Mesías Transformer


Venir al mundo
La hora T
Ejecución en Jalisco

Julio Hernández López / Astillero

A cien días de su advenimiento, Enrique Peña Nieto tuvo a bien hacer un complaciente resumen de su breve obra, y viendo que era buena (o que él y sus apóstoles burocráticos así querían considerarla) al mundo anunció que él no había llegado al poder terreno solamente para administrarlo, sino para transformarlo.

Advocación hecha desde algún lugar de las montañas guerrilleras del poder formal mexicano luego de las pedagógicas horas pasadas en Caracas en la ceremonia fúnebre del comandante Chávez, adaptación escénica para un marxismo-salinismo circunstancial en el que “los políticos se han limitado a interpretar a México de distintos modos; de lo que se trata es de ‘reformarlo’”, e invocación en busca de humo blanco, con ánimos de vaticanismo de tres colores, de las citas bíblicas en las que Jesucristo explica las razones de su venida a la tierra. Mesías Transformer: el salvador de México en versión aún no autorizada por las compañías expendedoras de los juguetes cuyas historias han nutrido videojuegos, películas y cómics.

Ceremonia de autocelebración sin pizca de crítica en Palacio Nacional. Cien primeros días en los que, a fe de este tecleador profano, lo más notable han sido las maniobras múltiples realizadas en busca de restaurar el cesarismo sexenal, sobre todo dejando caer el rayo judicial presuntamente divino sobre la testa de una profesora que ya no era personalmente funcional a los nuevos tiempos, aunque los hábitos de charrismo sindical continúan intocados en el feudo magisterial y en otros que siguen bajo benevolencia pinolera, como los petroleros del jeque Romero Deschamps o los ferrocarrileros del impresentable Víctor Flores.

Hasta ahora, Peña Nieto no ha ido a fondo contra ninguno de los males profundos de la nación y el elenco y el guión de la obra sexenal en curso hacen prever con fundamento que todo quedará en estridencias, revoloteo y prestidigitación pactista. Pero ya se verá hoy, a la hora T, si en el caso de las telecomunicaciones se está de verdad frente a un gesto histórico de recuperación de la soberanía de la clase política frente a las televisoras que la han mantenido largamente bajo secuestro en tubo de rayos catódicos, plasma o cristal líquido, o solamente se ha armado una fórmula de nuevo reparto de oportunidades de negocio y múltiples aperturas convenidas.

No será profundo el cambio ni habrá una democratización informativa si a fin de cuentas lo que se establecen son convenios manuales de trabajo para que Emilio Azcárraga y Ricardo Salinas tengan las puertas abiertas en materia de telefonía y Carlos Slim participe en la televisión abierta (con lo que los programas y conductores de la MVS de Joaquín Vargas podrían entrar a esa nueva dimensión, igual que podría suceder en sus respectivos nuevos canales, en caso de que las nuevas reglas los habilitaran, con Multimedios-Milenio, de la familia regiomontana González; el Grupo Imagen, de Olegario Vázquez Raña, y tal vez algún consorcio mediático del estado de México siempre beneficiado por el peñismo).

En materia de seguridad pública no ha llegado el rápido bálsamo que algunos votantes a favor del PRI esperaban en compensación por el retorno de marrullerías históricas. En términos aritméticos y de brutalidad los índices son similares a los del calderonismo, con el agregado de que en este lapso de tres colores, y sólo por mencionar hechos recientes, el gatillo de la delincuencia organizada ha alcanzado retadora e insistentemente a medios como El Siglo de Torreón, ha colocado mantas amenazadoras contra otro importante diario coahuilense, ha secuestrado en sesión a un consejero electoral distrital en Tamaulipas, ha entrado a la espiral armamentista respecto de grupos de autodefensa, que son la antesala del paramilitarismo conocido por asesores colombianos de Los Pinos, y ha alcanzado a un secretario del gabinete de Jalisco.

La ejecución del secretario de turismo, José de Jesús Gallegos, reaviva polémicas respecto a la textura del nuevo gobierno jalisciense, encabezado por Aristóteles Sandoval, un joven político que pareciera mimetizar a su referente federal en cuanto a peinado y actitudes, pero también en cuanto a las dudas respecto a la viabilidad de ejercer tan grave encargo sin la necesidad de tutelas.

Como si hubiese necesidad de que desde el centro del poder federal enviaran una ayuda no pedida, el senador Arturo Zamora solicitó licencia a la cámara, en la que era vicecoordinador jurídico de la bancada dirigida por Emilio Gamboa, para instalarse como secretario general del gobierno de Jalisco. Zamora tiene peso propio y una carrera política que lo llevó a la antesala de la gubernatura cuando compitió en 2006 contra Emilio González Márquez y, en un episodio oscuro, al estilo calderonista en boga, le organizaron una arremetida judicial y mediática en vísperas electorales para dejar la percepción de que estaba involucrado en asuntos de crimen organizado. El caso no tuvo mayores consecuencias jurídicas, e incluso fue considerado posteriormente como violatorio de garantías individuales por la CNDH, pero sirvió en el momento de las urnas para ayudar a González Márquez.

Los adversarios del gobernador Sandoval también han dejado correr versiones respecto a vínculos oscuros, pero sin consecuencias jurídicas. Y, sin embargo, la ejecución del secretario de turismo, un próspero constructor, actualiza las dudas respecto a lo que está sucediendo en el reacomodo de poder en Jalisco. Con una velocidad que sólo potenció las especulaciones, a unas cuantas horas de los hechos y sin ninguna investigación confiable realizada, el secretario Zamora aseguró que el asesinato de Gallegos tenía como principal referente sus actividades empresariales y no las relacionadas con el cargo público.

Y, mientras la carta susceptible de encarcelamiento del ex gobernador tabasqueño Andrés Granier pasa de mano en mano entre jugadores de dos o más partidos especializados en intercambiar fichas y ganancias, ¡hasta mañana, en espera de las postulaciones para embajadores y cónsules que hará la SRE y deberá aprobar el Senado!

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