Arturo Rodríguez García
Para explicar que una residencia en el exclusivo sector de Las Lomas, en la Ciudad de México, no era del presidente Enrique Peña Nieto sino de Angélica Rivera Hurtado, el vocero presidencial Eduardo Sánchez acudió a Televisa, donde confirmó al aire que un contratista del gobierno es financiero de la esposa del mandatario.
La investigación realizada por el portal Aristegui Noticias –publicada de manera simultánea en la edición 1984 de Proceso– demostró que el inmueble está registrado a nombre de Ingeniería Inmobiliaria del Centro, una razón social cuyo accionista mayoritario es Juan Armando Hinojosa Cantú, contratista de obra y proveedor de servicios al gobierno mexiquense cuando Peña Nieto lo encabezó y aun durante la gestión de éste en Los Pinos.
El domingo 9, la Presidencia de la República emitió una “nota informativa” en la que indicó que la casa, ubicada en Sierra Gorda 150, es de Angélica Rivera, quien supuestamente la compró con sus propios recursos y aún sigue pagándola.
Un día después, en el programa Primero Noticias de Canal 2 de Televisa, conducido por Carlos Loret de Mola, Sánchez insistió en que el inmueble es de Angélica Rivera, quien había pagado 30% del total pactado con Ingeniería Inmobiliaria, por lo que se le dio la posesión.
–Es decir, ella sacó un crédito, y en lugar de pagárselo al banco se lo paga a la empresa –planteó Loret de Mola al vocero.
–Es una compra a plazos, efectivamente. Es una compraventa con reserva de dominio y la casa se escriturará a la señora Angélica Rivera una vez que haya pagado sus abonos.
Aunque Sánchez mencionó que la operación se había efectuado un año antes de que Peña Nieto tomara posesión como presidente, su declaración ofreció un dato revelador: la continuidad de una relación de negocios entre la familia presidencial y un contratista que en dos años de gobierno acumula contratos por miles de millones de pesos, así como concesiones y otras prebendas en la administración federal.
En esa entrevista, la única concedida por el vocero hasta el cierre de esta edición, se aludió también a la residencia de Paseo de Las Palmas 1325, que colinda con la de Sierra Gorda 150 por la parte posterior, pues, según él, “en la perspectiva de su matrimonio” con quien fuera gobernador del Estado de México, Rivera decidió ampliarse “de manera lógica” hacia los predios de su vecino.
El asunto fue reseñado en los principales diarios internacionales y había sido motivo de burla en las redes sociales. Mientras tanto, el presidente Peña Nieto llegaba a China para participar en una cumbre internacional y una visita de Estado donde se le reclamó la cancelación de la licitación del tren rápido México-Querétaro, en la que precisamente iba en asociación el propietario original de la residencia de Sierra Gorda.
Al finalizar la entrevista, Loret de Mola hizo un extraño planteamiento. Preguntó a Eduardo Sánchez qué veía detrás de la publicación: “moros con tranchetes o…”: “Hay un interés periodístico en ello que nosotros debemos cubrir con información tal cual es nuestra obligación”, respondió el vocero.
La “transferencia”
Las explicaciones de la Presidencia y nuevas revelaciones llevan a una conclusión: Angélica Rivera tiene una casa a nombre de un contratista del gobierno que encabeza su esposo, el presidente Peña Nieto, y otra, colindante, que le “transfirió” Televisa.
Con una operación registrada en 27.6 millones de pesos, la casa ubicada en Paseo de las Palmas 1325, en Lomas de Chapultepec, se suma a los 86 millones de pesos en que está valuada la mansión de Sierra Gorda 150; es decir, 113 millones de pesos, unos 8.3 millones de dólares al tipo de cambio actual.
El 14 de diciembre de 2010, Televisa Talento, filial del consorcio de Emilio Azcárraga Jean, realizó la “transferencia” a favor de Angélica Rivera. Ese mismo día, Ingeniería Inmobiliaria del Centro adquirió el terreno de Sierra Gorda 160, que luego fusionó con la propiedad marcada con el número 150 de la misma calle y que colinda en su parte posterior con la residencia de Paseo de Las Palmas 1325.
La “transferencia” se realizó a través de un fideicomiso de Banamex.
Las operaciones mencionadas se efectuaron apenas 17 días después de que Peña Nieto y Rivera Hurtado contrajeran nupcias.
En la publicación digital, el equipo de investigación de Carmen Aristegui hizo notar que el vocero presidencial aceptó que el Estado Mayor Presidencial custodia la propiedad, y no desmintió que la pareja hubiera participado en el diseño, entre otros aspectos que prácticamente confirmaron la totalidad de la información del reportaje intitulado La Casa Blanca de Peña Nieto.
El martes 11, el portal CNN Noticias informó que, de acuerdo con fuentes de Televisa, se había confirmado que la “transferencia” se llevó a cabo como parte de un esquema de incentivos que la televisora ofrece a sus artistas a fin de retenerlos a partir de un contrato de exclusividad. Según dicha información, Rivera habría tenido una casa en 2004 y eligió la segunda –la de Paseo de las Palmas– en 2008.
Dos días después, The Wall Street Journal aportó más detalles sobre la primera propiedad, donada en 2004, que no se habían revelado. En cuanto a la segunda, la de Paseo de las Palmas 1325, la “transferencia” se formalizó en 2013, cuando Peña Nieto ya era presidente de México.
La cercanía de Peña Nieto con Televisa ha sido ampliamente documentada y fue en buena medida uno de los factores que incidieron en el proceso electoral y en las demandas del movimiento #YoSoy132.
La televisora, como en el caso de Grupo Higa, es también proveedora gubernamental. En 2013 percibió de manera directa 732 millones de pesos por concepto de publicidad del gobierno federal y una cantidad desconocida contratada a través de agencias publicitarias. Esos ingresos fueron obtenidos el mismo año en que Televisa “transfirió” la casa de Paseo de las Palmas, por lo que, en cualquier caso, las propiedades de Angélica Rivera han sido aportadas por proveedores gubernamentales.
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