jueves, enero 29, 2009

Cuentos para distorsiones informativas

Carlos Fernández-Vega

- Tercera gran crisis en menos de 15 años


Estaba el inquilino de Los Pinos muy contento hable que te hable de lo bien que ha hecho las cosas, de lo resultón que le ha salido su gabinetazo, de lo cumplidor que es su gobierno, cuando ¡ay!, se mordió la lengua: “tan malo es generar expectativas sobradas o infundadas, infundadamente optimis- tas, como también generar expectativas cada vez más negativas y deterioradas que también pueden carecer de fundamentos sólidos”.

Acto fallido que lo llevó a morderse la lengua, porque el inconsciente operó en su contra. Él no los recuerda, pero los demás sí: aquellos maravillosos cuentos, “infundadamente optimistas”, del gobierno de la “continuidad” sobre “catarritos” y “gripas” internas, versus “pulmonías” en terceros países; de crisis “externas” de suyo lejanas que nos hacían lo que el viento a Juárez, a la mítica narración de un México paradisíaco en el que sus habitantes viven en la abundancia y no tienen mayor preocupación que ser felices.

Qué lástima: tan a gusto que platicó con Ernesto Zedillo, con quien intercambió hazañas y resultados “acerca de la transformación económica” mexicana. Tan contento que estaba, pero ¡zas!, que se muerde la lengua. Con sangre en la boca comenzó su estancia en el Foro Económico Mundial 2009 que se desarrolla en Davos, Suiza, donde asistió, según dijo, para “reducir o eliminar las distorsiones informativas en ciertas esferas del ámbito internacional que se pudieran haber generado”.

Y tiene razón el inquilino de Los Pinos. Es necesario combatir las “distorsiones informativas” con cuentos. Esa es su fórmula mágica, y de ello tiene un grueso inventario; uno para cada ocasión. Por ejemplo, para aquellos que se quejan porque la mitad de la población sobrevive en la pobreza y la miseria, allí está el cuento del Progresa; que la desocupación crece veloz, allí está el cuento del “Presidente del empleo”; que la inflación corroe el poder adquisitivo de los salarios, allí está el cuento de que “México tiene la menor inflación de América Latina”; que el deterioro económico avanza rápidamente, allí está el cuento de “nunca más otra crisis”; que la inseguridad y el narco avasallan, allí está el cuento de la “goliza”; que la tienda se cae, allí está el cuento de Davos para “poner en perspectiva la realidad del país” y “reducir o eliminar las distorsiones informativas”, y así por el estilo, lo que lleva a concluir que él tiene razón y 106 millones de mexicanos están “sobrada” e “infundadamente” equivocados.

En este contexto, su encuentro con Ernesto Zedillo allá en Davos de inmediato trae a la memoria aquel chiste, que resultó cruel realidad, sobre que el ex presidente viajaba enloquecidamente y a toda velocidad por el periférico de la ciudad de México (Luis Téllez de copiloto) y, sorprendido, agriamente reclamaba: “¡mira nada más cuántos pendejos vienen en sentido contrario!”. Entonces, ya para que le pida luz al ex mandatario, es que de plano no sabe por dónde está la salida. En fin, el inquilino de Los Pinos viajó a Suiza para dejar en claro que si de crisis se trata a él no lo responsabilicen, que aquella es un problema externo y que una realidad muy distinta priva en este México paradisíaco.

Que sea feliz encerrado en su cápsula foxiana, pero en vía de mientras los amigos del Instituto Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, enviaron a México SA sus Perspectivas Económicas 2009, en las que sobresale lo siguiente: “bajo el esquema de una política económica neoliberal, hoy vivimos la tercera gran crisis en menos de 15 años, donde existe algo innegable: tanto a corto como a largo plazos observaremos las consecuencias de la misma. La magnitud de la crisis de 1995 desembocó en el cisma político que contribuyó decididamente al cambio del partido en el poder tanto en el Distrito Federal (1997) como en el país (2000). El estancamiento del periodo 2001-2003 se tradujo en la profundización de los problemas estructurales del Estado mexicano y llevó a una agria batalla electoral, de la cual todavía se escuchan ecos y en donde el tema petrolero nuevamente los condujo a la palestra. Por tanto, no es irreal estimar que el nuevo ciclo recesivo que se cierne sobre el país afectará los cimientos sociales, económicos y políticos de México, particularmente porque su innegable escala global lo vuelve en desafío de enormes proporciones. Bajo dicho entorno los rezagos volverán a emerger y se harán más evidentes, cobrando su primera factura en la elección de 2009, cuando las instituciones electorales deberán atender el escenario político y social que se presentará”.

Y sobre las “distorsiones informativas” que alega Calderón, los expertos del ITESM/CEM subrayan: “la tardanza en reconocer el impacto que la crisis de Estados Unidos tiene sobre México será una asignatura que el gobierno federal deberá enfrentar. Existe un aspecto que también se hará evidente aa corto plazo: el plan anticrisis será incapaz de resolver el problema económico, pero no sólo porque esos planes son de mediano y largo plazos, sino también porque reflejan una contradicción esencial con el modelo económico que le daba sustento a la política aplicada en los últimos lustros: es el Estado el que debe reanimar al mercado, es decir, en última instancia será la acción del gobierno mediante su gasto público el encargado de hacer frente al ciclo económico negativo que acontece en el país”.

Tal contradicción “es evidente cuando se analiza la génesis del llamado Programa Contingente de Infraestructura, el primero de los planes de rescate. En general lo que debe apreciarse es que en la presentación del presupuesto original, realizado el 8 de septiembre de 2008, el contenido del programa marcaba una disminución del denominado gasto en capital destinado a la inversión física, es decir, el proyecto de egresos era netamente contractivo en términos de generación de infraestructura. Por tanto, al problema histórico se le agregaba una prospectiva de letargo, situación que en la nueva etapa de crisis era francamente comprometedora… Un hecho es innegable: el problema de la crisis económica no inició en 2009, los resultados en toda la economía comenzaron a sentirse desde 2007. La implementación de un programa de mediano y largo plazos se dio cuando los problemas ya estaban presentes en la sociedad”.

Las rebanadas del pastel

En Davos, el sonriente Zedillo presume que el costo del Fobaproa resulta mucho mayor al “rescate” bancario estadunidense: 20-22 contra 8-10 por ciento del PIB, respectivamente. Pero dejó a un lado lo más importante: que el “rescate” mexicano es uno de los más onerosos, económica y socialmente, en la historia financiera mundial, y que sus costos no terminan de pagarse… Y ante el obvio caos que registrará en julio, Germancito Martínez exige “sacar de la contienda electoral el tema del empleo”. ¿Olvidó aquella frase de campaña del “Presidente del empleo”, cuyos resultados hoy padece el país?

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