Steen Jakobsen, Economista Jefe, Saxo Bank.
“El futbol es el ballet de las masas” - Dmitri Shostakovich
Existen muchas similitudes entre el trading y el futbol. El trading es como una multitud detrás de su equipo. Tal vez no sea el mejor equipo o el más efectivo, pero es mi equipo.
El futbol de España ha dominado el juego desde la última Copa del Mundo, en Sudáfrica 2010, pero el estilo “tiki-tiki” que imponía el Barcelona parece estar cansado. En términos de empresas, es muy parecido a lo que sucede con IBM, que está demasiado cómoda con el éxito. Repetir el modelo de negocios o el estilo de juego, al fin y al cabo, le harán perder.
Esto prueba que hay más de una estrategia ganadora en el trading. No es de extrañar que las cláusulas de responsabilidad digan: "Haber tenido éxito en el pasado no garantiza tener éxito en el futuro".
Predecir quién será el campeón del Mundial y los negocios es igual de difícil. Siempre hay una fuerza disruptiva o un equipo que nadie ha previsto; los ganadores en la vida y en los deportes son, al final, aquellos que más lo desean y más lo necesitan.
Por eso pienso que a Brasil, Rusia y Francia les irá bien. Brasil quiere silenciar las críticas del Mundial y su economía experimental. Rusia es lo que es y estará determinada a tomar cartas en el asunto. ¿Y Francia? Está condenada política y económicamente, pero no necesariamente en el futbol.
Pero el punto es que el futbol continúa siendo el único juego que nos entusiasma a todos. Si los políticos y los creadores de políticas hubieran sido futbolistas, entenderían que el futbol tiene todas las soluciones a los problemas económicos del mundo: un equipo fuerte tiene una gran defensa, habilidades e individualismo en el medio campo y delanteros con talento.
Todo esto está incluido dentro del marco de un equipo donde cada uno sabe cuál es su rol. Si uno no sabe cuál es su trabajo, la sanción es inmediata. Puede decepcionar a su socio o a su jefe, pero nunca a su equipo. El mundo necesita responsabilidad sin piedad, no simular y prolongar.
Shostakovich tenía razón en algo. ¡Dame siempre futbol antes que ballet!
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