EPN: acto sin autodefensas
Más sobre niños olvidados
Cárceles tan limpias
Julio Hernández López / Astillero
El licenciado Enrique Peña Nieto puso pie en la tierra donde surgieron las autodefensas michoacanas y declaró formalmente clausurado (falta ver lo que diga la retobona realidad) ese torneo gubernamental de vistosos fuegos artificiales y truculencias al por mayor. Génesis o apocalipsis, pero el visitante vio todo lo hecho por su comisionado Paulette, y vio que era muy bueno. Así hubo un acto y discursos. Éste fue el día de ayer.
Extrañas señales en el temporalmente mitológico Tepalcatepec del doctor Mireles, con discursivas referencias centrales a los únicos ausentes en ese tinglado, los propios autodefensas ahora convertidos en su mayoría en policías rurales (con el comandante Papá Pitufo y la liberación negociada de Hipólito Mora, que ya estrechó la diestra del controversial Americano, con el comisionado Castillo en medio, como celestina oficial) mediante una estrategia que el propio Peña cargó a su cuenta gubernamental, asumiéndose abiertamente responsable del proceso que promovió la irrupción de civiles armados que sin mandato ni fundamento legal ejercieron funciones de policías e incluso de jueces, en una multitudinaria confesión pública de que las normas jurídicas son lo menos respetado por las autoridades ingeniosas.
Fue así, ante el desbordamiento del crimen organizado, que decidimos constituir la fuerza rural, que en pocas palabras vendrá a sustituir y remplazar a las fuerzas de seguridad municipales que tenían debilidad institucional, reconoció el señor de Los Pinos, contento de haber escuchado a esas autodefensas y luego darles cauce institucional. El creador en jefe habló ante un auditorio constituido no por autodefensas, sino por clientela de Oportunidades y de otros programas federales (oficialmente fue la instalación de la Comisión Cuenca Tierra Caliente-Conagua y de la Caravana por la Salud de la Mujer), entre acusaciones de que a los presuntos insurrectos (ahora unos uniformados, pero otros no, reacios y distantes), no les permitieron llegar al acto oficial. Apenas dejó el licenciado EPN la plaza, la terca realidad implacable asomó de nuevo los bigotes, con familiares de autodefensas presos que protestaron por injusticias y manipulaciones.
De las reacciones generadas por la columna anterior, Los niños de la guerra, destaca la hecha llegar por Rolando Montaño Fraire, doctor por la UAM-X, especializado en sicología social de grupos e instituciones y coordinador de la Fraternidad de Grupos de Autoayuda y Ayuda Mutua. Montaño invita cordialmente al tecleador a que considere la enorme distancia que hay entre los diversos hechos criminales relacionados con niños y adolescentes que se mencionaron en la entrega señalada, y el caso específico del abandono mortal de un niño de dos años en el interior de un automóvil con los vidrios cerrados y bajo el sol ardiente. Con fundada razón, advierte que seguramente un juicio un poco apresurado lo llevó a asociar erróneamente el caso del bebé muerto en un auto con los otros, claramente intencionales, productos de la violencia y descomposición social que usted tan atinadamente nos narra y señala cotidianamente.
Desgracias así, agrega Montaño, se repiten en sociedades muy distintas en todo el mundo, incluso en los países más desarrollados educativa y socialmente, como pudieran ser Finlandia, Francia u Holanda, por ejemplo. Son eventos que en nada se asocian a la violencia y resquebrajamiento social que usted cotidianamente nos describe para este país. Los viven personas sociables, cuidadosas y éticas. Por ello, además de su enorme tristeza por la pérdida de un hijo, sería importante considerar lo que el linchamiento social puede significar para la persona que en San Luis Río Colorado haya tenido la desventura de cometer un fatal error tan común alrededor del mundo. El autor de esta columna acepta los señalamientos del amable lector y comparte la carta recibida (http://bit.ly/1phnrQB), en la que se incluyen ligas de un reportaje sobre el tema (en inglés) que ganó un premio Pulitzer en 2010 y a las páginas de dos organizaciones internacionales que abordan este tipo de accidentes.
Así avanza el México exitoso (por lo pronto, nomás a nivel de piso): “Que me disculpen los de aquí, pero los pisos de la cárcel de Chihuahua ahora están más limpios que los del lobby de este hotel (el Hilton del Centro Histórico de la ciudad de México), y ahí que me lo apunten en la cuenta...”, presumió, retóricamente manirroto, el gobernador César Duarte Jáquez durante un reciente panel del Foro Banorte, que moderó el periodista Joaquín López Dóriga, y en el que también participaron otros límpidos mandatarios norteños, el tamaulipeco Egidio Torre y el coahuilense Rubén Moreira (http://bit.ly/1mb1Bxz). No explicó el orgulloso gobernador Duarte si en fechas próximas invitará a los mismos o a similares panelistas a sesiones en la cárcel mencionada, con hospedaje incluido.
Milagros del agnosticismo (el gobernador de SLP no tiene quien le confiese): Luis Nava Calvillo (hijo del difunto doctor Salvador Nava) fue citado así en El Sol de San Luis respecto a las acusaciones en contra del gobernador Fernando Toranzo y su esposa por su presunta protección a un cura pederasta: ... puedo afirmar con certeza que (el gobernador) no tiene confesor, y también puedo afirmar que no existe ninguna protección de él o de la doctora (su esposa, María Luisa Ramos Segura) con respecto a Eduardo Córdova. Según la nota, firmada por Roberto Gutiérrez Turrubiartes, tal convicción de Nava Calvillo se funda en que fue colaborador del gobernador priísta Toranzo, como secretario de obras públicas, y gracias a la amistad entre ellos constató que Toranzo Fernández es agnóstico.
Y, mientras el patriota senador priísta David Penchyna advierte que la vida de la República no será suspendida por motivo del Mundial (pues, heroicos, los legisladores tratarán de aprobar las leyes secundarias de la reforma energética en esos momentos de balompédico esparcimiento), ¡feliz fin de semana!
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