Profesores en la mira
Represión legítima
Coparmex al rescate
Julio Hernández López / Astillero
Con la atemorizada cúpula del SNTE en la bolsa (el martes se hizo difundir una fotografía de la visita a Los Pinos del apocado sucesor de Elba Esther Gordillo), la legalidad pactista convertida en presunta legitimidad para el uso de la fuerza contra los opositores y la necesidad táctica de reforzar la percepción de que el cesarismo restaurado no se detendrá ante nada ni nadie, Enrique Peña Nieto ha dicho que no permitirá presiones en contra ni retrocesos en cuanto a la reforma educativa que en Oaxaca y en Guerrero, sobre todo, está enfrentando un activismo desbordado que puede convertirse en un movimiento social más amplio y duradero o en la primera oportunidad abierta y expresa de represión federal justificada contra un reducto adverso (el primer golpe fue el 1º de diciembre, contra el #YoSoy132 y los ciudadanos capitalinos que rechazan a Peña Nieto y al PRI, pero no fue asumido por las autoridades de manera abierta y expresa, sino encubierta en circunstancias confusas que a la fecha siguen sin ser aclaradas).
El aire sentencioso del actual ocupante de Los Pinos tuvo como precedente el discurso pronunciado por el titular de la SEP y el SNTE, Emilio Chuayffet, quien ya desempeñó similar oficio de telonero trágico horas antes de la caída en prisión de la hasta entonces retadora Elba Esther Gordillo. Con solemnidad gestual de verdugo retórico, el ex secretario de Gobernación proclamó, con copia al agente del ministerio público que corresponda: el que argumenta que lucha por la educación violando los derechos de terceros carece de razón legal y más aún de autoridad moral.
Los juegos judiciales de palabras tienen como destinatarios inequívocos a las organizaciones de profesores de Guerrero y Oaxaca que han colocado en jaque a los gobernadores opositores: Ángel Aguirre, siempre priísta, amigo de Peña Nieto que fue reclutado por el marcelismo-camachismo para hacerse pasar por perredista apoyado desde la abstención concertada por el PAN, y Gabino Fue, perdón, Cué, postulado contra el priísmo ulisista.
Además de las rutinas anuales de protesta y negociación que se realizan en sus estados y en la capital del país, en esta ocasión los maestros oaxaqueños y guerrerenses han subido el grado de confrontación porque el riesgo que enfrentan, con las reformas peñistas, es mayor. En Chilpancingo, enojados porque el Congreso local actuó en contra de las propuestas de ese profesorado y en consonancia con las líneas nacionales de reformismo, apedrearon la sede del Poder Legislativo y generaron hechos que con delicia fueron tomados por medios de comunicación tradicionales para exacerbar ánimos sociales contra esos mentores revoltosos.
Durante el sexenio apenas terminado, el del comandante Felipe Calderón, se vivió una manipulación mediática constante que sirvió para satanizar adversarios, creando condiciones para golpear al Sindicato Mexicano de Electricistas, por ejemplo (cruzada contra el sindicalismo corrupto, se decía, mientras líderes y gremios de calaña inaceptable seguían intocados porque se mantenían alineados al gobierno en turno y porque no constituían peligro alguno para negocios jugosísimos, como el de la fibra óptica). Ahora la maquinaria constructora de percepciones sociales al gusto del cliente gubernamental va contra los profesores en resistencia, sin equilibrio informativo ni pluralidad de análisis.
Y sin embargo, extraños asomos empresariales hacen ver que la presunta nobleza rotunda de la reforma educativa peñista conlleva ingredientes ya advertidos por algunos de los opositores pero ahora debutantes sin recato ni simulación. La confederación de patrones de México, la Coparmex, se hace presente con aires de salvadora de la patria al ofrecer la prestación de servicios educativos sustitutos en caso de que en los próximos días los profesores en lucha declaren paro de labores. Limpios de toda culpa en la catástrofe nacional, sin beneficios fiscales ni políticos que por su injusticia hubiesen contribuido a la pobreza y la crispación social, ciudadanos ejemplares que jamás se han beneficiado de la corrupción política ni del manejo faccioso de la economía nacional, los patrones se lanzan De panzazo a una especie de guerrilla educativa, listos para entrarle con recursos económicos al desplazamiento de los maestros en protesta, decididos a entrarle al gran negocio de la privatización educativa que está en el fondo de los clausulados reformistas, junto con el objetivo de debilitar las posturas laicas, juaristas, del profesorado tradicional que ahora irá viendo cómo con el ingreso de los capitales privados a las aulas también se facilita la mayor presencia del clero en los contenidos y la operación educativos.
Los patrones mexicanos no solamente están decididos a poner dinero para esas clases extramuros pues, según el anuncio hecho ayer, también le entrarán a la faena política, buscando que en el esquirolaje participen padres de familia y organizaciones de la sociedad civil. El ingreso del capital privado al negocio educativo podría suministrar de inmediato aspirantes a ocupar las plazas que fueran declaradas en abandono jurídico por la SEP que ya exhortó a los gobernadores de los estados a que levanten actas contra aquellos profesores que no asistan a las escuelas por manifestarse contra la reforma peñista. También crece, con el apoyo de los gobiernos federal, oaxaqueño y guerrerense, la exigencia de hoteleros, comerciantes y sociedad civil para que se inicie acción penal contra los profesores activistas.
El escenario escogido para hacer tales elogios de la legalidad y su riguroso cumplimiento fue Boca del Río, ciudad conurbada con la de Veracruz a la que el mexiquense declaró capital del Estado aunque luego corrigió, enviando un saludo a Xalapa y reconociendo como excepción lo que otros consideran ya casi una regla: también el presidente de la república a veces se equivoca (sic en las varias partes de esta oración). Y, mientras Cué aprieta el puño en Oaxaca para favorecer a productoras de energía eólica, ¡hasta mañana!
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