AMLO, en Tabasco
CC y lo patriótico
Pugnas panistas
Julio Hernández López / Astillero
El peñismo ha tenido éxito en la desactivación de la protesta social. Se benefició tempranamente del súbito y aún inexplicado retiro del lopezobradorismo del ring poselectoral, lo que permitió la rápida instalación victoriosa del PRI y su candidato presidencial y el desarrollo en ciertos segmentos opositores de una mezcla de decepción, reproche hacia las masas (ellas tendrían la culpa de todo, al haber vendido su voto) e inmovilidad práctica.
Luego, los ánimos contestatarios de izquierda fueron más bien invitados a manifestarse en el proceso de construcción de un partido político que ahora por sí mismo daría continuidad victimada al historial de inequidad y fraudes electorales, y la experta maquinaria marrullera del viejo-nuevo PRI tomó posesión de cuanto pudo, sentando a los controvertidos dirigentes de los dos membretes de oposición, PAN y PRD, a una mesa maquiavélicamente pensada para pactar el reparto de rebanadas del nuevo pastel y para dar paso a peculiares reformas legislativas que de pronto aparecieron investidas de un barniz de legitimidad formal que fue convertido en óleos santificados por la propaganda del régimen, que así logró construirse una escenografía de presunta unidad nacional y de virtual abdicación de los opositores formales que ha fortalecido la percepción masiva de que, al menos en estos tramos inmediatos, el control político lo tienen el PRI y su gobierno y que los planteamientos opositores son confusos, divididos y, en una parte, comprados por el propio gobierno en turno.
En ese contexto es explicable que ayer la concentración de protesta de Morena en el capitalino Hemiciclo a Juárez resultara poco concurrida. Unos pocos miles de personas dieron cuerpo a un acto que no contó con la presencia de Andrés Manuel López Obrador, pues el máximo líder prefirió quedarse en Tabasco a encabezar un acto similar. Martí Batres cumplió decorosamente con su papel de presidente del proyecto de partido, presentando propuestas en materia de energéticos y dando seguimiento al discurso de dura oposición a las reformas impulsadas por Peña Nieto. Habrá de verse si la ausencia de quien fue dos veces candidato presidencial estuvo movida por razonables cálculos numéricos (el uno de diciembre del año pasado la violencia desatada relegó el análisis de lo sucedido en el Ángel de la Independencia, donde también se había registrado una reducida concurrencia a un acto encabezado por AMLO) o es el inicio de una transición de poder o de una menor presencia del tabasqueño en los actos públicos importantes de Morena.
Por lo pronto, el PRD y su estrella nuevamente vuelta a alinear, Cuauhtémoc Cárdenas, lograron mejores resultados en términos masivos y mediáticos. Con el respaldo movilizador de autoridades delegacionales y de legisladores de diverso nivel, el chucho-bejaranismo provisionalmente unido tuvo una reunión dominical en el Monumento a la Revolución y ayer ese mismo espacio fue ocupado por el hijo del general Lázaro Cárdenas, quien volvió a hacer señalamientos proclives al cambio en materia petrolera, pero no en los términos propuestos por el peñismo, sino patrióticos.
En el Monumento a la Revolución hubo personas que increparon a Jesús Zambrano por el papel que ha jugado en este tramo de la restauración peñista. A Gustavo Madero, el panista que también será recordado como firmante del Pacto por México, no le ha tocado una confrontación tan directa, pero es probable que la hubiera preferido en lugar de la zarandeada que a sus propuestas y a su sabidamente precario liderazgo le dio la mayoría de los delegados a una asamblea nacional panista en la que de pronto ese partido fue despojado de su tradición de aristocracia decisoria, pues las facultades para elegir dirigentes nacional, estatales y municipales fueron arrebatadas a los consejos de notables para ser transferidas llanamente al grueso de los militantes en cada nivel. El PRI se aferra a la monarquía al incluir al propio Peña Nieto como jefe expreso del órgano partidista encargado de las postulaciones de candidatos (la institucionalización confesa del dedazo) y el PRD y Morena jalan cada cual por su lado, sin liderazgo único de izquierda ni procesos democráticos, mientras el PAN apuesta tentativamente a la libertad extrema, sin temor al riesgo de abrir el camino a que el peso del dinero y la injerencia de factores oscuros puedan irse apropiando de los cargos directivos de blanco y azul.
La presunta apertura democratizadora puede quedar en mero suspiro, pues la asamblea en la que el chihuahuense Javier Corral motivó a los delegados a dar ese paso adelante fue concluida de manera irregular, en una maniobra que los calderonistas adjudicaron al propio Madero y sus aliados, quienes habrían hecho que sus delegados afines se abstuvieran de participar en el tramo final de la reunión, ante lo cual se declaró inexistente el quórum y se generaron anomalías procesales que en su momento podrán ser explotadas ante el tribunal electoral federal para tratar de invalidar los acuerdos.
Por lo pronto, Josefina Vázquez Mota ha reinstalado su sonrisa tatuada en el catálogo panista de las presuntas buenas intenciones. Considera que puede ser un factor de unidad, desecha la posibilidad de ser embajadora de EPN en alguna capital europea y se apunta para ser candidata a la presidencia, ya no del país sino de lo que queda del PAN. Se mencionan también los nombres de Margarita Zavala, Ernesto Cordero y, desde luego, el propio Madero, que aspira a un periodo más, aunque el becario Calderón hace cuanto puede para impedirlo.
Y, mientras Enrique Peña Nieto pasa en el Vaticano el día de asueto dedicado a Benito Juárez, reunido con los cardenales mexicanos y en espera del ceremonial correspondiente al nuevo papado, ¡hasta mañana, con César Camacho anunciando la plena disposición del viejo-nuevo PRI a reinstalar el famoso carro completo electoral en julio venidero!
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