Corea del Norte apuesta con un bluff

Associated Press

Seúl. En todo Corea del Norte, soldados se preparan para la batalla. Letreros y carteles recién pintados llaman a la “muerte” de los “imperialistas estadounidenses” y exhortan a la gente a luchar con “armas y no palabras”.

Pero incluso cuando el líder norcoreano, Kim Jong Un, emite gritos de batalla dirigidos a sus generales para que preparen sus cohetes, él y su Ejército saben muy bien que un ataque en contra de blancos estadounidenses sería un suicidio para el régimen norcoreano, en una clara desventaja bélica y numérica.

A pesar del redoble de tambor que llama a la guerra -que al parecer trae a la región al borde del conflicto, con amenazas y provocaciones- Pyongyang pretende obligar el acercamiento de Washington a la mesa de negociaciones, presionar a la nueva Presidenta en Seúl para cambiar su política sobre Corea del Norte y lograr la unidad dentro del país comunista sin desencadenar una guerra en toda la extensión de la palabra.

Corea del Norte quiere llamar la atención sobre la fragilidad de la tregua, diseñada para mantener la paz en la Península coreana, una tregua que Pyongyang -recientemente anunció- dejaría de cumplir, al advertir que la guerra podría estallar en cualquier momento.

En julio, se cumplirán 60 años desde que Corea del Norte y China firmaron un armisticio con EU y las Naciones Unidas para poner fin a tres años de lucha que costaron millones de vidas.

Desde entonces, Corea del Sur se ha transformado de una nación pobre y agraria en una de las 15 economías más grande del mundo, mientras que Corea del Norte lucha por encontrar una manera de salir de un abismo en el que se encuentra desde la Guerra Fría, que la ha dejado con un ingreso per cápita similar al de África subsahariana.

Los soldados chinos, que lucharon junto a los norcoreanos hace mucho tiempo atrás, los han abandonado. Pero 28,500 soldados estadounidenses siguen estacionados en Corea del Sur y 50,000 más están en Japón. Durante semanas, EU y Corea del Sur han estado mostrando su poderío militar con una serie de ejercicios conjuntos que Pyongyang considera un ensayo para la invasión.

El jueves, el Ejército de EU confirmó que los ejercicios incluyeron dos bombarderos invisibles al radar con capacidad nuclear B-2, que pueden soltar la bomba convencional más grande de la Fuerza Aérea de EU- una bomba de 30,000 libras llamada super bunker buster- lo suficientemente potente como para destruir la red de túneles militares norcoreanos.

Fue una muestra del músculo militar de Washington, tal vez dirigida no sólo a Pyongyang, sino a Beijing también.

Corea del Norte cita la amenaza militar de EU como una razón detrás de su necesidad de construir armas nucleares y ha invertido una gran parte de su escaso presupuesto nacional en defensa, ciencia y tecnología.

Sin embargo, lo que Corea del Norte realmente quiere es legitimidad ante los ojos de EU y un tratado de paz. Pyongyang quiere que las tropas estadounidenses abandonen suelo coreano y las bombas y los cohetes son más bien un carísimo y peligroso manto de seguridad que una muestra real de potencia armamentista. Son la única carta que le queda a Corea del Norte por jugar y la carnada que -espera- llevará a los estadounidenses a la mesa de negociaciones.

Narushige Michishita, director del Programa de Seguridad y Estudios Internacionales en el Instituto Nacional de Graduados para Estudios Políticos de Japón, no está convencido de que Corea del Norte sea capaz de atacar a Guam, Hawai o el área continental de EU. Asegura que Pyongyang no ha probado con éxito un misil balístico intercontinental.

Pero sus misiles de alcance medio, Rodong, con un alcance de 1,300 kilómetros, son “operativos y creíbles”, y podrían llegar a las bases estadounidenses en Japón, dijo.

Sin embargo, algo más probable que ese ataque podría ser un incidente a menor escala, tal vez frente a la costa occidental de las dos coreas, algo que no provocaría a los estadounidenses a dar rienda suelta a su considerable potencia de fuego. Desde hace años, las aguas frente a la costa oeste han sido un campo de batalla de enfrentamientos navales entre las dos coreas porque Corea del Norte no ha reconocido nunca la frontera marítima elaborada unilateralmente por la ONU.

Independientemente de lo amenazante que pudiera sonar el llamado a las armas de Kim Jong Un, su principal público objetivo son las masas norcoreanas.

Durante meses, los autores de la propaganda en Corea del Norte han identificado el aniversario de la Guerra de Corea este año como un momento ideal para incrementar la credibilidad militar de Kim Jong Un; al crear la impresión de que un ataque estadounidense es inminente, el régimen puede fomentar un sentido de unidad nacional y alentar a la gente a unirse en torno de su nuevo líder.

Declaración de guerra

Algunas notas al respecto

En primer lugar, Corea del Norte y Corea del Sur han estado técnicamente en estado de guerra desde que la Guerra de Corea comenzó hace seis décadas.

En segundo lugar, Corea del Norte no parece haber dado pasos concretos hacia una guerra real. No ha habido informes, por ejemplo, de que el país haya concentrado sus tropas en la frontera. La guerra es una gran y complicada empresa, sobre todo cuando se es un país particularmente pobre.

Y, en tercer lugar, el Complejo Industrial de Kaesong, una gran instalación atendida por trabajadores del Sur y del Norte, sigue funcionando sin problemas, de acuerdo con Reuters. El hecho de que Corea del Norte mantenga Kaesong abierto sugiere que no creé que la guerra estallará en realidad. (Max Fisher)

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