Congreso aprueba reforma en telecomunicaciones

Rolando Ramos / El Economista

Ocho horas y quince minutos después de iniciada la discusión y tras la presentación de 92 reservas o propuestas de modificación de las que ninguna prosperó, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó en lo general y particular el decreto que reforma la Constitución en materia de telecomunicaciones.

En punto de las cuatro y diez de la madrugada, Francisco Arroyo Vieyra, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara Baja, informó que el dictamen aprobado se enviaría a la Cámara de Senadores para continuar su trámite legislativo.

La discusión en lo particular, con una duración de casi seis horas, fue un diálogo de sordos. A cada reserva presentada en tribuna hasta por tres minutos, se ordenaba la apertura del sistema electrónico de votación, por otros tres, para dejar claro que la propuesta de cambio no se había aceptado y que el dictamen quedaba en sus términos.

Así, el tablero electrónico de votación reflejó, una y otra vez, un comportamiento casi mecánico de los legisladores presentes.

A eso de las tres y media de la mañana las diputadas de los distintos partidos políticos representados en San Lázaro protagonizaron un enfrentamiento verbal con el petista Manuel Huerta Ladrón de Guevara, sin duda el legislador que más subió a la tribuna para presentar sus reservas y que, por lo mismo, generó más repudio entre sus pares.

Las mujeres reclamaron de manera airada y le exigieron una disculpa pública por sus dichos en el sentido de que una legisladora del PAN había sido “mandada’’ por su coordinador a hacerle una pregunta de viva voz.

El hecho generó un debate sin sentido que solo alargó la discusión porque el legislador no se disculpó; su argumento fue que solamente los cínicos dan explicaciones.

Ante la negativa, las diputadas y los diputados dieron la espalda al orador, quien en esas condiciones terminó su alocución.

El dicho de Huerta Ladrón de Guevara que ofendió a las legisladora fue la gota que derramó el vaso porque la inconformidad de los presentes con su estrategia para hacer sus reservas ya tenía horas de ser notoria.

Cada que el presidente en turno de la Mesa Directiva mencionaba el nombre del petista anunciando que debía hacer uso nuevamente de la palabra desde la tribuna, la asamblea lo abucheaba.

Y cada que el reloj marcaba sus últimos diez segundos al micrófono, a voz en cuello se escuchaba la cuenta regresiva.

Terminada la votación, Manlio Fabio Beltrones Rivera, coordinador de los diputados federales del PRI, salió del recinto legislativo entre abrazos y besos de sus correligionarios.

Comentarios