Cué favorece al PRI
Cardenales excluidos
Neohabla peñista
Julio Hernández López / Astillero
Gabino Cué ha expedido en Oaxaca una firme constancia de inutilidad de las alianzas electorales de izquierda y derecha y de las expectativas populares de lograr cambios verdaderos mediante la simple sustitución de personajes y siglas en el poder. Como Juan Sabines en el sexenio pasado en Chiapas (y antes que él, Pablo Salazar Mendiguchía), Rafael Moreno Valle en Puebla, Ángel Aguirre Rivero en Guerrero y Mario López Valdez (Malova) en Sinaloa, Cué ha gobernado erráticamente, sin oficio y echando mano de cuadros e intereses presuntamente desplazados, entre decepción generalizada y beneficio para unos cuantos, en una clara traición de las esperanzas generadas a partir del discurso oportunista y tramposo de las alianzas multipartidistas.
Rebasado por múltiples problemas regionales, con un vigoroso movimiento magisterial en vías de vinculación con manifestantes de otras entidades, aliado de trasnacionales y de negocios oscuros como los de producción de energía eólica, en jaque permanente por un PRI que quiere recuperarse en las próximas elecciones locales de julio e incapaz de meter orden en su propio equipo de trabajo, Cué se enteró este sábado de la renuncia de su secretario general de gobierno, Jesús Martínez Álvarez, y, para sustituirlo, ha propuesto al congreso a un priísta tan activo, Alfonso Gómez Sandoval, que unas horas antes de ser postulado para el cargo había participado en un acto en favor del candidato del partido de tres colores a la presidencia municipal de la capital oaxaqueña.
Martínez Álvarez se quejó epistolarmente de que Cué nunca le otorgó confianza política y que desde dentro del aparato gubernamental eran torpedeados los bocetos de solución que se hacían en la secretaría general de gobierno. Militante priísta durante décadas, Martínez Álvarez fue dirigente de Convergencia, ahora Movimiento Ciudadano, y forma parte de uno de los clanes políticos oaxaqueños. Pero era un secretario de gobierno sin poder, como quedó dicho en una de las varias pláticas telefónicas que fueron grabadas y difundidas en días pasados, entre el representante del gobierno de Oaxaca en el Distrito Federal, Jorge Castillo, y dirigentes partidistas, legisladores y ex gobernadores con los que en diversos tonos y con diferentes respuestas hizo sentir su condición de presunto poder tras el trono, negociador de candidaturas en PAN, PRD, PT e incluso PRI.
Castillo, quien fue secretario particular de Cué, ha dejado una memorable huella auditiva de la manera como se juega a la política en Oaxaca. Lo mismo presiona a la directiva de una radiodifusora para que un comentarista deje de criticar al candidato del PRI a la presidencia capitalina, que se arregla con dirigentes del PAN y el PRD, siempre con el señuelo del poder y sus canonjías, o se acomoda a las propuestas e intenciones de Diódoro Carrasco, quien fue gobernador priísta y luego pasó al PAN, y a quien se considera el verdadero conductor de las acciones de Cué (los audios, en http://bit.ly/1138x5o ).
Con elecciones de presidentes municipales y de diputados locales en menos de tres meses, Cué ha creado las condiciones para el regreso político de los ex gobernadores José Murat (potenciado por el Pacto por México) y Ulises Ruiz (nuevamente activo en la entidad, promoviendo candidaturas, ofreciendo delegaciones federales y paseando su impunidad) y para el triunfo del PRI, que ya tuvo su primera entrega con la postulación de Gómez Sandoval, quien de ser aprobado por el congreso sería un secretario general de gobierno virtualmente extraído de un mitin priísta para que garantice equidad e imparcialidad en el proceso electoral en puerta. Gabino... Fue.
El papa Francisco nombró una comisión de ocho cardenales, pertenecientes a los cinco continentes, para que le ayuden a emprender una reforma de la curia que, según signos e indicios varios, pretenderá combatir los graves vicios acumulados en esa institución, sobre todo los de la pederastia y de la vocación por la riqueza y el poder. A pesar del gran número de feligreses, y del presunto peso que sus máximos representantes habrían tenido en el Vaticano, la Iglesia mexicana no fue tomada en cuenta para esos afanes que algunos califican de revolucionarios.
En cambio, en ese comité con pretensiones históricas quedaron cardenales de Santiago de Chile y de Tegucigalpa, éste incluso como coordinador, un hombre de claroscuros que cuenta con el respaldo de sectores de izquierda en la iglesia, pero al mismo tiempo es criticado por haber respaldado el golpe de Estado de 2009 en Honduras contra Manuel Zelaya. ¿Será que Norberto Rivera y Juan Sandoval forman parte del conjunto de muy torcidos renglones de Dios a los que el nuevo papado desea enfrentar o corregir? ¿Francisco Robles, el cardenal de Guadalajara, tampoco cuenta en los nuevos diseños de poder vaticano? ¿Habrá acciones serias contra la pederastia en todo el país (recuérdese en especial el caso de Oaxaca, con medio centenar de niños indígenas violentados por un cura protegido por el arzobispo José Luis Chávez Botello?).
En el proceso de imposición de la neohabla peñista con la que se pretende disolver la percepción de la violencia relacionada con la delincuencia organizada a partir de la supresión de información periodística o de acomodo de versiones e incluso reorganización lingüística, el gobierno federal organizó en Acapulco una reunión de secretarios de seguridad pública de los estados y de sus coordinadores de comunicación social.
Allí, el general colombiano Óscar Naranjo elogió la transparencia informativa; el ex vocero del primer salinismo, José Carreño Carlón, habló del nuevo esquema de comunicación, sin énfasis en lo bélico, y el subsecretario Roberto Campa llamó a desterrar prácticas denominacionales (levantones, encajuelados, etc...) y a rechazar el uso de apodos para identificar oficialmente a infractores de la ley. Y, mientras son conocidos los resultados oficiales de los comicios venezolanos, ¡Hasta mañana!
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