Armando G. Tejeda / Corresponsal La Jornada
Petróleos Mexicanos (Pemex) ha decidido poner fin a su participación en la multinacional española Repsol, de la que posee 9.4 por ciento –es el segundo socio por volumen de acciones– y a la que está vinculada desde la década de los noventa. Según el portal de información español El Confidencial, la directiva de Pemex, presidida por Emilio Lozoya, solicitó a la entidad financiera francesa Crédit Agricole que ponga en el mercado todas sus acciones de Repsol, en una operación por valor aproximado de 2 mil 400 millones de euros (43 mil 200 millones de pesos).
El portal de información, que cita fuentes del mercado financiero y es uno de los de mayor credibilidad de la prensa española, reporta que Pemex ha decidido poner punto final a una aventura empresarial que en los últimos cuatro años se había deteriorado notablemente, sobre todo por la disparidad de criterios entre los representantes de Pemex –tanto del anterior director, Juan José Suárez Coppel, como del actual– y el equipo ejecutivo de Repsol, presidido por el catalán Antonio Brufau.
La venta de las acciones de Pemex en Repsol ya estaría en marcha, siempre según El Confidencial, y supondría una operación con numerosas aristas empresariales, tanto por la importancia económica como por los intereses vinculados a las dos empresas, como las inversiones de Pemex en el sector naval español –acaba de adquirir más de 50 por ciento de los astilleros gallegos los Hijos de J. Barreras–, así como las relaciones bilaterales y a menos de un mes de la visita de Estado del presidente Enrique Peña Nieto a España.
La paraestatal mexicana po- seía 5.18 por ciento de Repsol hasta agosto de 2011. Entonces, el anterior equipo ejecutivo de Pemex, presidido por Juan José Suárez Coppel, decidió, con el beneplácito del ex presidente Felipe Calderón, iniciar una ofensiva para hacerse con el control ejecutivo de Repsol. Para ello se alió con la constructora Sacyr-Villahermosa y con su defenestrado presidente, Luis del Rivero.
Se decidió que para la compra del 4.8 por ciento adicional que se necesitaba para tener un sillón más en el consejo de administración, Pemex emitiera un contrato de deuda por 600 millones de dólares. La operación se realizó a través de la filial de Pemex con sede en Holanda, PMI, que fue la que finalmente adquirió un paquete accionario, el cual supuso un desembolso de mil 122 millones 890 mil 400 euros, a un precio promedio por acción de 19.92 euros. Con la cotización de hoy, ese mismo paquete de acciones costaría 70 millones de euros menos.
Según la información de El Confidencial, Pemex dio instrucciones a los financieros de Crédit Agricole –entidad financiera que operó su compra de acciones hace tres años– para que ponga a la venta todas sus acciones en Repsol.
La información sostiene que las mismas fuentes financieras indican que la venta podría hacerse a corto plazo mediante la colocación en bolsa de la mitad de la participación, cerca de 5 por ciento, un porcentaje que el mercado podría absorber con relativa comodidad, como se ha demostrado con la venta del 5 por ciento de Bankia por parte de Iberdrola.
Crédit Agricole tendrá que analizar a partir de ahora cómo vende la totalidad de la participación, que es histórica, puesto que la mexicana tomó el primer 5 por ciento cuando intercambió a principios de los noventa sus acciones de Petronor por las de la matriz.
El segundo paquete lo tiene acompañado por un conjunto de derivados que contrató con el propio banco francés, Natixis, HSBC e Inbursa para cubrirse de una posible caída de la acción de Repsol. Estos contratos vencen en septiembre, aunque obviamente se pueden deshacer inmediatamente”.
Ni Pemex ni Crédit Agricole han dicho nada sobre esta información que, como es habitual en las empresas que cotizan en bolsa, ni confirman ni desmienten. Tampoco valoraron el malestar que suscitó en Pemex el reciente nombramiento como consejero delegado de Repsol del ex político vasco Josu Jon Imaz, que al final respondía a una añeja petición de Pemex de crear un cargo de carácter ejecutivo, que hiciera más ágil la operación cotidiana de la empresa. En este caso tampoco se tomó en cuenta la opinión de Pemex.
El desencuentro entre Pemex y Repsol, y la eventual salida de la paraestatal mexicana de la multinacional española preocupan a numerosas empresas interesadas en el mercado energético mexicano, sobre todo al estar en puerta la liberalización del sector por la reforma impulsada por el gobierno.
Entre los más preocupados se encuentra el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, quien no ocultó su malestar con la forma de actuar de la ejecutiva de Repsol en este asunto. Para España es buena una alianza con Pemex, tanto por el potencial de la actividad petrolífera como por el desarrollo de la industria naval. Es un error que Repsol no aproxime posturas hacia el único socio de la compañía que tiene petróleo. Así que espero que Repsol haga una aproximación para que Pemex siga siendo accionista, y se busque una alianza estratégica con vocación de permanencia para garantizar petróleo y también carga de trabajo para el sector naval, advirtió el político gallego y uno de los hombres más cercados al mandatario español Mariano Rajoy.
En cualquier caso, la crisis entre Repsol y Pemex estará en la agenda de la próxima visita de Enrique Peña Nieto a España, que se llevará a cabo en la primera quincena de junio. Se prevé que lo acompañe el director de Pemex, Emilio Lozoya, entre otros.
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