Zanahoria de minucias
Atoro en telecomunicaciones
¡Más multimillonarios!
Julio Hernández López / Astillero
Apesar de las significativas modificaciones del PRI a sus documentos básicos, adaptándose servicialmente a las necesidades del peñismo en materia de IVA y energéticos, el PAN y el PRD siguen gustosamente aferrados al instrumento de control pluripartidista y reparto de regalías denominado Pacto por México.
La colaboración de los dos principales partidos presuntamente adversos a la restauración priísta (reiterada ayer por el panista Luis Alberto Villarreal y el perredista Silvano Aureoles, quienes coordinan, respectivamente, las bancadas de sus partidos en las cámaras de diputados y de senadores) exhibe con claridad el ingrediente de pragmatismo extremo que mueve a las cúpulas opositoras, decididas a ignorar la gravedad del emplazamiento asumido por los priístas en su reciente asamblea nacional. Peña Nieto recibiría un golpe político importante si PAN y PRD decidieran retirar su apoyo al mencionado pacto, pues con base en él se ha construido una legitimidad específica para el adquirente de Los Pinos y, sobre todo, para sus propuestas de reformismo a las que las ambiciones de ciertos grupos perredistas y panistas dan aval y viabilidad.
Pero no hay ningún ánimo real de confrontación en quienes se han enganchado en ese pactismo propagandístico. Una zanahoria fabricada con minucias políticas ha sido puesta por delante de los principales administradores de los dos partidos de oposición para que se muevan en espera de esas ganancias facciosas, aunque sea a cuenta de agravios profundos a la nación. Lo importante para ellos es estar a la mesa del poder y, de éste, tener allí sentados a los que deberían impugnar y combatir.
A reserva de que el curso procesal vaya precisando el calado real del primer golpe adjudicado a ese pactismo, el de la reforma educativa, lo cierto es que una primera lectura sólo ha reportado beneficios para el peñismo y, en general, para lo autoritario y lo gatopardista. El aparato de corrupción y manipulación que consolidó Elba Esther Gordillo, habiendo recibido herencias importantes de los caciques anteriores, se mantiene apenas estremecido por las noticias de nota roja referentes a su antaño dizque todopoderosa dirigente. Pero Juan Díaz de la Torre, el nuevo gerente designado por el consejo de administración que sesiona en Los Pinos, simplemente ha sido un relevo continuista al servicio del nuevo jefe sexenal.
En materia de telecomunicaciones no ha habido la vistosidad que en lo educativo. Pareciera que no hay una tigresa de papel, como en el caso del SNTE, sino poderes imperturbables que negocian desde condiciones no necesariamente desventajosas. A pesar de todo el ruido mediático que al respecto se ha inducido, anunciando la iniciativa de reforma por venir como todo un golpe de realineación de los barones televisivos, hasta ahora todo ha quedado en un rejuego sordo y mudo, sin signos hacia el exterior.
Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego tienen suficientes alternativas de negocios como para aferrarse a continuar reinando en el de la televisión abierta, cuyas perspectivas de ganancias son decrecientes. El dueño de Televisa pretende que le abran la puerta en telefonía a cambio de aceptar que Carlos Slim al fin pueda tener una vertiente televisiva pues, hasta ahora, pobre millonario máximo del mundo, el beneficiado con Telmex ha batallado y batallado en busca de que le permitan adquirir fuerza política verdadera a partir del manejo de la información y la imagen en pantalla casera. Salinas Pliego, por su parte, ha diversificado su cartera y se ha extendido, por ejemplo, hasta Chiapas, donde combina política con iniciativa privada.
Estando por verse hasta dónde llegará en materia de telecomunicaciones, frente a personajes que fueron sus aliados en la construcción de su candidatura presidencial y en la manipulación y el escamoteo informativos que han permitido su instalación en el poder, Peña Nieto tiene frente a sí una imagen nítida de lo que es la injusticia social, a la que dedica cruzadas electorales contra el hambre mientras continúa funcionando la maquinaria de conversión de la riqueza colectiva en éxito personal. Ayer mismo se anunció que continúa en la cúspide mundial de acumulación de dinero el antes mencionado Slim, doloroso referente de lo que es México: una nación poblada por decenas de millones de personas en condición de pobreza mientras una de ellas, inequívocamente entrelazada con factores políticos que la han beneficiado y que están de vuelta en el mando nacional, se hincha de coleccionar ganancias descomunales por segundo.
Además del hombre más rico del mundo, el sistema mexicano ha aportado esta vez a la lista de la revista Forbes un quinteto de novedades ganadoras (tres de esas cartas relacionadas con Femsa, la firma regiomontana que entre otros rubros se dedica a embotellar Coca Cola en México. Cinco mexicanos más que demuestran que sí se puede hacer grandes fortunas, o crecerlas de manera que en otros países parece inexplicable, aunque la gran mayoría deba aceptar que, entonces, no se puede allegar a esos mexicanos no triunfadores más que migajas asistencialistas pensadas en función de criterios electorales a favor del partido y el grupo encaramados en el poder público federal.
Ha de anotarse, sin embargo, una baja sensible en ese elenco principal: uno de los principales exportadores mexicanos, constructor de contundentes redes de distribución para consumo nacional e internacional, jefe de una plantilla de colaboradores extendidos por buena parte del mundo, ya no apareció en la mencionada relatoría de Forbes. Lástima por el cuasi licenciado Joaquín Guzmán Loera, que por esta ocasión no subió al podio de honor.
Y, mientras la secretaría de seguridad pública del Distrito Federal reserva información relacionada con el uno de diciembre de 2012, argumentando que el conocimiento de datos específicos de ese día represivo podría acarrear represalias a los policías involucrados, y vulnerar los esquemas oficiales de seguridad, ¡hasta mañana!
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