto control que ejerció el gobierno sobre él, pero también porque no tenía otra alternativa.
4. Sin embargo, desde 1964 con los “diputados de partido”, particularmente desde 1988 con el cambio de fuerzas en la cámara de diputados, comenzó a surgir y a consolidarse lo que se ha conocido como la “partidocracia”, es decir, el gobierno de los partidos desde la élite del poder sin consultar a la población y a espaldas de ella. La partidocracia es la democracia representativa en su más alto nivel: se elimina a los electores y sus “representantes” asumen el poder total.
5. ¡Qué cosa más cómoda es gobernar sin consultar! Basta con una “buena labor de cabildeo entre los partidos” para lograr acuerdos válidos para todos. La llamada democracia, que se dice el gobierno del pueblo, que durante 60 años fue ejercida por un “partido hegemónico”, ahora se ha convertido en la oligocracia que es el gobierno de los pocos, es decir, de unos cuantos “representantes” de partidos. Más ahora que la corriente Felipe Carderón/Jesús Ortega triunfaron en el PRD y lo integraron a la política civilizada, misma que ha sido aplaudida como “la izquierda moderna”.
6. De ahora en adelante ya nadie estará ausente de la nueva partidocracia que gobierna bajo el mando del PRI y el PAN. Quizá la corriente lópezobradorista, para ser consecuente con sus batallas, logre denunciar y combatir esa partidocracia, pero le costará más aislamiento y mayores golpes; pero si toma el camino de la integración desaparecerá como oposición.
7. En México la población ha sido explotada y oprimida a través de su larga historia por gobiernos monárquicos, dictatoriales y democráticos; aunque estos últimos se instalaron en el país apenas decretada la República en la Constitución de1824 (hace 185 años), la democracia desde entonces sería solamente formal (siguiendo los planteamientos de Montesquieu), nunca “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.
8. Jamás la población, de manera directa, real, concreta, ha tenido que ver con los gobiernos ni con las medidas que han puesto en práctica. Por eso cuando se dice que hoy nos gobierna una partidocracia, es decir, una clase política que dirige los partidos y que permanece en la cúspide (20, 30, 40, 50 años) cambiándose de un cargo a otro y cobrando altísimos salarios, se dice una gran verdad, pero no es nada nuevo ni tampoco es un problema solamente de México.
9. Durante los gobiernos monárquicos, oligárquicos o dictatoriales no se necesitaron partidos políticos, división de poderes o parlamentos; bastaba con la presencia del monarca o del dictador para ordenar lo que según su criterio tenía que hacerse. Pero cuando se instala la democracia con sus tres poderes, con elecciones, leyes “democráticas” y surgen los partidos políticos, se hace amplia la clase política, comienzan a decretarse reformas y a hablarse de libertades.
10. Frente a la monarquía, la oligarquía y la dictadura, la democracia es un sistema de gobierno en el que funciona una clase política que, junto a la clase gran propietaria, controla todo. Se invita a la población a participar pero sin rebasar los límites fijados en las leyes y constituciones por la clase política y económica. La población lo único que hace es legitimar con su voto la dominación de la clase política y empresarial.
11. El dominio político total por la partidocracia podría decirse que se inicia en 1964 cuando el PRI/gobierno, con 35 años de dominio total o de dictadura de partido, les obsequió 20, 10 y 5 diputados de partido, respectivamente, al PAN, al PPS y al PARM, tres partidos que no representaban ni el cinco por ciento de la votación y con un número de activista inferior a 100 personas.
12. Antes de aquel año el PRI gobernaba sólo, sin oposición seria alguna, pero necesitaba aparentar democracia en aquellos años sesenta de las rebeliones juveniles. Sin embargo, cuando se consolidó la partidocracia fue en 1988; en ese año las cámaras de diputados y senadores comenzaron a ser representadas por tres fracciones. La fuerza de la corriente electoral cardenista en la legislatura federal y en varios estados del país y el que se hayan hecho más numerosos y “peligrosos” los movimientos de base.
13. El gobierno de la partidocracia podría se una “dictablanda” de la clase política, quizá como se registra en los países “civilizados” de Europa donde los partidos y la clase política mantienen algunas contradicciones pero no confrontaciones. Las políticas “caballerosas” entre los contendientes, en los que la lucha de clases no existe, les permite permanecer chupando de la ubre del Estado, 30, 40 o 50 años en el cargo. En esos países se han borrado las diferencias entre un partido conservador, cristiano, liberal, socialdemócrata, popular, socialista o comunista.
14. Lo importante es que el diálogo y los acuerdos entre partidos funcionen correctamente y que ningún político se quede sin ingresos y negocios. ¿Es ese el camino escogido por los políticos mexicanos para garantizar altísimos ingresos y jubilación? Lo importante es que no olviden que México no es Europa; que en este continente los jóvenes están profundizando sus batallas y que en México la población pobre y miserable alcanza el 70 por ciento de la población.
pedroe@cablered.net.mx
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