Investigación eterna


Descifrar, nunca
No a elecciones
Mancera: vocero tóxico

Julio Hernández López / Astillero

No hay salidas a la vista. El dosificador gubernamental de la información trágica, Jesús Murillo Karam, ya hizo saber que hay muy pocas probabilidades, virtualmente nulas, de que se conozca la verdad forense de lo sucedido con 42 de los 43 normalistas rurales desaparecidos en Iguala. Lo hizo desde las mismas plataformas de poca credibilidad, virtualmente nula, que le han servido para ir desarrollando la versión oficial de los hechos.

Esta vez, el hidalguense aprovechó los resultados austriacos que ligan restos óseos y dentales con la identidad de uno de los estudiantes, en una diligencia técnica también tocada por la fundada desconfianza al saberse, por señalamiento del equipo argentino partícipe de ciertas investigaciones, que no hay constancia de que esos restos hubieran sido verdaderamente encontrados donde la PGR dijo haberlos hallado, pues en todo caso lo único verificado fue que tales partes estaban en una bolsa abierta. A partir de ello, el cansable funcionario emitió una especie de sentencia provisional en un programa de radio, al decir que hay varias evidencias, unas nuevas que confirman el hecho de que ahí había un grupo de estudiantes. Hay evidencias del suelo, de las llantas, las declaraciones mismas de los detenidos, que son las que nos dan las pistas del río, pero el número de los que ahí fueron sacrificados creo que no lo vamos a descifrar nunca.

La confesión murillista equivale a un carpetazo disfrazado de eterna investigación en curso. En los límites de la extravagancia judicial irritante, la administración peñista pretende continuar hasta el infinito la farsa de las investigaciones y la búsqueda de los estudiantes. El propio fabulador de justicia ha dicho que él cree que los jóvenes fueron asesinados, sobre todo a partir de la peculiar declaración de algunos de los testigos que aseguraron haber visto la ejecución de un cuantioso grupo de personas que habían sido detenidas en Iguala el 26 de septiembre. Pero, en estricta técnica jurídica, no hay tales homicidios, porque los cuerpos no han aparecido (salvo el de Alexander Mora) sino restos difícilmente identificables, virtualmente imposible esa tarea, debido a la extraña combinación de factores aducidos oficialmente: una pira a cielo abierto que funcionó como perfecto horno crematorio cerrado, con llantas, desechos y cuanto sucedáneo se pudo conseguir para alimentar tan exigente hoguera por nadie detectada, y luego la recolección en bolsas insólitamente tiradas a un río, con lo cual el contenido fue aún más dañado para efectos de posterior reconocimiento, en un proceso cuya profesional confección para fines inhibitorios de posteriores diligencias forenses contrasta con el abundante historial de otros cuerpos apenas enterrados al aventón en fosas cavadas sin mayores pretensiones.

No resolver el caso de los 43 (42 aún desaparecidos y otro ya identificado, pero no necesariamente el lugar verdadero donde fue asesinado y donde se recogieron esos exiguos restos) equivale a prolongar de manera temeraria el marcado y creciente conflicto entre la postura oficial (tan extraña, asida a un libreto mal hecho e indefendible, como si se estuviera ante una razón de Estado que obliga a la administración de Peña a cerrar las puertas a la verdad y la justicia porque en los hechos estuvieran de alguna manera involucrados altos personajes civiles, policiacos o militares, o determinadas instituciones claves) y la protesta nacional e internacional que ha ido subiendo de tono y ya se plantea acciones más radicales.

En ese contexto, profesores, estudiantes y ciudadanos de Guerrero han obstruido físicamente las tareas de órganos electorales, asegurando que el año entrante no habrá comicios en esa entidad. Padres de normalistas que se reunieron ayer con un grupo de senadores de izquierda (a quienes mal les fue en su intento de mostrarse solidarios) incluso demandaron la desaparición de poderes en aquella entidad, donde Rogelio Ortega sobrelleva la hipótesis de que es el gobernador.

La exigencia de que no haya elecciones en 2015 (en este caso, en Guerrero) se sustenta en la prolongada anormalidad institucional que ha permitido el imperio del crimen organizado, la persistencia del fraude como mecanismo para ganar puestos, la incapacidad de las autoridades constituidas para resolver los múltiples casos de agravio criminal a la sociedad (Ayotzinapa, pero diariamente decenas de casos graves por todo el país) y la inexistencia de garantías mínimas de equidad y limpieza (el INE y sus versiones estatales, más el tribunal electoral federal, dominados por camarillas e intereses cupulares).

Astillas

Tóxica recurrencia de Miguel Ángel Mancera al ex vocero de Germán Larrea, Mota Velasco, para que ahora lo sea del gobierno del Distrito Federal. Óscar Kaufmann, experto en manejo de crisis mediáticas, dio la cara a nombre de Industrial Minera México para justificar las maniobras de injusticia contra familiares de 63 trabajadores sepultados en Pasta de Conchos, Coahuila, y ahora llega como publirrelacionista en busca de salvar la imagen del administrador capitalino cada vez más distante de cualquier barniz de izquierda. Kaufmann también trabajó para BBVA-Bancomer. Larrea (recurrente violador de normas laborales, ecológicas y sociales, lo más reciente en Sonora, con el río Bacanuchi) está relacionado con Carlos Salinas de Gortari, así que MAM puede tener buenos aliados para 2018… Palabras del general en retiro Rolando Eugenio Hidalgo Eddy, luego de su despido de la secretaría de seguridad pública de Aguascalientes, que ocupaba desde 2008: Esos son nuestros políticos; es la gente que dirige a Aguascalientes, que tiene a toda su descendencia trabajando en el gobierno, a todos: a sus hijas, hijos, amante. A ver qué responde el gobernador Carlos Lozano… En mensaje a los medios de comunicación por fin de año, el general Salvador Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional, insistió en que la mentira, el reproche, la crítica infundada, la violencia y la intolerancia poco abonan a superar la crisis que vive el país… ¡Hasta mañana!

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