PATRICIA MAYORGA
CHIHUAHUA, Chih. (apro).- Los violentos sucesos registrados en las últimas 72 horas en diversas comunidades del municipio de Guadalupe y Calvo, en el centro del llamado Triángulo Dorado, han obligado a sus habitantes a atrincherarse en sus propios domicilios ante el temor de engrosar las filas de los muertos.
“Estamos con un miedo, hay mucha impotencia. Ayer (el domingo) supimos que ejecutaron a ocho. De la cabecera fueron tres, otros de Terreros, Baborigame y El Nopal; los rumores son que no salga nadie a la calle; los camiones de pasajeros son revisados constantemente con la lista de personas que viajan; también regresaron los secuestros”, informaron algunos pobladores.
La racha de violencia comenzó el pasado sábado 18, con el asesinato de un menor de 15 años en La Tableta, una comunidad de la región de Baborigame.
El cuerpo del adolescente, que recibió un disparo en el rostro, fue entregado a sus familiares, quienes ya habían puesto un reporte de desaparición. La Fiscalía General Zona Sur minimizó el incidente, dijo que se trató de una rencilla.
La violencia continuó al día siguiente, el domingo, con el asesinato de tres personas más en Las Gallinas: Valentín González López, de 61 años; Daniel Molina Vargas, de 24, y Anastasio González Ramos, de 68.
Los cuerpos de las víctimas fueron encontrados a un lado de la carretera Parral-Guadalupe y Calvo, a la altura del kilómetro 8.
Anastasio y Daniel tenían un impacto de bala cada uno, mientras que a Valentín González le cercenaron la cabeza y las extremidades inferiores. En el lugar del crimen, las autoridades encontraron una alcancía con monedas antiguas.
El pasado lunes 20, las muertes continuaron: Tres personas fueron ejecutadas en la Mesa del Arroyito, de la sección de Baborigame. Las víctimas son: Andrés García Ayala, de 64 años, Josefina Torres Castillo, de 34, y Miguel Loera Carrillo, de 28.
Según la Fiscalía, el triple crimen fue producto de una rencilla.
De acuerdo con los vecinos de Guadalupe y Calvo, otros dos hombres fueron asesinados ayer en otra comunidad llamada El Nopal.
La violencia obligó a habitantes de la comunidad de Ojo Frío a huir de sus hogares, luego de que un grupo armado tomó el poblado, quemó viviendas y un aserradero.
La situación fue atendida por agentes de la Policía Ministerial de la Fiscalía Zona Sur, quienes corroboraron que el aserradero fue incendiado y privaron de la libertad al dueño.
Los trabajadores alcanzaron a huir y, según los habitantes de la zona, hay más personas desaparecidas.
Pero la violencia en esa región dominada por el narcotráfico no es de ahora.
El pasado 20 de abril, cinco hombres fueron asesinados a balazos en Guadalupe y Calvo; tres de ellos fueron acribillados cuando se encontraban en la plaza central del pueblo de Mesa San Rafael, dentro del mismo municipio, en donde se llevaba a cabo un evento deportivo de voleybol.
La Fiscalía General del Estado (FGE) señaló que antes de esa triple ejecución un hombre (Narciso Quiñónez Castillo, de 24 años de edad) fue ultimado después de ser perseguido por un comando en el camino que conduce del pueblo de Cieneguita a Mesa San Rafael.
Tras perpetrar ese homicidio, la misma célula de pistoleros se trasladó hasta la plaza central de Mesa San Rafael, donde en ese momento se llevaba a cabo un encuentro deportivo al que asistían cerca de 100 personas. En ese lugar los pistoleros acribillaron a tres hombres: Celestino Martínez Cano, Ramón Vargas Martínez y José de Jesús García Vargas, de 36, 42 y 43 años, respectivamente.
El mismo día, personal del Ejército Mexicano encontró el cuerpo de un hombre (José Israel Montes Carrillo, de 47 años) en la calle Nueva, en el barrio Santo Niño, en la localidad de Guadalupe y Calvo.
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