Un informe afirma que Rusia chantajea a Donald Trump por un vídeo de lluvia dorada con prostitutas

El kompromat, o material comprometido, sería utilizado por el Kremlin para asegurarse la inhibición de EEUU en asuntos como la invasión de Crimea.

Daniel Rodríguez Herrera / Libertad Digital

Diez días antes de que asuma el cargo, varios medios han informado sobre un informe contra Donald Trump que lleva meses circulando por Washington en el que se detallarían varios aspectos problemáticos sobre su relación con la Rusia de Vladimir Putin. La excusa ha sido una filtración: los servicios de inteligencia habrían informado recientemente al propio Trump y a Obama de la existencia del informe por venir de una fuente creíble (un antiguo agente del MI6 británico) y porque consideraban importante que el presidente electo supiera que el dossier estaba circulando. El FBI había sido informado de la existencia del dossier por nada más y nada menos que el senador McCain, candidato republicano en 2008.

Pese a reconocer que no ha podido corroborar ninguno de los puntos que señala, Buzzfeed ha decidido publicarlo entero para que la gente "pueda formar su propia opinión"; una extraña visión sobre la transparencia, porque no se puede formar una opinión sobre nada a partir de hechos que no se saben ciertos o falsos. Desde entonces, al menos uno de los datos concretos, que el abogado Michael Cohen tuvo una reunión con los servicios secretos rusos en Praga, ha sido desmentida por el interesado, con una periodista confirmando que estaba en EEUU cuando el encuentro supuestamente tuvo lugar y el Wall Street Journal informando que el FBI no tiene ninguna prueba de dicho viaje.

Pero ¿qué es lo que dice el informe sobre Trump que sea tan escandaloso? Básicamente que el Kremlin dispone de información comprometedora (kompromat) sobre el presidente electo de Estados Unidos y que no dudará en usarla si no apoya a Putin en diversos asuntos, como por ejemplo la invasión de Crimea. ¿Y qué información sería esa? Pues en resumen más o menos lo siguiente:

Que Trump no es tan rico como dice ser, lo que sería la razón por la que no ha publicado sus declaraciones de la renta.

Que tiene más negocios en suelo ruso de lo que se ha dicho.

Que se habría coordinado con el Gobierno ruso durante la campaña electoral para favorecer su candidatura.

Que el Gobierno ruso tendría un vídeo de su viaje a Moscú en 2013, donde Trump habría pedido alojarse en la misma habitación del Ritz Carlton donde había dormido antes el matrimonio Obama (la suite presidencial, claro) para que unas prostitutas rusas montaran el show de mearse unas encima de otras en la cama.

Nada de esto ha podido ser corroborado pese a que lo tienen en varias redacciones desde hace meses y a la tirria que le tienen en general los medios y los periodistas a Donald Trump. Ya en noviembre un periodista de Mother Jones, publicación de extrema izquierda, escribió sobre la existencia del informe pero sin dar detalles, porque consideró que incluso Trump merece algo de "integridad periodística". También sorprende que el informe afirme que los rusos llevan cinco años cultivando esta relación con el magnate o que en una de sus páginas, fechada en julio, hable de la preocupación del Kremlin sobre las repercusiones de su hackeo de los ordenadores del Partido Demócrata cuando ese asunto saltó a la luz pública ¡en octubre! Se ha publicado el día antes de que comiencen las sesiones de confirmación del nuevo secretario de Estado, Rex Tillerson, que sería quien tendría que lidiar con Rusia, y de la primera conferencia de prensa de Trump como presidente electo.

El principal problema para Donald Trump es que todas estas informaciones, por mucho que no estén contrastadas y en algunos puntos parezcan poco plausibles, resultan creíbles por una sola razón: una de los pocas cosas en las que se ha mantenido firme y constante durante la campaña y tras las elecciones ha sido su visión favorable a Rusia y Putin y su intención de mejorar las relaciones de EEUU con el Kremlin. Y la mejor forma de desmentirlas sería precisamente cambiar esa política.

El aludido ha reaccionado con indignación en Twitter a las filtraciones, negando enérgicamente sus vínculos con Rusia y criticando a las agencias estadounidenses: "¿Estamos en la Alemania nazi?"

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